Sitges - Godzilla review

Los habitantes de este pueblo pesquero situado en una isla, hablan sobre extraños sucesos que implican la existencia de una criatura no humana que campa a sus anchas por el lugar.

Título original: Gojira

Año: 1954

Duración: 96 min.

País: Japón

Director: Ishirô Honda

Guion: Takeo Murata, Ishirô Honda, Shigeru Kayama

Música: Akira Ifukube

Fotografía: Larry Smith

Reparto: Takashi Shimura, Akihito Hirata, Akira Takarada, Momoko Kôchi, Fuyuki Murakami, Sachio Sakai


El inesperado nacimiento de un mito.

En TerrorWeekend.com hemos analizado el nacimiento de mitos en distintas reviews, tanto el slasher como Freddie Krueger o Chucky, el psycho killer y las final girls tienen su nacimiento.

Pero en este caso vamos a quitarnos el sombrero y hablar de una película en la que nació un mito imperecedero y siempre fresco, pero también toda una cultura cinematográfica: los Kaiju Eiga.


Los habitantes de este pueblo pesquero situado en una isla, hablan sobre extraños sucesos que implican la existencia de una criatura no humana que campa a sus anchas por el lugar.

La investigación de las autoridades descubre a Godzilla, un monstruo surgido a raíz de los experimentos con bombas atómicas de los norteamericanos.

Pronto, Godzilla se revelará como un ser de grandes capacidades destructivas, prácticamente invulnerable y de una naturaleza cuasi mítica.

Godzilla es, por un lado, una película que sigue fascinando por el cuidado que el director y coguionista, Ishirô Honda, puso en todos los aspectos de su “criatura”. Aunque arranca con cierta ligereza narrando los misteriosos sucesos del pueblo pesquero, lo cierto es que la historia se va enrareciendo y volviendo más oscura, tremendamente siniestra, cuando todos los intentos de acabar con la criatura se muestran inútiles; este elemento es el que siempre se ha utilizado en los reboots serios que ha tenido el personaje, tanto en la película del 2016, Shin Godzilla, como en la ya clásica Godzilla Minus One. El sentimiento de culpa y pérdida que acompañó a los cineastas japoneses que vivieron la Segunda Guerra Mundial, aquí está muy presente no solo por la crítica a EEUU y sus “pruebas” atómicas en la zona, sino también por un pueblo que sufre las consecuencias; este fatalismo y resignación tiñe con fuerza Godzilla.

Decir que este Godzilla está tocado por los hados es quedarse corto, no solo por la maestría con la que conjugan la figura del Kaiju con las maquetas de la ciudad, sino por un ritmo envidiable que hace avanzar la película hipnóticamente, sin olvidar el pegadizo e inmortal tema que Akira Ifukube compuso y que es imposible no identificar con el avance de Godzilla a través de Japón y la destrucción de Tokyo.


Tal vez las interpretaciones sea el elemento más chirriante para aquellos espectadores que se acerquen por primera vez a este clásico, pero ello es debido a que la cinematografía/cultura japonesa tenía unos códigos de conducta y personajes muy definidos, sin olvidar que en este momento también imperaba esa mentalidad – aunque era casi a nivel mundial - donde las mujeres interpretaban roles secundarios de apoyo.

Godzilla es una película que debería estudiarse en todas las facultades de cine, no solo por sus resultados y el amor fílmico que desprende cada uno de sus frames sino por su capacidad de conjugar entretenimiento con acertada crítica sociopolítica.

Que los dioses bendigan a Godzilla para siempre!

Firma: Javier S. Donate.

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