Babycall review
Título original: Babycall
Año: 2011
Duración: 96 min.
País: Noruega
Director: Pål Sletaune
Guión: Pål Sletaune
Fotografía: John Andreas Andersen
Reparto: Noomi Rapace, Kristoffer Joner, Vetle Qvenild Werring
¿Se me escucha?
¿Qué diríamos si estuviéramos en un país con el tercer PIB del mundo, en segundo lugar por renta per cápita, tercer exportador del mundo de petróleo, con el más alto índice de desarrollo humano, el más pacífico del mundo de acuerdo a un estudio de Global Peace de 2007 y por ser uno de los más seguros?, seguramente diríamos “yo quiero vivir allí”. Estamos hablando de Noruega, según muchas opiniones, el país más bello del mundo. Sin embargo, las matanzas de Oslo y Utoya parece que nos quieren rebatir esto, parece que nos quieren indicar que incluso dentro del paraíso existe la locura, la demencia. Hablando de un tema muy recurrente entre mis queridos amigos de TerrorWeekend, y que encaja perfectamente en el entorno de este film, el famoso cuadro “El Grito”, del noruego Edvard Munch, refleja, bajo mi punto de vista, toda la angustia del hombre, toda su desesperación, toda su locura y su tormento, bajo una escalofriante escena onírica, en la cual, y según el propio autor “Lenguas de fuego y sangre se extendían sobre el fiordo negro azulado. Mis amigos siguieron caminando, mientras yo me quedaba atrás temblando de miedo, y sentí el grito enorme, infinito, de la naturaleza”.
Bueno, una vez hecha la presentación, vamos a hablar de esta película, en la cual convergen una serie de temas sumamente interesantes. Empezaremos por la actriz sueca de raíces españolas Noomi Rapace, espléndida, fantástica, comedida y en el punto interpretativo justo, haciéndonos casi olvidar el insuperable registro conseguido como la hacker informática de la saga Millennium, realmente de lo mejor de este film. En segundo lugar la tremendamente fría atmósfera de la película, algo a lo que ya estamos un poco acostumbrados en las recientes cintas nórdicas, y en este aspecto se asemeja un tanto a The Last Employee, película alemana de grato y reciente visionado, de la cual podéis leer la crítica en esta misma sección. Por último destacar los equívocos a los que juega Sletaune, un poco al estilo de Sexto Sentido, con niño incluido, algo que no gustará excesivamente al espectador, al hacerlo todo un poco ininteligible.
Una mujer llega con su hijo de 8 años a un bloque de apartamentos en las afueras de Oslo, huyendo de su marido, el cual les ha infringido maltratos físicos y psíquicos. Allí intentará iniciar una nueva vida angustiada por la seguridad de su hijo, del cual no se separará ni un momento. Tanto quiere velar por su seguridad que se dirige a una tienda y compra una especie walky talky (Babycall), recomendado por un vendedor que se convertirá en la única referencia de la mujer en esta nueva y solitaria vida. Estos babycall no funcionan a la perfección, seguro que son “Made in China”, tienen interferencias y en vez de escuchar a su hijo, a veces escucha conversaciones, no precisamente agradables, de unos vecinos. Al intentar investigar por su cuenta se topa con su propia angustia, su propia y desesperada vida.
Interesante película en la cual destacamos primeramente las interpretaciones, que son magníficas. Aparte de la ya comentada de Noomi Rapace, destacaría también la de Kristoffer Joner, actor sueco que en este film interpreta a un creíble y angustiado vendedor de electrodomésticos que tiene que lidiar con un oscuro caso de eutanasia en la figura de su madre. Perfecta su interpretación, la cual va ganando protagonismo a medida que va avanzando la cinta. Los niños también estás espléndidos, con algunas escenas realmente escalofriantes. En cuanto al guión, lo encuentro un poco enrevesado, nada clarificador y que, desgraciadamente, parece que busca precisamente eso, el desconcierto del espectador, un juego al que algunas personas no quieren jugar y que desmerece en parte esta película, que por otra parte encaja perfectamente, a mi entender, en la fantástica cosecha cinematográfica del 2011. En cuanto a la parte técnica destacaría la fotografía que es fantástica, ya que resalta las partes, aunque sean pocas, más cálidas y también mantiene perfectamente la ambientación sumamente fría de la cinta.
Película destacable y altamente recomendable. Vale la pena verla, entre otras cosas, por la calidad de las interpretaciones. Aunque este fuera solo el único motivo, lo considero lo suficientemente interesante como para recomendar su visionado.
Firma: Josep M. Luzán.
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