Entrevista a Luis Colombo, director de Crotón el Grande


 ¿Qué te inspiró dedicarte al mundo del cine?

Cuando yo empecé, empecé con la pintura. Te estoy hablando de cuando yo tenía dieciséis años. Empecé con la pintura del óleo, la acuarela, el dibujo, que es lo que me gustaba. Luego, como todo esto es estático, pues tiene unas expresiones artísticas un poco limitades, pasé a la fotografía, y entonces casi por obligación, de la fotografía tuve que pasar a la fotografía en movimiento, que es el cine.


Crotón el Grande es una curiosa mezcla de subgéneros: bélico, cine de caballería, thriller, western, road movie. ¿Te voy a poner en un compromiso, pero si la tuvieras que definir de alguna manera, cómo la definirías?

Mira, esto era un proyecto que no era mío. Era un proyecto de Paul Naschy, Jacinto Molina. Él había hecho el guion. Acabamos de terminar Empusa y me dijo: te necesitamos para un nuevo proyecto. La idea era hacer una película sobre el Solitario, que era un señor que se dedicaba a robar bancos y él iba a ser el protagonista. Pero resultaba un poco cara para el presupuesto que teníamos y entonces decidimos encontrar otra opción y la opción era Crotón el Grande. Era otro guion que lo tenía guardado y que escribió él. Luego, la mezcla de estilos es una cosa de Paul. Él después de Empusa no pudo hacer nada de Crotón el Grande por su fallecimiento, y yo pues por respeto a él y por intentar ser un poco consecuente con su imagen y su trabajo, pues lo que hice fue hacer un seguimiento del guion, pero había una carga excesivamente fantasiosa de ciertas escenas, por ejemplo, cuando a él le disparen en la tierra los violadores y él entra en coma con fiebre y tal. Pues ahí era lógico que tuviese imaginaciones y tal, pero que luego me pongan dos más sin ton ni son, pues yo lo que hice fue quitarlas porque era demasiado imaginativo. Y es verdad, yo también se lo comenté a Paul, digo: oye Paul, que pinta aquí una escena del Oeste, con unos personajes que se persiguen. ¿En plena posguerra civil? No sé, no lo veo. Y me dijo: Es que yo quiero hacer un homenaje al western. Y le digo: bueno, pues si quieres hacer un homenaje al western, pues haz un western, pero no metas un pedazo de western en una historia del estilo de La Strada de Federico Fellini. Bueno, porque Paul y yo teníamos mucha confianza y podíamos hablar sin ningún problema, pero yo por respeto a él, puesto que el guion era suyo, lo rodé tal cual y he intentado mejorarla y bueno, nos salió lo que visteis ayer.


En esta historia has metido algún guiño, algún homenaje. Aparte de lo que él ya había escrito ¿pusiste algo de tu parte expresamente?

¿Guiño conscientemente? No. Si tú has visto algo, dime exactamente qué es, porque a lo mejor yo descubro algo nuevo. Pero conscientemente no. Yo lo que he querido es ser respetuoso. Por ejemplo, cuando yo hago una película y le digo a un compositor musical, mira, necesito que me hagas una banda de música para esta película, yo no te voy a decir nada, tú eres tú, a ver cómo lo ves tú, cómo lo compones. Pero yo no quiero decirte, mira, aquí yo veo unos tambores, aquí veo unos violines, no, no veo nada, yo respeto tu área porque esa es tu área, es tu película musical. Yo ya he hecho la imagen y ahora te toca a ti. Yo soy muy respetuoso con eso y con Paul hice un poco lo mismo, no quería añadirle cosas de manera que al final lo desvirtuase. Entonces ya no era un guion de Paul, era otra cosa. Pero no sé qué es lo que has visto. ¿Tú has visto algo? Dime, dime.


Había cosas que me daban así un poco a pensar. Quizás son guiños que está poniendo, como por ejemplo en el caso de cuando hay el ataque contra los generales con el espadón, y no sé, vi alguna cosa que me recordaba a una antigua película suya y pensé a lo mejor es algún guiño que has hecho, ¿no?

No porque entre otras cosas tengo toda la filmografía de Paul porque compré un pack en una tienda especializada con ocho o diez películas de él y me hizo un autógrafo en su día y la mayoría no las he visto. Por lo tanto, no tengo referencias conscientes de nada. Yo, a ver, no soy un seguidor de las películas y del cine de Paul. No lo he sido. Sí que es verdad que cuando era adolescente, pues le veía haciendo el hombre lobo en una película. Me acojonaba como todos, pero yo a él no le conocía. Fue a raíz de que él tenía un guion. Quería hacerlo, que Antonio Mayans, que está ahora aquí en el festival, me lo presentó en su día en Benidorm y ahí, a raíz de ahí, nació una relación profesional entre él y yo. Pero yo no soy un estudioso del cine de Paul. Si te puedo contar anécdotas y cosas, pero no sé, su cine es de los años setenta, yo a los setenta tenía veinticuatro años y no era el cine que a mí me gustaba en esa época.


Nos has dicho que has intentado ser fiel al guion que leíste de él. ¿Tú crees que Paul lo hubiera querido así? Es decir, que si él viera la película quedaría satisfecho de lo que tú has intentado o has realizado.

Hombre, tú ten en cuenta que yo soy el cirujano salva-películas. O sea, es que cuando él me dio Empusa, que habíamos rodado en Alicante y él me la dio como terminada, dije, ¿qué me estás dando, hijo mío? Esto es un ladrillo del nueve que no hay quién se lo coma. Ahora mismo esta película está en la UVI y hay que meterle en la sala de quirófano y operarla. Esto no vale para nada. Entonces él tenía mucha confianza en mí porque yo tenía un criterio. Me pasé todo un mes de agosto. Recuerdo rodar planos de recurso para el montaje. Estaba totalmente escasa de planos de recurso para montaje. Eran como secuencias pegadas la una con la otra, pero sin transición y sin sentido de ningún tipo. Entonces me dediqué a rodar una luna llena, sangre por aquí, sangre por allá, crucifijos, todo aquello que pudiera servir para que hubiese una transición de una secuencia a la otra. Estaba muerta, no tenía palpito. Entonces él tenía mucha confianza en mí y yo creo que sí que le habría gustado, salvo que él quería ser el protagonista. Le iba bien el personaje, él encajaba bastante bien, pero tenía ya setenta y cinco años. Le dije, pues tú la diriges, que no es poco, pero no pretendas quitarte años porque no te lo puedes quitar. Esa es una de las pocas cosas que el ser humano no puede hacer hoy en día. De momento te tomas siete whiskys o te operas la cara. Tú vas a tener la edad que tienes, sobre todo por dentro. Las vísceras, los órganos, eso no lo puedes cambiar y al final, pues sí, me hizo mucho caso en los consejos que yo le daba, me hacía mucho caso, yo creo que sí. Había algún detallito a lo mejor que me dijera, pues mira este personaje tal o esta escena cual, pero en general la enriquecí bastante, creo.


¿Cuál es la situación que recuerdas más divertida o absurda durante el rodaje?

Pues hay varias, pero me acuerdo de que un día me vino con un diálogo, un monologo que hacen los cómicos. Era un monólogo de página y media que pretendía decirlo él de memoria. Dije Paul: para explicar todo esto que explicas en folio y medio, no necesitas folio y medio, necesitas una frase de cuatro líneas, el espíritu de lo que quieres decir, pero no te puedes enrollar aquí como te estás enrollando, o sea folio y medio para expresar esto no lo vas a poder hacer. Efectivamente, a la tercera frase se paraba, Ay, es que es que me ha pasado una mosca y ya me he despistado. No ha pasado una mosca, es que esto era imposible. Esto no lo puedes decir de una tacada, ni tú ni el mejor actor del mundo. ¿Cómo te vas a memorizar folio y medio? ¿Estamos locos o qué? Ahora, si quieres hacerlo, lo que podemos hacer es dividirlo, por ejemplo, cada cuatro líneas. Lo rodamos, paramos, cámara, meteremos en su momento en el montaje un contraplano de Antonio Mayans que está contigo. Volveremos luego a la segunda frase y la dividimos en diez o quince frases y la grabamos una por una, pero no de una tacada. Es imposible y no, al día siguiente me vino con el folio y medio que me había enseñado prácticamente tachado todo. Quito la morralla, lo que sobraba, y había dejado lo que yo le dije, las cuatro frases que definían el espíritu de lo que quería decir, no esa secuencia.


¿Has sido director de fotografía y operador de camada en bastantes películas, has tenido algún tipo de estudios o ha sido la práctica?

Vengo del NO-DO. Estuve trabajando cinco años en el NO-DO. A los veinte años yo era muy joven y quería entrar en la escuela de cine de Madrid, pero en aquella época estaba muy politizado. Debías tener contactos con unos, con otros, yo era de provincias, yo vivía en Alicante y nadie me iba a ayudar en ese sentido. ¿Entonces, qué hice? Pues comprarme libros, leer mucho, porque en aquella época no existía Internet, claro. Tenías que buscar libros de fotografía, ¿cómo se hace esto? ¿cómo se hace la noche americana? Pues se meten dos filtros, el 10 GY el y no sé qué y luego le cierras tres diafragmas a la cámara y ya tienes la noche americana. O sea, lo fui aprendiendo. Por cierto, rodé una película, bueno, rodé catorce, pero una de las películas que rodé con Jess Franco en el palmeral de Alicante, era una pelea entre un indígena y el protagonista. Y era la noche americana y cuando la vio me dijo: oye, cómo coño has hecho la noche americana que ha quedado tan de puta madre. Y le dije: amigo, mira, página veinticuatro de tal libro que pone que el filtro 10 GY que era green en inglés, green que es verde ¿no?, y no sé qué blue. Lo mezclas y luego le cierras el diafragma y ahí tienes la noche americana. Entonces tienes que rodar con el sol alto a las 12:00 h de la mañana. No puede ser lateral. Hay que llevar cuidado con eso.


Ahora las nuevas hornadas de gente técnica, directores de fotografía, etcétera, tienen que pasar por academias y escuelas. ¿Lo ves bien esto o tiras más por la parte más práctica?

Yo creo que lo ideal es una suma de las dos cosas. O sea, tú aprende lo que puedas de los libros, léete libros sobre directores de fotografía. Néstor Almendros, por ejemplo, que te cuentan cosas, aprende, practica y aprende todo lo que puedas, pero de diferentes fuentes, porque tú en una sola fuente te quedas a medias. Y luego practicar mucho. Lo que decía el director de fotografía de Steven Spielberg, Janusz Kaminski, que llegó a Estados Unidos, creo que era de Checoslovaquia y empezó a decir a la gente, oye, ¿tú vas a rodar un corto? Sí, voy a rodar un corto, ¿tienes director de fotografía? No, pues no tengo, pues yo te lo hago. Y entonces él utilizaba el negativo, la película que metía en la Cámara para investigar. Voy a forzar por debajo, por las bajas luces, a ver hasta dónde me llega el diafragma y se ve algo porque ahí corres el riesgo de que bajes y no se vea o por arriba voy a iluminar de manera que a ver hasta dónde me llega, dónde se rompe la imagen, en qué momento Y practicando, practicando mucho. Fue como como él realmente aprendió. Yo es uno de los mejores directores de fotografía del mundo.


Nos consta que tienes un libro que escribiste hablando de tus anécdotas. ¿Recomendarías alguna anécdota para las nuevas generaciones, para los nuevos cineastas?

Hay muchas porque es toda una vida y una vida da para mucho. Hombre, por decirte algo te diría la frase que me contó Jess Franco en un rodaje que luego descubrí que no era de él, que era de Berlanga, que él se la había cogido a Berlanga, pero nunca me lo dijo: que para hacer cine solo hacen falta dos cosas, una cámara y libertad. Es decir, que, si quieres hacer cine, hazlo y despreocúpate, del dinero de los actores, intenta llevar tu proyecto y que salga como salga, que sale una mierda, pues bueno, vale, pues tienes una mierda, pero la siguiente ya será mejor y así sucesivamente, pero ponte en acción, no estés ahí dándole vueltas a la cabeza de cómo voy a hacer esto, como voy a hacer aquello, hazlo, intenta hacerlo. Llama a amigos, vete al Ayuntamiento, intenta conseguir los dos coches que necesitas, los tres caballos, etcétera. Mejor que peor lo vas a hacer. Y con respecto a esa frase de yo le dije a Paul: una cámara y libertad, pero también necesitan un poquito de dinero para pagar los bocadillos. Hay gente que viene y hay que dar un poquito para la gasolina. Cámara y libertad, pero hay un poquito más, que tampoco es mucho, pero, no puedes dejar a la gente sin comer.


¿Película de terror favorita?

Te voy a decir una porque llevo la camiseta aquí, de George A. Romero, La Noche de los Muertos Vivientes.