Un año desde la gran peste asoló la campiña de Londres, la pequeña casa de campo a lo largo de los bosques se descubre. Elizabeth y su familia luchan todos los días para comer, nada más que agua potable es lo que tienen ya que se han quedado sin comida.
Una noche, su situación cambia cuando un extraño se mete a la casa. Después de la lucha contra ese hombre termina acabando con el Elizabeth, al poco tiempo que oculta su cuerpo en la caldera. Con la muerte inevitable que la rodean. Isabel hace lo que cualquier madre haría por sus hijos muertos de hambre y les da de comer una comida adecuada.
Es sólo cuestión de tiempo hasta que los niños y la madre sucumban ala enfermedad, Elizabeth sella el destino de las familias y permite que la naturaleza siga su curso. La mesa de la familia está infestada de moscas, cera derretida y los huesos de los restos humanos. Apoyados en el suelo, como si estuviera congelada en el tiempo, son los cuerpos simples de dos hijos y su madre.
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