Título original: When the Screaming Starts
Año: 2021
Duración: 88 min.
País: Reino Unido
Director: Conor Boru
Guion: Conor Boru, Ed Hartland
Fotografía: Adrian Musto
Reparto: Ed Hartland, Jared Rogers, Octavia Gilmore, Katharine Bennet-Fox, Var Haugholt, Ronja Haugholt, Kavé Niku, Yasen Atour
Una familia de serial killers para tomar en cuenta.
No diré quien ni en qué festival, pero salíamos de una sesión y me dijo “¿No te da la impresión de que todos los años hay como seis películas inglesas de gente hablando en sus casas?”. Es cierto que resulta casi un subgénero pero, sinceramente, ¿Qué más da si el resultado es tan entretenido como When the Screaming Starts?
Norman Graysmith es un documentalista sin éxito que cree haber dado con SU historia: la preparación del simple y gris Aidan como asesino en serie. Juntos, iniciarán un camino en el que habrá alegría, tristeza y mucha muerte. Demasiada muerte hasta para un asesino en serie.
No sé cómo lo hacen los ingleses, pero son maestros a la hora de componer esos grupos de gente patética que, sin embargo, acaban funcionando tan bien en pantalla. When the Screaming Starts, la ópera prima de Conor Boru es capaz de tomar ese humor tan ácido, de Ricky Gervais en The Office o Extras, donde el personaje principal es tan patético como adictivo, y unirlo al formato de What we do in the shadows gracias a ese grupo de personajes que funcionan juntos y por separado. Este es el primer acierto de la película: el inteligente guion de Conor Boru, a medias con Ed Hartland, tiene la exactitud de un reloj, sus personajes son muy carismáticos – ¿qué más dan los clichés si funcionan? – la trama no solo es entretenida sino que sabe avanzar con mucha rapidez; el que esto escribe echó de menos treinta minutos más de historia para seguir con esta panda de perdedores.
Conor Boru sabe que su trabajo tras la cámara debe ser invisible, al estilo de las series y películas antes mencionadas, y recuerda a la película del año 1992 que creó todo este subgénero – Sucedió cerca de su casa de Rémy Belvaux, André Bonzei y Benoit Poelvoorde – sabe evitar los excesos de la película belga.
Estas películas corales no funcionan sin un buen casting y aquí han dado en el clavo, destacando Ed Hartland quien es capaz de componer un personaje patético y atrayente, que resulta entrañable debido a sus sueños patéticos; solo con echar una mirada a cada actor y actriz, uno sabe que Katharine Bennet-Fox es peligrosa como una áspid, Kavé Niku se meterá en líos, las gemelas Haugholt son el deseo hecho carne, y así todos los intérpretes.
La gran baza de esta película es su capacidad para cambiar de tono sin que te des cuenta: de la comedia cínica a la brutalidad, la crítica a un mundo de oportunistas y simples, desde los famosos quince minutos de fama predicados por Andy Warhol hasta la mediocridad… El espectador se va a reír pero un aviso: esa reflexión final sobre víctimas y asesinos tiene tanta verdad que duele; es un dardo envenenado que cierra por todo lo alto When the Screaming Starts.
Firma: Javier S. Donate.
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