Título original: Killer Concept
Año: 2021
Duración: 80 min.
País: Estados Unidos
Director: Glenn Payne
Guion: Casey Dillard
Música: Matthew Steed
Fotografía: James Puckett
Reparto: Coley Bryant, Casey Dillard, Glenn Payne
Analizando a un psycho killer.
Cuando acabe todo esto de la Covid-19, vamos a tirarnos años contándonos historias: qué hicimos, si aprendimos algo o nos morimos de asco. Lo mejor es que siempre hay alguien que aprovecha el aburrimiento y utiliza el confinamiento para, como el caso de Killer Concept, rodar una película.
Mark, Holly y Seth tienen un proyecto en común: poner en marcha una película sobre el asesino en serie que ha estrangulado y mutilado a cuatro mujeres en el pueblo. Entre sus elucubraciones puede que den con alguna pista que les lleve muy cerca de la verdad… O puede que la verdad esté ante sus narices.
Antes de ponerme a hablar de la película, debo empezar quitándome el sombrero ante la empresa de sus participantes: The Deadbolt Mystery Society. A cambio de una suscripción, te envían cada mes una caja con un nuevo misterio que resolver. Si uno vé los videos promocionales de la Deadbolt, descubrirá actores, víctimas e incluso el protagonista. Y alguno de sus spots son muy chulos.
Pasemos a Killer Concept, y aunque el concepto (redundancia obligatoria) me parece muy interesante - el análisis de los motivos de un asesino en serie para rodar una película sobre él – tiene un desarrollo muy irregular. Tal vez el problema lo encontremos en las armas de promoción: un equipo de cinco personas, diálogos improvisados y un presupuesto de 900 dólares. Curiosamente, esto último no se nota debido a una factura narrativa y visual que, a pesar de los medios, es bastante solvente; lo mismo para el equipo técnico. Entendiendo que el guion de Casey Dillard era un listado de secuencias para dar pie a los diálogos improvisados, aquí es donde aparece el problema ya que a Killer Concept le sobran conversaciones. Es curioso que aparte de unos cuantos momentos dialogados que rayan el notable – el juego donde se pasan una pelota para analizar al asesino – la historia se hace más interesante cuando el protagonista está solo: ese taller/cobertizo donde pasa el tiempo, la obsesión por la película musical The pied piper of Hamelin del director Bretaigne Windust, los momentos imaginarios de amor y celos, su preparación para los ataques o ese final tan repleto de tristeza que indica por dónde debería haber ido la película.
A Killer Concept le falta foco: debería ser una historia de un psycho killer enamorado de alguien que considera afín, pero el director Glenn Payne y la guionista Casey Dillard no consiguen definirse.
A nivel interpretativo tampoco pidamos mucho, ya que Payne está muy limitado (pero oigan, las camisas que lleva son preciosas) mientras Casey Dillard tiene un físico muy cinematográfico y es el histrionismo de Coley Bryant lo que más me ha convencido.
Aunque el resultado final sea agridulce, Killer Concept merece la pena por algún punto interesante y el momento histórico en que se rodó.
Firma: Javier S. Donate.
🎬 VOD
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