Título original: Virus: 32
Año: 2021
Duración: 90 min.
País: Uruguay
Director: Gustavo Hernández
Guion: Juma Fodde (historia de Gustavo Hernández y Juma Fodde)
Música: Hernán González
Fotografía: Fermín Torres
Reparto: Paula Silva, Daniel Hendler
Interesante búsqueda de nuevos caminos.
Curioso. Puede que Virus: 32 se gestase antes de la pandemia, tal como pasó con The Sadness de Rob Jabazz, pero ambas comparten varios puntos comunes: El estallido tiene lugar por la mutación de la pandemia, se desarrollan casi en tiempo real y sus zombis/infectados/loquésea tienen una fascinación por la violencia que les acerca a los infectados del comic Crossed de Garth Ennis.
Atrapadas en el laberíntico edificio de un club deportivo, Iris y su hija Tata deben enfrentarse a las hordas de infectados que han tomado el edificio. A su favor solo cuentan con un hecho: Tras un exceso de hiperactividad, los infectados se quedan paralizados durante 32 segundos, el tiempo que necesitan para “recargar pilas”.
Pero a veces 32 segundos no son suficientes.
La Casa Muda, película del 2010 que puso a Gustavo Hernández en el mapa, me resultó una película interesante aunque su forma – el famoso plano secuencia que ocupa todo el metraje – terminaba por devorar el contenido. Virus: 32 empieza como un virtuosismo técnico, en el que un plano secuencia nos presenta el tiempo/espacio, los protagonistas y el lugar donde se desarrollará la historia. Al director le gustan los planos largos, esto está claro, y uno se teme que, de nuevo, lo técnico devore a lo narrativo. Pero en defensa de Hernández, reconocer lo bien que funcionan esos planos largos, esas profundidades de campo que muestran siluetas amenazadoras, los despachos solitarios o pasillos repletos de sombras.
Al igual que la película mencionada antes, The Sadness, este Virus: 32 resulta un soplo de aire fresco a este tema de los infectados que corren como gamos, porque así como Rob Jabazz jugaba con una huida hacia delante repleta de violencia y diversión, Gustavo Hernández apuesta por la supervivencia en un espacio cerrado y laberíntico, y consigue una secuencia, la de la piscina, que debería entrar por méritos propios en la historia del cine infectado ya que no solo resulta terrorífica y novedosa, sino que visualmente es impresionante.
Un gran acierto de Virus: 32 es la fotografía de Fermín Torres quien, a pesar de su corta carrera, genera unos ambientes claustrofóbicos y decadentes que recuerdan a ese infierno en la tierra del Climax de Gaspar Noé.
Gustavo Hernández y su guionista Juma Fodde prefieren que conozcas a los personajes y te pongas en su piel antes que intentar hacértelos cercanos, por ello resulta acertado el casting de Paula Silva y Daniel Hendler, son “normales” y uno puede ponerse en su piel.
Tal vez le ocurra a esta película lo mismo que a La Casa Muda: A pesar de ser casi “en tiempo real” da la sensación de capitular, de que pasamos de un set piece a otra, pero eso no impide que agradezca que Gustavo Hernández demuestre como aún se puede hacer algo fresco con un nicho tan agotado como el de los muertos vivientes.
Firma: Javier S. Donate.
🎬 VOD
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