Título original: Sonnim
Año: 2015
Duración: 119 min
País: Corea del Sur
Director: Kim Kwang-tae
Guion: Kim Kwang-tae
Música: Lee Ji-soo
Fotografía: Hong Jae-sik
Reparto: Ryu Seung-Ryong, Chun Woo-hee, Lee Joon, Lee Sung-min, Goo Seung-Hyeon
El perturbador sonido de una dulce flauta.
La adaptación cinematográfica de cuentos, digamos infantiles, es muy común. La factoría Disney es una buena muestra de ello. Pero ha habido algunas obras maestras que se basaban en tiernas e inocentes historias. Destacaría, si me lo permitís, la libre adaptación de Caperucita Roja, En Compañía de Lobos de Neil Jordan y ya más lejana El Mago de Oz de Victor Fleming. Como veis adaptaciones occidentales de cuentos occidentales. Pero ¿qué pasa cuando un cuento que se pierde en nuestra memoria es adaptado por un país tan lejano como Corea del Sur?
Es difícil dar una respuesta así a bote pronto a la pregunta anterior. Primero decir que la moraleja que esconden esas historias es universal. Conceptos como maldad, bondad, piedad, crueldad, etc. están dentro de la memoria del hombre desde tiempos inmemoriales. El Flautista de Hamelín no es una excepción. Encierra, dentro de su amenidad, conceptos tales como la confianza, la desconfianza, la dependencia y el miedo. The Piper sabe reflejar todo esto con maestría, tamizado, como no, bajo la cultura oriental, no en vano está ambientada en los años 50, concretamente cuando finalizó la Guerra de Corea.
El flautista Woo-ryong y su hijo se dirigen a Seúl para tratar de curar la tuberculosis que afecta al pequeño. Durante el trayecto hacen una parada en una pequeña aldea que está infectada de ratas. Woo-ryong hace un pacto con el jefe del clan para librarles de esa plaga pero, una vez cumplida la misión, se verá traicionado. Su venganza será terrorífica.
Correcta adaptación de uno de mis cuentos favoritos. El guión del mismo director Kim Kwang-tae no es fiel al cien por cien al cuento, pero su esencia sí. Estamos por tanto ante una gran producción íntegramente rodada en unos maravillosos exteriores. Esos bellos parajes contrastan con la cruda historia que se nos cuenta. La lógica desviación del libreto original está totalmente justificada, narrando los pormenores de una cruenta postguerra en la que los sufridos habitantes aún creen que están bajo el dominio de Japón. Entremedio las ratas atemorizando a todo el personal. Brutales escenas de esos roedores campando a sus anchas harán que los que tengan algún tipo de reparo hacia esos animales miren para otro lado. Castiga un poco toda esa calidad su excesiva duración. Ese tiempo extra está basado en la explicación de las relaciones interpersonales de los personajes. Ardua tarea la de seguirla sin evitar algún bostezo.
Destacar la fotografía de Hong Jae-sik filmando unas bellas imágenes de unos bosques frondosos en un escarpado terreno. Y, hablando de El Flautista de Hamelín, ¿cómo no íbamos a comentar la música?, sencilla pero muy agradable. Evidentemente no es una orquesta sinfónica, pero el sonido de una simple y sencilla flauta hace una perfecta banda sonora. El encargado de ello es Lee Ji-soo.
En las interpretaciones destacar a Ryu Seung-Ryong en el papel de padre y flautista, lleva todo el peso de la cinta y lo hace sobradamente. Destacar su maestría en dar un toque dramático a cada uno de sus gestos.
Una cinta para los amantes del cine coreano, aunque se aparte un poco de los visto últimamente. También le gustará a los que quieran ver otra versión de un clásico.
Firma: Josep M. Luzán.
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