Título original: Spoor
Año: 2017
Duración: 128 min.
País: Polonia
Director: Agnieszka Holland, Kasia Adamik
Guión: Olga Tokarczuk, Agnieszka Holland
Música: Antoni Lazarkiewicz
Fotografía: Jolanta Dylewska, Rafal Paradowski
Reparto: Agnieszka Mandat-Grabka, Wiktor Zborowski, Jakub Gierszal, Patrycja Volny, Miroslav Krobot, Borys Szyc
Salvaje terror ecologista.
Los seguidores contra el maltrato animal son una legión. Los más recalcitrantes se movilizan para dar a entender al resto de los mortales su poca sensibilidad hacia el reino animal. En Spoor esto se lleva hasta el extremo, hasta el punto de que los que vemos con buenos ojos esa militancia lleguemos a mirarla con algo de lejanía.
Cinematográficamente hablando nos encontramos con una buena película con muchas cosas positivas, y algunas negativas todo sea dicho. Entre las primeras una gran dirección a cargo de Agnieszka Holland y su hija Kasia Adamik. Su firmeza intenta pasar por alto algunas carencias, cosa que consigue a medias. Su estilo costumbrista se da de bruces con una historia que podría ser brutal y que acaba convirtiéndose en un cuento de aquellos que nos contaban nuestros abuelos y que trataban de niños perdidos en el bosque frondoso rodeados de todo tipo de alimañas.
La preciosista fotografía a cargo de Jolanta Dylewska y Rafal Paradowski cubre como un manto todo el relato. Los paisajes vistos desde todas las estaciones del año nos dibujan un paisaje idílico donde gamos, jabalís y zorros campan a sus anchas. Pero, como todo hábitat que se precie, necesita depredadores para equilibrar el ecosistema. Entre ellos, supongo que ya lo habíais pensado, el hombre. Y es que la raza humana es la única que acaba con sus semejantes por “quítame allá esas pajas”.
Janina Duszejko es una mujer aficionada a la astrología, profesora de inglés y cercana a la vejez que vive sola en un valle. Se suceden una serie de misteriosos crímenes. Duszejko cree estar en posesión de la verdad al decir quién puede ser el causante de esos asesinatos.
Sin adentrarnos enteramente en un film de terror, éste contiene todos los aditivos paras incluirlo en ese género. Asesinos en serie, muertes más o menos horripilantes y el misterio al final de quién es el asesino. Su aire ecologista y pro-animal nos alejan un poco de ese concepto, retratándonos unos personajes amigables y en cierto modo simpáticos los cuales quedan divididos, de manera demasiado evidente, entre buenos y malos, marcando esa división su afición a la caza. Demasiado simple, algo más de complejidad en el dibujo de los mismos le hubiera dado más fuerza a la totalidad del relato.
Otro punto a destacar es la música de Antoni Lazarkiewicz que sabe reflejar todo lo anterior con un punto de rebeldía por así decirlo. Depara alguna sorpresa que al menos os hará sonreír.
Agnieszka Mandat-Grabka es la encargada de llevar todo el peso del film. Su personaje, complejo y con muchos matices, está perfectamente representado en una sobria interpretación. A su lado sus amigos de quinta Wiktor Zborowski y Miroslav Krobot. En el lado más juvenil la pareja formada por Jakub Gierszal y Patrycja Volny, un poco pasados de vueltas. Como malo confeso Borys Szyc.
Para finalizar decir que es una cinta altamente recomendada para los amantes de la ecología. Disfrutaran con un mensaje claro y conciso, aunque para ello tengan que aguantar su excesivo metraje. Particularmente encuentro a faltar un final con algo menos de mensaje.
Firma: Josep M. Luzán.
@Josep_Luzan
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