Año: 2018
Duración: 85 min.
Director: Laura Alvea, José F. Ortuño
Guion: Laura Alvea, José F. Ortuño
Música: Frederik Van de Moortel
Fotografía: Fran Fernández Pardo
Reparto: Ángela Molina, Luis Bermejo, Chacha Huang, Clare Durant, Liz Lobato, Iván Pellicer
Una película de buenas intenciones que no culmina con el resultado esperado.
Realmente sabe mal, porque estamos como locos por ver de nuevo renacer el cine de género, pero hay que ser mucho más ambiciosos, mucho más atrevidos y tomarse mucho más en serio el resultado final de unos trabajos que están bajo la sombra de grandes títulos de décadas pasadas.
Abraham es un chico tímido que encuentra su mayor apoyo en su única amiga y vecina Álex, una chica divertida, risueña, atrevida y extrovertida que representa todo lo opuesto a él que se ve sometido a la presión que sufre en casa por culpa de su padre. Todo alrededor del protagonista cambiará cuando el padre de éste fallece en extrañas circunstancias.
Hay elementos muy chulos como el de la puerta en medio de la calle o un plano secuencia que atraviesa un espejo, ideas recurrentes, además de un intento de hacer cine en referencia a un tipo de género y directores más que palpable, bastante pretencioso a la vez, por lo que es fácil quedarse en el intento y no obtener el resultado deseado.
Lo hemos visto en muchas ocasiones. Hay más de corazón que de práctica en el resultado final, si quitamos estos elementos nos quedamos con un film de los de hace una o dos décadas, realizadas en este país desde la comodidad de no salir de la monótona manera de hacer cine en televisión. Los amantes del género agradecemos de verdad el intento pero no así el resultado, salvando como he dicho algunos detalles de calidad. No se puede pretender salir de lo convencional con ciertas ideas interesantes y a la vez gustar a todo el público en general con una historia tan básica cayendo de nuevo en lo convencional.
Diseccionando la película encontramos que los responsables de codirigir y coescribir el guion son los mismos Laura Alvea y José F. Ortuño, acertados en la parte que corresponde a la dirección dinámica y viva ejercida que imparte un poco de ritmo a la historia, pero que contrasta con la incapacidad de dirigir con éxito a los jóvenes actores Clare Durant e Iván Pellicer teniendo en cuenta la falta de rodaje de estos. En cuanto al guion cuesta encontrarle algo positivo, son atractivos los momentos oníricos al inicio aunque un tanto sobreexplotados hacía el final en pos de conseguir una atmósfera de alucinación, más cercana a la esquizofrenia que a la ilusión. Una historia A más B más C hasta llegar al giro final demasiado visto. Detalles como el de las llaves del coche definen muy bien que falla en esta historia.
El punto fuerte de la película es la atmósfera, pero sobretodo la iluminación, es simplemente lo mejor, lo bueno de verdad, estupenda la paleta de colores utilizadas durante toda la película recordando a grandes films de género europeo.
Firma: Gerard FM.
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