Título original: Tiere
Año: 2017
Duración: 95 min.
País: Suiza
Director: Greg Zglinski
Guión: Jörg Kalt, Greg Zglinski
Fotografía: Piotr Jaxa
Reparto: Philipp Hochmar, Birgit Minichmayr, Mehdi Nebbou, Michael Ostrowski, Mona Petri
Surrealismo doméstico.
Estamos ante una película que no podemos considerar de terror aunque tenga algunas escenas más “oscuras” que otras. Lo que ocurre en esta película es más un viaje introspectivo en los personajes rodeados de un aura surrealista (esta es la palabra clave que se irá repitiendo) pero a parte muy comedida y en ocasiones sin demasiada sangre en las venas.
Un matrimonio se muda unos meses a las montañas de Suiza para que ella, una escritora, pueda encontrar la inspiración para su nueva novela tras un largo bloqueo creativo. Al mismo tiempo Mischa, que quedará a cargo de su casa durante su ausencia empezará a tener problemas con el vecindario.
Dos líneas argumentales que van en paralelo que se van cruzando tímidamente de vez en cuando aunque sin demasiada relación. La película tiene toques de humor a menudo bastante negro y otras algo extraño, aunque en menor número. Es de esas películas con un guión algo confuso y “especial”, son constantes los momentos en los que argumentalmente te pierdes y los continuos saltos en el tiempo no ayudan, además hay varias escenas “descartables” que se confunden con las, digamos oficiales y hasta que no ha terminado la película y ya has entendido lo que estaba ocurriendo es cuando las puedes ir ordenando en tu cabeza. Todo esto no es porque la película sea un caos involuntario, no es el caso, todo está pensando para confundir al espectador y hasta el giro final no ir encajando piezas, pero es inevitable que los agujeros de guión, las líneas argumentales no resueltas y las escenas gratuitas sucedan.
Dirige su tercer largometraje el polaco Greg Zglinski, con un guión escrito a cuatro manos junto a Jörg Kalt. La manera de grabar recuerda más a la de un telefilm y a veces podría haberle insuflado algo más de vitalidad y alegría a las escenas, pues el aspecto frío y serio de las escenas no encajan bien con el impresionante paisaje suizo, pero es indudable que el hombre disfruta contando la historia y se recrea en los momentos más extraños de esta. Destacar por ello la fotografía a cargo de Piotr Jaxa quien sabe elegir la manera más bella de mostrarnos la Suiza rural. Un reparto cortísimo, a penas cinco miembros, Philipp Hochmar y Birgit Minichmayr, interpretando al matrimonio tienen buena química juntos pero como decía antes, la poca alegría en sus acciones hacen de su interpretación algo descafeinada, no obstante, Birgit, consigue a lo largo de la segunda mitad del metraje que el personaje nos caiga bien en contraposición a la primera parte, que es tirando a desagradable. Algo más de vitalidad es el personaje interpretado por Mona Petri, con una línea argumental sin pies ni cabeza (hasta el final) logra un personaje con el que empatizas y disfrutas de cada minuto de su presencia en pantalla.
Una película correcta y agradable pero con sus problemas de guión una vez ya están todas las cartas sobre la mesa. Podría recordar a películas como Triangle (review) o Coherence (review) en algunos aspectos, no estoy diciendo que sean iguales, de hecho se parecen poco, pero simplificando argumentos y desde la distancia podrían ser lo más comparable por lo extraño de su planteamiento. Recomendable.
Firma: Oriol Hernández.
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