Fantboi - The Rage review

Igor está desesperado con su hijo Vova, cuya adicción a la heroína le llevará más pronto que tarde a la tumba. Como último recurso decide volver a su pueblo natal y encerrarse con Vova en una cabaña de caza aislada por la nieve, en medio de la Taiga.

Título original: Beshenstvo

Año: 2023

Duración: 100 min.

País: Rusia

Director: Dmitriy Dyachenko

Guion: Aleksey Kazakov

Música: Dmitry Selipanov

Fotografía: Yuriy Nikogosov

Reparto: Aleksey Serebryakov, Vsevolod Volodin, Evgeniy Tkachuk, Aleksandr Styugov, Geogiy Dronov


Un ecoterror repleto de tensión y violencia.

El director ruso Dmitriy Dyachenko es un todoterreno que tan pronto te rueda la comedia Den Radio, productos de consumo interno ruso como Superbrobovy o la saga de El Último Guerrero para Disney +. Ahora da al salto al terror con La Rabia.

¿Habrá pasado la prueba del género?


Igor está desesperado con su hijo Vova, cuya adicción a la heroína le llevará más pronto que tarde a la tumba. Como último recurso decide volver a su pueblo natal y encerrarse con Vova en una cabaña de caza aislada por la nieve, en medio de la Taiga.

La tarea se presenta complicada, especialmente porque Vova será capaz de todo por volver a chutarse heroína… Y para sumar complicaciones, un extraño brote de rabia tiene lugar entre los lobos de la zona, que no dudan en atacar a todo lo que se mueva y bajar a los pequeños poblados que encuentren en su camino. Igor y Vova, junto con el policía local y el guardabosque, tendrán que enfrentarse a la muerte que les rodea.

Puede que morir de congelación no sea el peor destino aquí arriba en la Taiga.

The Rage es un ecoterror de manual que arranca con fuerza y en momento alguno baja. El guion de Aleksey Kazakov arranca con fuerza tras el obligatorio – aunque también innecesario – prologo en el que se presenta la amenaza, y como la acción abarca tan solo día y medio, se ahorra las presentaciones de los personajes. Toda la película gira alrededor de la enfermedad, la vida y la muerte, representado en este padre e hijo con sus formas distintas de enfrentarse a la adicción: Igor hará lo que sea con tal de curar a su hijo de una adicción que luchará por seguir aferrada al cuerpo del joven… lo mismo ocurrirá cuando estalle el brote de rabia: los vivos y los enfermos lucharán a muerte unos contra otros. El guion de Kazakov es inteligente y siempre complica la situación un poco más, sube la apuesta con amenazas que vienen tanto del interior como del exterior, creando dudas en el espectador acerca de si alguno sobrevivirá a la noche.

La forma de entender el cine de los rusos es distinta a la occidental – excepto esos terribles momentos en que directores rusos jóvenes intentan hacer cine “a la Americana” y lanzan auténticos horrores al espectador – y una de sus principales diferencias es que juegan menos a la emocionalidad y más a la exposición, los personajes son directos y no se dejan llevar por la emocionalidad; este es uno de los grandes aciertos en The Rage: en este lugar de Rusia la vida no tiene el mismo valor que en las ciudades, por ello la película está repleta de dureza y no tiene problemas en hacerlo pasar mal y llegado el caso, matar – algunas veces con mucha crueldad – a sus protagonistas.

La cámara de Dmitriy Dyachenko sabe estar en el sitio y punto de vista adecuado, se nota que es un profesional y maneja los tempos a la perfección, tanto en las conversaciones de tú a tú como en las secuencias de acción dejando momentos que se agarran a la mente como el guardabosques asomando al patio donde se ha refugiado uno de los lobos asesinos, o todo lo que acontece en la cabaña de la Taiga que tan pronto refiere a películas del oeste como al cine de John Carpenter; aunque no se regodea en lo gore y la sangre, esta es una película con aspiraciones al gran público, sabe mantener la mirada sobre algunos ataques bastante dolorosos. Como único pero en la dirección son esos planos invertidos, heredados del terror elevado y que al igual que la rabia en esta película, parecen contagiarse de una película a otra.

Hay dinero en The Rage, aunque apenas haya un puñado de protagonistas y escasos escenarios, y tanto la fotografía de Yuriy Nikogosov como algunos de los efectos especiales son para quitarse el sombrero – atención a alguno de los ataques – aunque lo cierto es que hay plano en los que se necesita tanta precisión que terminan por sentirse falsos. Todos los actores (aparecen mujeres pero apenas tienen recorrido) se sienten “reales” e incluso hay algunos, caso de Aleksandr Styugov, que parecen auténticos hombres de la Taiga.


Ahora ha llegado el momento de sacar a la palestra esos elementos discordantes en The Rage, que le restan puntos en la baremación final: por un lado la terrible – no hay otra forma de catalogarla – música de Dmitry Selipanov que se revuelca gratuitamente en el dramatismo y pocas veces acierta, eso cuando no utiliza una música de acción que parece copypasteada de las peores películas de acción de Hollywood. Luego está todo lo relacionado con la Droga, claramente un tema preocupante en Rusia y la película quiere dogmatizar acerca de sus peligros, pero es algo que resulta redundando en exceso, que añade dramatismo de más y termina por sentirse como una lección de “droga mala, vive la vida” que tiene lugar en la película más como un adoctrinamiento que como uno de los detonantes.

Aun con estos ligeros baches, The Rage es una película muy entretenida, hecha con gran acierto y profesionalidad, que gustará a todo tipo de público que se acerque a ella – sabiendo lo que van a ver, claro – ahora la pregunta es: ¿Te atreverás a venir?

Firma: Javier S. Donate.

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