Título original: Wilkolak
Año: 2018
Duración: 88 min.
Director: Adrian Panek
Guion: Adrian Panek
Música: Antoni Komasa-Lazarkiewicz
Fotografía: Dominik Danilczyk
Reparto: Kamil Polnisiak, Nicolas Przygoda, Sonia Mietielica, Danuta Stenka, Werner Daehn, Jakub Syska, Helena Mazur, Krysztof Durski
Una nueva vuelta de tuerca a una historia mil veces contada.
Empecemos por el contexto. Películas ambientadas en la segunda guerra mundial las hay a patadas, no es para menos, el que fuera probablemente el acontecimiento más importante del siglo XX ha sido, por supuesto, utilizado para miles de películas en los que, o bien se contaban hechos reales (con algunas libertades creativas) o se fantaseaba con un escenario y un tiempo definidos que tenían potencial para tocar temas de ciencia ficción o terror. En Perros de Presa se habla de un hecho muy específico, pero no por ello menos desagradable.
Unos niños consiguen ser liberados por los rusos de un campo de concentración nazi. Acaban encontrando una gran mansión en el bosque que la ocupa una mujer que les ayudará y alimentará. Pero pocos días después recibirán la visita de unos viejos conocidos con no buenas intenciones.
La segunda guerra mundial siempre ayuda a tener una idea bien clara desde el minuto 0: sabes perfectamente quienes son los buenos, y quien los malos. Parece una tontería pero no existe mejor villano para el cine que el nazi, no hay que explicar sus motivaciones, su trasfondo o su objetivo, vas a odiarlo automáticamente y ya no hay que tocar nada de eso. Y un poco por contraposición pasa lo opuesto con el bando contrario. Si además está protagonizada por indefensos niños pues ya no hay nada más que hablar. La película arranca con esa crueldad y atmósfera que solo puede alcanzar el cine bélico para luego pasar a un drama con toques de terror (y más jump scares de los que cabría imaginar). Y pese a que a lo largo de la cinta esta se vuelve algo reiterativa, ya que cuenta más una situación que un argumento, con los problemas que esto conlleva, siempre mantiene un punto de interés y preocupación hacía unos niños que son víctimas a perpetuidad.
Dirige y escribe Adrian Panek quien es su primer proyecto con ánimo internacional. Utiliza una ambientación fría y lúgubre para reforzar una historia triste, estos documentos audiovisuales son muy necesarios para intentar no repetir la historia (aunque por lo visto, insuficientes). Repito el hecho de que aunque la película tiene algunos momentos de tensión y acciones más que remarcables, el grueso de la historia es bastante contemplativo y de nulo desarrollo aunque su limitada duración quita hierro al asunto. Siempre es difícil mostrar a niños en pantalla y que no resulten absolutamente molestos, y el mayor acierto de Perros de Presa es que en absoluto es lo que ocurre aquí, todos los niños que aparecen en pantalla despiertan credibilidad y seriedad, y realmente no quieres que les pase nada malo. No obstante, y sin entrar en spoilers, un final demasiado blanco empaña una interesante historia y decepciona que el director no se atreviera a llegar hasta el final en algunos momentos.
Perros de Presa es una película interesante y absorbente, no es perfecta y algunas cosas se podrían haber hecho mejor, pero si una cinta consigue avivar un intenso debate después de terminarla es que algo bien ha hecho.
Firma: Oriol Hernández.
@Oriol_TW
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