Título original: The Call of Cthulhu
Año: 2005
Duración: 47 min.
País: Estados Unidos
Director: Andrew Leman
Guion: Sean Branney (basado en el relato corto de H. P. Lovecraft)
Música: Chad Fifer, Ben Holbrook, Troy Sterling Nies, Nicholas Pavkovic
Fotografía: Davey Robertson
Reparto: Matt Foyer, John Bolen, Ralph Lucas, Chad Fifer, Susan Zucker, Kalafatic Poole, John Klemastaski, Jason Owens

Los primigenios ya están aquí, este es el primer aviso.
Posiblemente, junto a Stephen King, no hay autor de terror peor adaptado que H. P. Lovecraft; lo cierto es que pocas veces – contadas con los dedos de una mano – se ha conseguido lograr una aproximación a una literatura tan extremadamente sensorial y un universo tan propio. Tal vez por todo ello la Sociedad Histórica H. P. Lovecraft estaba hasta el moño de que las distintas adaptaciones del trabajo de Lovecraft fueran tan desvaídas que tomó la decisión de arreglar el desaguisado y dio luz verde a la adaptación de La Llamada de Cthulhu, uno de los relatos más logrados del escritor, y al mismo tiempo, uno de los pilares fundacionales de esta cosmogonía.
¿Cuál es el misterio innombrable que atenaza el mundo? Qué horrores aguardan en la oscuridad que enloquecen a los cuerdos y hacen morir de espanto a los locos… Cada uno que busca las piezas de este puzzle termina sus días encerrado en un manicomio o con la salud destrozada.
Pero una vez las piezas están en su sitio, una figura se yergue en el horizonte, una figura horrible cuya existencia desafía la realidad, y con un nombre que es mejor no decir en alto: Cthulhu.
Andrew Leman acierta a la hora de llevar el relato a guion: lo fragmenta una y otra vez, cambia el punto de vista del personaje que narra los sucesos, por todo ello la historia avanza y retrocede mostrando más que narrando… Aunque esto puede resultar lioso para los que no conozcan la historia original, lo cierto es que su estructura de diversas historias que se mezclan para formar un puzzle (No en vano el primer plano es un puzzle de La Noche Estrellada de Van Goth), está enfocada en la idea original del autor: un mal que crece, con una historia que se desarrolla globalmente en distintos puntos – con un tono casi impresionista – para conformar un todo.
Asimismo, a nivel visual, Leman se fija en la narración cinematográfica de la fecha en que se publicó el relato, 1928, así que lo recrea como cine mudo repleto de guiños al cine expresionista en su iluminación, en sus (fantásticos) decorados fantásticos, la música teatral y enfática o el maquillaje actoral incidiendo en el uso de maquetas y animaciones de Stop Motion; respecto a las interpretaciones, mejor no olvidar que son actores no profesionales a los que une su amor por Lovecraft.
Aunque es innegable que no todo el mediometraje funciona de la misma manera y algunos de sus segmentos bajan el nivel global, todo se perdona en el último tercio cuando todos los acontecimientos llevan al descubrimiento de un barco a la deriva, lo que empuja la historia hasta la culminación del horror cósmico del autor.
De corta duración, apenas cincuenta minutos, pero llena de sorpresas plásticas y narrativas, The Call… puede considerarse la mejor adaptación de un cuento de H. P. Lovecraft hasta la fecha. Si el espectador quedara con ganas de más, muchos de los implicados en esta película lanzaron un segundo título, aunque más irregular: Whisperer In Darkness.
El abismo se ha abierto, sólo los dioses saben qué mora allá abajo.
Firma: Javier S. Donate.
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