Crónica Festival de Sitges 2018 día 2
Como en cada edición el trabajo se acumula, pero para nosotros es como un pasatiempo, es decir, pura diversión. Momentos no tan buenos también los tenemos, sobre todo cuando tenemos que abandonar la sala después de ver alguna de las películas que pueblan la excelsa programación de este año. Para que os hagáis una idea hemos hecho una selección de las que para nosotros merecen algún interés especial.
Vamos por materia.
De Estados Unidos y de la mano de su director Tony West, nos llega Deadtectives. En el guion cuenta con la colaboración de David Clayton Rogers. Cuando uno empieza a ver este film no puede evitar esbozar una sonrisa recordando la célebre Los Cazafantasmas (Ghost Busters. Ivan Reitman, 1984). No es que sean iguales, ni tampoco una parodia, pero es que los protagonistas son eso: cazafantasmas. La historia en sí tiene ciertos paralelismos con el éxito comercial de la década de los ochenta, como puede ser el escaso reconocimiento inicial del proyecto en el cual están enfrascados los protagonistas de la ficción. Todo parece que se hunde hasta que por fin encuentran un caso real que les lleva a lo más alto, aunque, en ambas, todo se desborda. Este tipo de films que mezclan el terror, en el sentido de utilizar los iconos del mismo, y la comedia, se han convertido en algo muy cotidiano y que podemos degustar, como mínimo, una vez al año. Parece que se han convertido en algo indispensable, haciendo su aparición estelar sobre todo en festivales de toda índole. Son de aquellas películas en las que puedes asistir con la novia sin miedo a que durante un tiempo muy elevado te haga todo tipo de reproches. Si no tienes novia puedes echar mano de cualquier ser, con la condición de que no sea muy hipster. En el apartado interpretativo tenemos a Chris Geere, David Newman, José María de Tavira y Tina Ivlev como el cuarteto encargado de limpiar de fantasmas toda casa que se les ponga por delante. Del resto destacar a Martha Higareda y Nuria Blanco. Sam, Lloyd, Javier y Kate son un grupo de cazafantasmas que se dedica a falsificar casos de misterio para un canal de TV. El share va en su contra, recibiendo un ultimátum de la productora, que les propone un episodio más temerario, recomendando grabar en una casa encantada de México. Aceptan el reto trasladándose al inmueble donde se desencadena un auténtico “infierno”.
Salgo del cine entrecerrando los ojos. Tengo que acostumbrarme al sol radiante que inunda todo Sitges después de ver una de esas películas súper oscuras y aterradoras. Necesito un café, o dos. Tengo tiempo, la siguiente sesión es dentro de dos horas. Podré disfrutar de un poco de calma, aunque mi cabeza ya está instintivamente redactando noticias o ves a saber qué.
De repente los veo. A la pareja del primer día. Están de pie, hablando. Él con vehemencia, ella como si oyera llover. Visten igual, es como si no hubiera pasado el tiempo o puede que sea yo que me he quedado anclado sin avanzar ni retroceder. Suben al vehículo, parece que se van a marchar. De repente el hombre baja, se dirige a la parte trasera y abre el portón. Creo ver un brazo que queda colgando. En la mano intuyo un reguero de sangre. Recoge alguna cosa no muy voluminosa que no adivino que es. Rápidamente y de manera ruda, el hombre mete el brazo y cierra de golpe. Salen a toda pastilla haciendo chirriar las ruedas.
Nos adentramos seguidamente en la ciencia ficción, un género que podríamos considerar satélite del terror. Para ello nos disponemos a ver la estadounidense Clara del joven director Akash Sherman, ayudado en el guion por James Ewasiuk. Proveniente del departamento de efectos visuales, Sherman se pone por segunda vez detrás de las cámaras. Su anterior trabajo también se introducía en el sci-fi y fue The Rocket List. Creemos, por la experiencia adquirida durante años, que los amantes de la ciencia ficción se sienten fuertemente atraídos por historias que te hacen creer que lo que estás viendo en la pantalla podría suceder. Clara, con su tono optimista no solo hace que aprendas algo más sobre astronomía, sino que te hace creer al finalizar que hay más vida en nuestro universo, lo que no es fácil de plasmar. En el reparto Troian Bellisario (Pequeñas Mentirosas) acompaña de su marido en la vida real Patrick J. Adams (Suits). Completan el elenco Kristen Hager (Se Busca) y Ennis Esmer (El Caso Sloane). Isaac Bruno es un astrónomo consumido por la búsqueda de vida más allá de la Tierra. Convencido de que el universo es un lugar oscuro y solitario, Isaac conoce a Clara, una artista que comparte la fascinación por las maravillas del espacio. Su colaboración conduce a una conexión profunda y un descubrimiento astronómico profundo a medida que detectan patrones en datos estelares.
Un país tan poco terrorífico como es Dinamarca nos envía Zoo de Antonio Tublen, encargado asimismo del guion y de la música. Polifacético que es el chico. Cuando alguien se plantea la realización de una película de zombis tiene dos alternativas, o tiras la casa por la ventana cual film de manufactura asiática (Train to Busan, I am a Hero) o haces algo tirando de originalidad y te quedas con el público (Les affamés, The Battery). Zoo va más por este último camino usando el ingenio sin casi mostrarnos nada. Los que ya estamos un poco hasta el moño de ver vísceras desparramadas y cadáveres a centenares tras un apocalipsis zombi, agradecemos que la cosa tire de humor. Antonio Tublen se adentra en el universo de los no vivos con bastante desparpajo, mostrándonos una historia repleta de ironía. El pretendido humor no llega a los niveles de la celebérrima Zombies Party (Shaun of the Dead. Edgar Wright, 2004) pero intenta entretener de la misma manera. Tiene cierto aire teatral, no por el hecho de que tenga un único escenario, sino por la importancia vital que tienen los diálogos. Alguno pensará que eso desmerecerá algo el resultado final. Puede que tengan razón, pero hay que tener en cuenta que tampoco es una cinta cien por cien de zombis, cosa que puede decepcionar a más de uno, sobre todo a los recalcitrantes de un tipo de cine que por lo que parece se resiste a desaparecer aunque, como en este caso, se utilice como telón de fondo de algo un poco más profundo. En las interpretaciones nos encontramos con algunos alicientes. Para empezar, y formando parte del dúo protagonista, Ed Speleers que este mismo año ha participado en The House That Jack Built (Lars von Trier). Su pareja de baile es la también británica Zoë Tapper. Del resto del reparto destacar a Jan Bijvoet, viejo conocido por ser el protagonista de la premiada Borgman (Alex van Warmerdam, 2013). Karen y John son una pareja que asiste al desmoronamiento de su relación. Dentro de la casa la situación se va volviendo cada vez más insostenible, lo malo es que fuera se ha propagado una pandemia que convierte a la gente en verdaderos zombis. No les quedará más remedio que unir sus fuerzas para ver triunfar el amor.
Nos dirigimos por primera vez a Alemania para degustar Luz, escrita y dirigida por el debutante Tilman Singer. Los que nos vais siguiendo supongo que habréis observado que nos encantan las apuestas arriesgadas. Pero una cosa es lanzarse al vacío y otra muy distinta hacerlo sin mirar si abajo hay algún colchón. La experimentación tiene la ambivalencia del éxito o fracaso muy marcada, cosa que no ocurre con el resto de obras que juegan más con otros elementos que pueden llegar a adornar el producto final. Luz contiene todos los elementos para llegar a catalogarla como experimento puro y duro aunque en la primera parte de la cinta tenga cierto regusto al cine de Rainer Werner Fassbinder, no ya por su denominado cine gay, si no por su puesta en escena entre realista y alegórica ayudada por unas bandas sonoras sumamente particulares. Este parecido desaparece completamente cuando nos adentramos de lleno en la parte central de la historia. Aquí la cosa se desboca yendo a parar a unas imágenes llenas de conceptos abstractos que, no obstante, explican de manera bastante coherente una trama por otra parte bastante simple, aunque no lo parezca. Uno de los puntos que tenemos que destacar es la excelente banda sonora a cargo de Simon Waskow, que rescata el más puro rock progresivo alemán de los setenta encajando perfectamente con unas imágenes en ocasiones hipnóticas. En el apartado interpretativo tenemos a Luana Velis en el papel de Luz. Jan Bluthardt recrea a un alocado Dr. Rossini y Julia Riedler a Nora. Luz, una joven taxista de origen chileno, se arrastra hasta la entrada de una destartalada comisaría de policía. Por otro lado Nora, que está poseída por una entidad demoniaca, entabla conversación con el Dr. Rossini, un psiquiatra que trabaja para los gendarmes, acerca de la mujer que ama, Luz. Bajo los efectos de la hipnosis ésta última recuerda los acontecimientos anteriores a su llegada a la estación de policía. Pero la entidad maléfica ha tomado el control del médico y quiere algo más.
Nos dirigimos por primera vez a Asia, concretamente a Japón, para ver One Cut of the Dead de Shin'ichirô Ueda, encargado asimismo del guion y debutante en esta zomedy, subgénero que nos ha dejado grandes títulos (Zombies Party, Braindead, Dead Snow y Juan de los Muertos por ejemplo). Podríamos decir que los espectadores tienen tres películas por el precio de una. Por una parte una hilarante comedia de terror japonesa. También tenemos una divertida sátira del cine de género de bajo presupuesto y finalmente una comedia familiar. Está repleta de ingeniosos guiños a películas de terror clásicas, convirtiéndose en ese vocablo que tantas veces pronunciamos: festivalera. One Cut of the Dead captura toda la locura y la euforia de hacer films con un presupuesto minúsculo. El excelente apartado técnico es un gran ejemplo de cómo crear un estilo de Poverty Row, para lo que se necesita un ejercicio cinematográfico muy sofisticado. En el apartado interpretativo nos encontramos ante unos desconocidos, al menos para nosotros, Takayuki Hamatsu, Harumi Syuhama, Yuzuki Akiyama y Kazuaki Nagaya, entre otros. Un equipo de filmación está grabando a un zombi en una planta de tratamiento de agua abandonada que, supuestamente, fue utilizada para experimentos de reanimación humana por el ejército japonés, cuando son atacados por zombis de verdad.
No os quejaréis, hoy os hemos traído zombis, sci-fi, fantasmas, cazafantasmas, en fin todo un arsenal que estamos que seguros que ha satisfecho vuestros más bajos instintos. Esperemos que mañana otro ejercito formado por todo tipo de criaturas pueble las bonitas calles de Sitges.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.