Deadsight review

Cuando el recluso Ben Neilson despierta en la ambulancia se encuentra con dos hechos: está ciego debido a algún tipo de operación y extraños seres rodean el vehículo con intenciones nada claras. En sus últimos días antes de dar a luz, la policía Mara Madigan se enfrenta a un brote zombi. Las vidas de Ben y Mara se cruzarán en un escenario cada vez más peligroso.

Título original: Deadsight

Año: 2018

Duración: 89 min.

País: Canadá

Director: Jesse Thomas Cook

Guion: Liv Collins, Kevin Revie

Fotografía: Jeff Maher

Música: Adrian Ellis

Reparto: Liv Collins, Adam Seybold, Ry Barret


En el país de los zombies el ciego es el rey.

Durante muchos años, en aquella adolescencia lejana, los zombies fueron los monstruos que más me inquietaron gracias a las películas de George A. Romero, y a las reinterpretaciones que Dan O’ Bannon y Jordi Grau efectuaron en The Return of The Living Dead y No Profanar el Sueño de los Muertos respectivamente. Lo que me asustaba era el número creciente, las oleadas cada vez más imparables… Pero en estas continuas resurrecciones de los zombies, y encima ahora corriendo como gamos, mi terror ha terminado por convertirse en desgana.


Cuando el recluso Ben Neilson despierta en la ambulancia se encuentra con dos hechos: está ciego debido a algún tipo de operación y extraños seres rodean el vehículo con intenciones nada claras. En sus últimos días antes de dar a luz, la policía Mara Madigan se enfrenta a un brote zombie. Las vidas de Ben y Mara se cruzarán en un escenario cada vez más peligroso.

Con Deadsight tuve la misma sensación que con Les Affammes: los zombies canadienses me resultan aburridos, puede que en la película de Robin Aubert hubiera algún dato interesante pero Jesse Thomas Cook empieza con un elemento recurrente desde que John Wyndham publicara The Day Of The Triffids en 1951: un personaje que despierta aislado de una catástrofe – ¿recordamos el principio de 28 Days Later o The Walking Dead? – y debe buscarse la vida para sobrevivir.  Vale, cero en originalidad, veamos cómo continua la historia.

Todo es torpe y caprichoso en Deadsight, desde la cámara de Jesse Thomas Cook hasta el guion coescrito entre Liv Collins y Kevin Revie, sobre todo porque se plantean una serie de misterios que jamás son resueltos: si el brote zombie es la mutación de una vacuna contra la gripe… ¿Por qué la gente se transforma en zombie cuando le interesa a la historia? Si los infectados aún tienen inteligencia… ¿Por qué se comportan de esa forma tan absurda? ¿Sabe la policía Mara qué está ocurriendo o el brote zombie le pilla de sorpresa?


Hay un punto de interés en la relación entre los dos protagonistas absolutos, Adam Seybold como el recluso Ben y Liv Collins como la policía embarazada, dos carácteres inválidos, cada uno a su manera, que deben ayudarse para sobrevivir. Las escenas entre ambos tienen cierto punto de drama e intimidad, algo necesario para empatizar no solo entre ellos sino también con el espectador, que salta por la ventana cada vez que se separan, por hechos totalmente caprichosos, y los zombies atacan a uno y otro de forma torpe o hábil, en función del interés de los guionistas.

El último tercio de la película sigue la misma tónica hasta que, por alguna razón, Ben decide hacer algo útil - ¡Por fin! – con música heroica que no viene a cuento. Luego Deadsight se termina y las dudas continúan en el aire: ¿era importante la carrera delictiva de Ben? ¿Por qué los zombies canadienses me aburren tanto?

Firma: Javier S. Donate.