Título original: Beetlejuice Beetlejuice
Año: 2024
Duración: 104 min.
País: Estados Unidos
Director: Tim Burton
Guion: Alfred Gough, Miles Millar, Seth Grahame Smith
Música: Danny Elfman
Fotografía: Haris Zambarloukos
Reparto: Michael Keaton, Winona Ryder, Catherine O´Hara, Jenna Ortega, Willem Dafoe, Justin Theroux, Monica Belluci
Vuelve la esencia de Tim Burton.
En la era de los remakes, reboots, sagas y universos cinematográficos llega Bitelchús Bitelchús la ¿esperada? secuela del clásico de 1988 que situó a Tim Burton en el radar de todos los cinéfilos, convirtiéndole en uno de los directores más importantes del Hollywood de finales de siglo.
Tras una inesperada tragedia familiar, tres generaciones de la familia Deetz regresan a Winter River. La vida de Lydia, todavía atormentada por Bitelchús, da un vuelco cuando su rebelde hija adolescente, Astrid, descubre la misteriosa maqueta de la ciudad en el desván y el portal al Más Allá se abre accidentalmente. Con los problemas que se avecinan en ambos reinos, es sólo cuestión de tiempo que alguien diga el nombre de Bitelchús tres veces y el travieso demonio regrese para desatar su propio caos.
No hace mucho tiempo Tim Burton era uno de mis directores favoritos. Eduardo Manostijeras siempre me pareció su mejor película y sus adaptaciones de Batman son las mejores (superiores a las que hizo Nolan, a la altura del clásico Superman de Richard Donner, y en especial Batman vuelve, cuyo prólogo he podido ver más de un millar de veces). También destacaría títulos como Ed Wood, Sleepy Hollow, Big Fish o Mars Attacks! Era tal mi fervor por el director californiano, que incluso Danny Elfman fue mi compositor de referencia por esa época (aún conservo todas esas bandas sonoras originales) y hoy en día sigo amando su libro de poesía La melancólica muerte de Chico Ostra. ¿Qué ocurrió entonces? ¿Por qué defenestré al que era mi director favorito? Quizá fue el hecho de que su estética se convirtiera en una marca que se comercializaba en cualquier tienda, que se vendiera a Disney (que para mí era su archienemigo) y que apostara por decorados y efectos digitales.
Todo mi escepticismo se esfuma en los títulos de crédito de Bitelchús Bitelchús. Pelos de gallina escuchando los acordes de Danny Elfman acompañando a los planos aéreos del pueblo ficticio Winter River. Durante la primera mitad de metraje soy incapaz de dejar de sonreír: los efectos especiales tienen aroma a infancia, Michael Keaton y Catherine O´Hara siguen teniendo una gran vis cómica y en cada plano se aprecia la estética del Tim Burton (incluida una maravillosa escena en stop motion) que me fascinara hace años. La película tiene ritmo y mucho humor (los mejores chistes son visuales y tienen que ver con el mundo de los muertos) y es más violenta que su predecesora (a pesar de que se use con fines cómicos, en esta secuela se ve más sangre).
Pero no todo es oro lo que reluce. La película sí que cuenta con planos digítales. Excepto los actores anteriormente mencionados y salvando a un Willem Dafoe pasado de rosca, el resto del casting está realmente mal. Winona Ryder es incapaz de cambiar el rostro y personajes como el de Monica Belluci o Justin Theroux son completamente prescindibles y entorpecen la narración. La fotografía es un calco de la película del 88 pero no aporta ningún elemento moderno (como sí lo hicieran Blade Runner 2049 o la reciente Alien: Romulus - Review). Y por último, ninguna escena llega ni por asomo al nivel de brillantez de la cena con posesión de la película original. Por supuesto que tratan de replicarla sin éxito.
Dice Tim Burton que con esta secuela ha recuperado las ganas de dirigir películas. Sólo deseo que entre sus futuros proyectos no encontremos la tercera parte de Bitelchús. Ya sabemos la debacle que nos espera pronunciando ese nombre tres veces.
Firma: Txintxu Prida.
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