Entrevista a Alejandro Ibáñez Nauta, director y coguionista de Urubú


Entrevista realizada en el Festival Nocturna de Madrid 2019 a Alejandro Ibáñez Nauta. Director y coguionista de Urubú.


¿Cuéntanos por qué decidiste hacer Urubú?

Urubú nace como un homenaje a mi padre, Chicho Ibáñez Serrador. El cine de terror es una de las aficiones que compartimos. Mi padre siempre bromeaba con la idea de rodar juntos una película. El año pasado, debido al desarrollo de su enfermedad, decidí que no podía posponer más este proyecto. Aunque mi padre estuvo muy pendiente de la evolución de la película, desgraciadamente, falleció unos días antes de terminarla. Siempre me quedará la pena de que no la haya podido ver terminada, creo que le hubiese gustado mucho.


¿Cómo encontraste las localizaciones?

Tengo una relación muy especial con Brasil. Mi mujer es brasileña. He grabado varias veces en Manacapurú, esta región de la selva amazónica. Conocía muy bien el enorme potencial visual que tiene y, ya que la trama de la película exigía que esta se rodase en un lugar remoto y de difícil acceso, me pareció la opción ideal.


¿Cómo fue la producción integra en la selva?

Debido a este conocimiento de la zona y sus posibilidades, desde la escritura del guion sabía perfectamente cuales eran los factores a los que podía sacarle un mayor provecho en términos de narrativa visual y de diseño de producción. Y también era consciente de los retos a los que me iba a enfrentar. Este proyecto, a pesar de que creo que hemos conseguido una calidad excelente, se ha hecho con un presupuesto muy ajustado. Este conocimiento de la zona me permitió obtener una máxima eficiencia desde el punto de vista económico y visual.


¿Hubo algún momento en el que creíste no poder terminar Urubú?

Si, muchas veces. Tradicionalmente el cambio de estación seca a la de lluvias se producía el día de 1 de noviembre, el día de difuntos. Sin embargo, en los últimos años, debido al cambio climático esta fecha se ha ido retrasando más y más, y la crecida de las aguas del rio Amazonas se producía a finales de noviembre. Pero el año pasado se adelantó de nuevo. Las lluvias torrenciales supusieron una gran presión para el cumplimiento de nuestro plan de trabajo. No sólo porque nos impedían rodar sino porque el rio crecía una media de metro y medio por semana, y muchas de las localizaciones que escogíamos iban quedando sumergidas y nos veíamos obligados a buscar nuevas opciones.


¿Cuéntanos como fue el proceso de casting?

El casting del actor protagonista, Carlos Urrutia, fue muy sencillo. Carlos es un grandísimo actor que ha trabajado mucho con mi padre y es prácticamente de la familia. Con el personaje que interpreta José Carabias pasa prácticamente lo mismo. El personaje de Clarice Alves exigía una actriz bilingüe, y supuso un poco más de búsqueda. Pero una vez que la conocí supe que era la actriz perfecta para mi personaje. Lo más problemático fue encontrar a la niña, la hija de la pareja. De hecho hasta poco antes del rodaje, el personaje iba a ser interpretado por un niño. Pero cuando me propusieron a Julie D’Arrigo no tuve dudas, tiene una mirada y unas capacidades actorales que encajaban exactamente con lo que estaba buscando.


Se nota en tu trabajo una fuerte influencia de tu padre.  ¿Fue una cosa que surgió o era tu
intención desde el principio?

Como ya he dicho, esta película nace como homenaje a mi padre y a su cine, y hay numerosos guiños a sus películas. Pero además, mi padre fue mi principal maestro, y es lógico que su estilo y forma de entender el cine influencie mi trabajo.


Seguro que podrías contarnos alguna anécdota del rodaje.

Cuando vas a la selva, la gente cree que lo más peligroso son los jaguares, los jacarés (caimanes) o las serpientes. Sin embargo, lo que habitualmente genera más problemas son las cosas que no puedes ver. Nosotros fuimos muy afortunados y no tuvimos ningún accidente que comentar. Sin embargo, gran parte del equipo se vio afectada por un pequeño insecto que los locales llaman “mucui”. Es una especie de garrapata diminuta que sube desde los matorrales por tus piernas y se dirige a la zona de las ingles y las nalgas. Te produce unos granitos que pican mucho. Era muy gracioso ver a varios miembros del equipo discutiendo cuestiones técnicas mientras se rascaban esas partes. Cada día, después del rodaje, teníamos que ducharnos y restregar todo el cuerpo con alcohol para conseguir mantenerlos bajo control.


¿Puedes hablarnos de tus próximos proyectos?

Tengo bastante clara la idea de mi próximo largometraje, pero sigo documentándome y todavía no he empezado a escribir el guion. No me siento cómodo contándola, porque todavía pueden cambiar mucho las cosas.


¿Película de terror favorita?

Aparte de las de mi padre, El Exorcista II de John Boorman.