Título original: Diavlo
Año: 2020
Duración: 94 min.
País: Colombia
Director: David Bohórquez
Guion: David Bohórquez
Música: Sebastian Mejia
Fotografía: Comanche
Reparto: Fiona Horsey, Marvens Passiano, María Camila Pérez.
El exceso de ambición lastra la película.
Vaya por delante mi extrañeza acerca del enfoque en The Devil’s Child. Un país como Colombia, con unos paisajes tan sugerentes y una mitología tan rica, de pronto decide impostar la ambientación llevándola a Estados Unidos. Entiendo que esto, junto con rodarla en inglés, es por abrirse a un mercado internacional. La intención es clara, pero los resultados no tanto.
Cherry, Sara y Maria crecieron juntas en un orfanato. Amigas inseparables, Cherry consigue un trabajo de enfermera. El sueldo es altísimo, lo malo es que debe cuidar a un anciano, aquejado de un extraño mal, que vive en una casa aislada. Con la única compañía del “chico para todo” Dwayne, Cherry pronto descubrirá los hechos extraños que ocurren en el lugar.
David Bohórquez es un reputado director de videoclips y comerciales en Colombia, tal vez por eso la mejor baza en The Devil’s Child sea una factura visual impecable. Los planos aéreos que arrancan la película en el tiempo real, tras un prólogo que se antoja innecesario, sorprenden porque son delicados y siniestros al mismo tiempo.
El espejismo dura poco, ya que una vez la historia se traslada a la casa, uno descubre que The Devil’s Child es un capricho de David Bohórquez que no contento con dirigir, se arroga el papel de ¿guionista? Y va hilando una secuencia de baja intensidad con otra similar solo para hacer avanzar la trama entre esos momentos que realmente le interesan como las secuencias del baile, la seducción del piano o la relación entre Cherry y el anciano enfermo. Mientras, intenta crear una mitología que suena a retazos: el origen de Dwayne, el amuleto de Cherry, el pasado de las tres amigas en el orfanato, las visiones de unos y otros. Avanzando sin preguntarse qué opinará el espectador, el último tercio de The Devil’s Child es un cúmulo de situaciones forzadas y diálogos innecesarios que al terminar, hacen que el espectador se pregunte: ¿Todo por este final tan previsible?
La fotografía de Comanche (aka Mauricio Vergara) es el peso pesado del juguete de Bohórquez, en esta historia con elementos de american gothic, los siniestros interiores de la casa están francamente cuidados y merecerían una película mejor.
Las interpretaciones rozan el nivel de la película: todos y todas son muy guapos y quedan francamente bien en pantalla, pero ni hay personajes ni ellos hacen mucho por crearlos. Marvens Passiano, el elemento masculino, es un actor bastante limitado que va de un lado a otro; María Camila Pérez es Cherry y en su defensa podemos decir que baila muy bien aunque sus gestos de asombro son más bien limitados. Fiona Horsey, como Naomi, tiene un look maravilloso y uno sospecha que debe ser la mala de la función pero, como todo en The Devil’s Child, ni tiene explicación ni tampoco interesa en caso de tenerla.
Una pena el intento, porque aunque visualmente está muy lograda, el resto de los elementos no llegan a la misma altura.
Firma: Javier S. Donate.
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