Título original: The Thing
Año: 1982
Duración: 109 min.
País: Estados Unidos
Director: John Carpenter
Guion: Bill Lancaster (Historia de John W. Campbell)
Música: Ennio Morricone
Fotografía: Dean Cundey
Reparto: Kurt Russell, Wilford Brimley, Keith David, T.K. Carter, David Clennon, Richard Dysart, Charles Hallahan, Peter Maloney, Richard Masur
La obra magna de John Carpenter.
En 1938 John W. Campbell hacía pública al mundo una historia corta que años después se convertiría para los anales en uno de los más valorados y conocidos relatos de ciencia ficción jamás contados.
De la mano de Christian Nyby y Howard Hawks en 1951 se hacía realidad la primera adaptación cinematográfica del relato que veía la luz bajo el nombre de The Thing from Another World, un clásico de éxito que lograría la admiración del público así como de varios cineastas de renombre internacional como Tobe Hooper. Pasados poco más de treinta años de la película clásica John Carpenter se adentraba hasta la fecha en su proyecto personal más ambicioso. Una película que comento hoy y que pasaría a la historia como una referencia clara a los efectos prácticos y al cine de suspense y ciencia ficción de los gloriosos ochenta bajo el nombre de THE THING.
Tras un episodio poco más que sospechoso con la irrupción de un científico noruego como protagonista en una base estadounidense de científicos en la Antártida, un reducido grupo decide ir a ver que ha ocurrido en la base del asaltante para poder dilucidar qué le ha llevado a dicha situación. Tras el descubrimiento del destino final que ha sufrido la base noruega con un protagonista de origen interplanetario, todo cambiará para los ocupantes de la base estadounidense en un enigma antes desconocido para ellos.
Los primeros segundos de metraje de la película de Carpenter con la llegada atemporal de un platillo extraterrestre a la tierra te puede llegar a rallar los ojos de los efectos digitales realmente pobres de la época. Incluso, cuando presenciamos esa prolongada y en cierta manera absurda primera escena del helicóptero que nos mete de lleno en la historia de la mano del tirador más torpe de la historia del cine y que sirve de hecho para engancharnos de inmediato a la historia- Podemos llegar a pensar que estamos ante un desastre de película. Totalmente alejado de la realidad, pues diría que estos dos hechos, casi sin trascendencia en cuanto los errores que representan, pasan a ser la antesala de una de los remakes libres más celebrados de la historia, una película de terror, gore y thriller en una historia de ciencia ficción, que pasaría a ser para muchos, entre los que me incluyo, la mejor película de John Carpenter, muy probablemente no la más conocida ni más mítica, pero sí, la más completa.
Resulta irónico considerarla su obra magna, teniendo en cuenta que en este caso John no era el encargado de la banda sonora ni tampoco del guion como vendría siendo lo normal a lo largo de su carrera.
No siendo un hecho menor, cuando en alguna ocasión, y aunque yo no lo comparto, él mismo había llegado a declarar que es un músico que había hecho películas. Una banda sonora que en este caso correría por cuenta del ilustrado compositor italiano y recientemente fallecido Ennio Morricone, quien según se comenta obtuvo por parte del director directrices claras de la música que este quería en la película, obteniendo como resultado final unas piezas más propias del suspense que del terror, sin ser de las bandas sonoras más conocidas, pero sin desmerecer en absoluto.
Además, engrosaría la lista de películas consideradas a posteriori obras maestras que representan un fracaso en taquilla, en este caso, se podría decir que el motivo principal es que se tuviera que pegar en cines con E.T. El Extraterrestre y con Blade Runner, casi nada.
Gran parte de la personalidad de la película reside en ese descaro para mostrar los efectos prácticos de Rob Bottin (quien venía de crear en su película anterior Aullidos una de las transformaciones más impresionantes y conocidas) además fue ayudado en alguna secuencia por el maestro Stan Winston. Juntos lograron aterrorizar a una generación y que incluso hoy en día estando curados de espanto, no estremecen, pero si sorprenden por la complexión plástica de la forma que van adaptando los diferentes cuerpos casi imposibles, fruto de una imaginación perversa que pareció rescatar los monstruos de la peor de sus pesadillas. Unas deformidades que avivan el aura de tensión y nervios que reina durante todo el metraje en un particular ¿quién es quién? A modo de Cluedo gore.
En el apartado actoral, reconoceréis fácilmente y de cuerpo presente a Kurt Russell, un viejo amigo y colaborador del director, que en principio no iba a protagonizar esta película por no fidelizar físicamente con el protagonista de la novela, pero que finalmente y en ausencia de otra elección terminó y de manera sobresaliente protagonizando el rol con más galones de la cinta y que a modo casi de guiño, tendría como en su primera aparición en pantalla que jugar una partida de ajedrez con el elenco restante. Equipo formado por nombres conocidos pero no de gran vuelo entonces como Wilford Brimley, Keith David, T.K. Carter, David Clennon que se irían pasando los minutos de unos a otros siendo realmente “la cosa” quien compartiera minutos con el main actor.
Una película que se supera con el tiempo, admite revisiones, y sigue ofreciendo lo mejor de la ciencia ficción, una obra de culto, gracias a unos efectos prácticos que hoy ya no son una realidad pero que siguen estando en el corazón de los cinéfilos que disfrutan del cine artesano de antaño.
Firma: Gerard FM.
@tmagerard
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