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Downrange review
Título original: Downrange
Año: 2017
Duración: 90 min.
País: Estados Unidos
Director: Ryûhei Kitamura
Guion: Ryûhei Kitamura, Joey O’Bryan
Música: Aldo Shllaku
Fotografía: Matthias Schubert
Reparto: Kelly Connaire, Stephanie Pearson, Rod Hernandez, Anthony Kirlew, Alexa Yeames, Jason Tobias, Aion Boyd
Violenta y magistral lección de cine.
Kitamura ya nos deleitó, allá en 2012, con No One Lives, un título muy entretenido y lleno de acción marca de la casa. Rodar ese tipo de películas hace que los directores encargados de filmarlas acaben algo encasillados. El director de origen japonés no es una excepción, pero hay que decir que sus cintas tienen algo que las hace diferentes. Sin abandonar la mala leche, tiene toques infantiles que nos hacen sonreír a pesar de lo que va apareciendo en pantalla.
Esto último no quiere decir que abandone la truculencia, en cierta manera heredada del gran Sam Peckinpah, autor del que beben muchos de los directores actuales, pero ciertos elementos a la vez que inverosímiles resultan hasta simpáticos. La escuela japonesa, tan poco dada a conceder nada al público, parece que tampoco es uno de sus referentes, si no que se lo digan a Takeshi Kitano o a Takashi Miike. Llegamos a la conclusión, por lo tanto, de que Kitamura tiene un estilo propio que cuenta con infinidad de seguidores.
Superar o como mínimo igualar esa gran obra que hemos comentado al principio parecía difícil, pero el director de Osaka lo ha conseguido plenamente con Downrange. Conseguir mantener la tensión durante toda la duración de la cinta mientras vemos a un certero psicópata-francotirador cargándose a todo lo que se mueve tiene su mérito. En la parte central y cuando todo parece que va en caída libre, introduce una escena que al verla se nos sales los ojos de las órbitas, a partir de allí el subidón nos deja pegados a la butaca hasta el final.
Un grupo de amigos que transitan por una carretera pérdida, tienen que detener el vehículo a causa del estallido de uno de los neumáticos. Lo que parecía un vulgar reventón, se convierte en la cacería de un enigmático francotirador, convirtiendo a los protagonistas en el más vulgar de sus objetivos.
Película para pasárselo en grande en un guion sencillo pero muy efectivo y que no escatima todo tipo de escenas en las que la sangre y las vísceras salpican la pantalla para regocijo de unos espectadores que conforme va avanzando quieren más y más, Kitamura, amablemente se los da, además con ese toque que podríamos denominar como travieso.
El dibujo de los personajes es uno de sus escasos puntos débiles, pero como tampoco esperábamos algo dramático tipo Shakespeare, queda diluido entre tanta escena violenta y terrorífica.
En la parte técnica destacar, ¿cómo no?, los fantásticos efectos especiales, maquillaje y stunt. La cantidad y variedad de ellos da una idea del intenso trabajo en ese sentido, y sin un solo CGI.
La parte interpretativa está muy dividida, destacaré no obstante a Kelly Connaire, Stephanie Pearson, Rod Hernandez y Anthony Kirlew por estar más en tiempo en pantalla que el resto, así de simple.
Nos encontramos ante un auténtico bombazo para el disfrute de la legión de seguidores de Kitamura. No quedaran defraudados, estamos ante unos de sus mejores títulos.
Firma: Josep M. Luzán.
@Josep_Luzan
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