Título original: Meander
Año: 2020
Duración: 90 min.
País: Francia
Director: Mathieu Turi
Guion: Mathieu Turi
Música: Frédéric Poirier
Fotografía: Alain Duplantier
Reparto: Gaia Weiss, Peter Franzén
Una nueva versión del survival.
De survivals los hemos visto de todos los colores, Meander añade originalidad a un subgénero bastante explotado en el mundo del cine. A medio camino entre el terror y la fantasía, un final demasiado benevolente con la sugestiva idea inicial, lo aparta demasiado del lugar al que en principio debería pertenecer.
Una mujer es recogida por un vehículo conducido por un hombre con no demasiadas buenas intenciones. Se despierta en un lugar con extraños conductos y con un brazalete que le va marcando el tiempo de las sucesivas pruebas que tiene que superar para salvar su vida.
Arriesgada apuesta, con dos actores y algún que otro monstruito salido de no se sabe donde. Lo absurdo de la situación acaba con despertar nuestra curiosidad por saber cómo acabara todo eso. De entrada cantidad de mala leche en unas situaciones en las que la distancia entre el éxito y el fracaso es mínima. Esa tensión va en aumento conforme avanzan los minutos esperando un final apoteósico, que es lo que nos pide el cuerpo, por el contrario todo deriva hacia un camino donde la truculencia ha perdido todo su sentido, así como nuestra sorpresa, en este caso negativa.
Se nos hace la boca agua al pensar en la deriva que se podría haber creado tras un inicio tan prometedor y envolvente, sobretodo al pensar en las producciones francesas tan dadas en provocar al espectador con imágenes bastante cercanas a la locura. No nos olvidemos que Mathieu Turi dirigió, en 2017 Hostile y que ha sido ayudante de dirección de Tarantino i Eastwood entre otros. Eso, crease o no, obliga a un plus, el que quizás no quería alcanzar, apostando por algo mucho más accesible a todo tipo de públicos.
Destacar, como no podría ser de otra manera, el apartado técnico recreando un mundo que lejanamente se asemeja a El Hoyo (Galder Gaztelo-Urrutia, 2019). Con eso ya os haréis una idea de lo que queremos decir.
Destacar el protagonismo absoluto de Gaia Weiss (Vikingos), la cual aparece en el 100% de las escenas. La interpretación que le toca trabajar la resuelve muy meritoriamente ya que el minimalismo con que está rodada le obliga a un plus de lenguaje corporal al que dota de personalidad propia. Un trabajo de mérito con el cual, sin duda, logrará captar la atención tanto del espectador como de la crítica. En un papel muy menor tenemos a Peter Franzén.
Recomendarla así de golpe resulta algo dificultoso, por el hecho de encontrar al público objetivo. A los que busquen un survival original y bien rodado puede que les encaje casi en la totalidad de su duración. Por eso tenemos que abrir el abanico e incluir a un tipo de espectador que quiera algún que otro mensaje y que le encante un edulcorado happy end.
Firma: Josep M. Luzán.
@Josep_Luzan
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