Entrevista a Daniel Noblom, director y guionista de Parasomnia
Justo cuando el semáforo se pone en verde, un hombre joven se queda paralizado antes de cruzar la calle. Completamente rígido, no puede mover nada más que sus ojos. A su alrededor, la gente no parece reparar en él y sigue su camino, ignorándolo... mientras el ambiente se va volviendo cada vez más extraño, inquietante y amenazador.
En algunos de tus cortos juegas con el fantástico pero esta es la primera vez que utilizas el género de terror. ¿Qué códigos te han llamado la atención para este trabajo?
Dentro del cine de terror, me inquieta mucho cuando siento que no entiendo algo, que la historia desafía la lógica o que estoy viendo algo que oculta muchísimo más bajo la superficie de lo que estoy viendo. Cualquier miedo que pueda sentir el ser humano es una variante del miedo más primordial, que es el miedo a lo desconocido. Y este corto habla del miedo al gran desconocido: nuestro futuro, la incerteza. Además, aunque tenga una trama y un objetivo muy claros, es un corto tirando a surrealista, que no deja de significar que ocurren cosas sin lógica, que el protagonista es incapaz de explicarse. Creo que el terror es un género que permite esconder muy bien el mensaje que quieres transmitir para luego, en la superficie, hacer historias muy lúdicas y muy disfrutables. También tenía ganas de hacer algo muy cañero y explosivo, porque venía de un par de cortos más bien contenidos y tenía ganas de abrazar el exceso. ¡Me quedé a gusto! Ha sido, sin duda, una de las experiencias que más me han hecho sudar como director, pero también de las más gratificantes.
Parasomnia es la lectura de terror sobre un problema social de gran actualidad.
Así es. De hecho, la idea nació mientras leía un artículo en el que varias personas de mi generación, gente muy preparada y con estudios, se lamentaban por la sensación generalizada de que, tras prometérseles un gran futuro fruto de un gran esfuerzo, veían cómo sus vidas no avanzaban y dicho futuro se presentaba incierto, cuanto menos. Sin embargo, tengo que decir que desde que tiré adelante el proyecto me he encontrado con muchas personas de otras generaciones que también han conectado con lo que contamos, que no deja de ser algo tan universal como enfrentarse al hecho de que tu vida no vaya a cumplir con tus expectativas previas. Y además, por desgracia, creo que esta sensación de que estamos al borde de un colapso general que cambiará las cosas tal y como las hemos conocido hasta ahora está extendido más allá de los que crecimos con aquello de “la generación más preparada de la historia”, y que hemos ido empalmando un desencanto tras otro desde el 2008.
Un solo escenario y una situación, ¿qué fue lo más complicado de manejar?
¡Es difícil decir solo una! El escenario en sí ya era complicado: la carretera de Mataró en la parte que pasa por Badalona. El permiso de rodaje que teníamos no nos permitía cortar el tráfico, así que nos íbamos adaptando a los coches y autobuses reales y a la gente que paseaba por allí, con todo lo que eso implica sobretodo en las jornadas diurnas, ya que en las nocturnas apenas pasaba nadie por allí... Cosa que es justamente lo que queríamos desde el guion: mucho dinamismo y caos durante el día, y un desierto desangelado por la noche. Sin embargo, las jornadas nocturnas tenían otra complicación: rodar en exterior, en noviembre, al lado del mar y con Xavier Batista, el protagonista, empapado de arriba a abajo. Él es quien sufrió más esa parte... en el buen sentido, porque luego era el primero en querer aprovechar el frío para integrarlo en el sufrimiento de su personaje.
Xavier Batista lleva el corto sobre sus hombros.
Xavi es genial. Le conocía de hacía años, y de hecho ya hizo una brevísima aparición en mi cortometraje Perdona, estava dormint, pero hacía tiempo que quería hacer algo más grande con él. Sabía los niveles de intensidad a los que es capaz de llegar y este cortometraje pedía exactamente esto, así que ni siquiera hubo casting: le envié el guion y le entusiasmó la idea, y quedamos varias veces antes del rodaje. Cualquiera que vea el corto entenderá por qué todo el equipo terminó enamorado de él: no es solo que lo borde en un papel que no era nada fácil, ya que debe expresar muchísimo con muy poco, estando como está paralizado durante casi todo el metraje, sino que se ve claramente su nivel de entrega. Dejó boquiabierto al equipo y dejará boquiabierto a cualquier espectador. Si Parasomnia sirve para abrirle puertas a nuevos papeles, me alegraré mucho porque se lo merece.
En Molins fue la premiere nacional y saliste de la sala con el premio del jurado.
Fue la premier soñada. TerrorMolins es uno de los festivales de mi vida, cada año voy allí y sabe ser un gran festival pero manteniendo la proximidad con la gente. ¡Es por algo que tiene un público tan fiel! Que la premier nacional fuera allí ya tenía mucho significado para mí, pero que encima nos lleváramos el gran premio ya fue la hostia. Vino buena parte del equipo, familia, amigos… Fue, sin duda, una de las experiencias más bonitas que he vivido hasta el día de hoy como director.
¿Qué dirías a los futuros espectadores de Parasomnia?
Que si buscan sustos y litros de sangre, este no es su corto. Pero si buscan angustiarse, sentir el frenesí y la paranoia, inquietarse, ponerse nerviosos… Entonces sí que lo es. Quiero creer que tiene algo de Stephen King a nivel de tono, que no por nada es el autor al que más he leído en mi vida, y posiblemente verán referencias en momentos puntuales a clásicos como Carretera perdida de David Lynch o El diablo sobre ruedas de Spielberg. En palabras del jurado de TerrorMolins, “consigue transmitir una atmósfera de pesadilla”, que es exactamente lo que buscábamos.
¿Cuáles son las redes sociales de Parasomnia?
El proyecto en sí no tiene redes sociales, pero yo publico todas las noticias y selecciones- entre ellas las de TerrorMolins, Morbido Fest, Grimmfest, Buenos Aires Rojo Sangre o El Grito - en mi cuenta de Instagram, @dnoblom. También pueden seguir a la productora, Fonofox, en @fonofox_
¿Qué puedes decirnos de tus próximos proyectos?
Voy a disfrutar del camino de Parasomnia durante año y pico, así que de momento no tengo más proyectos de cortometraje a la vista. Sin embargo, sí que estoy metido de lleno en varios proyectos de largometraje: de nuevo junto a Fonofox, productora de Parasomnia, estamos intentando levantar un largometraje cuyo guion ya pasó por unos cuantos Pitchings y que dirigiría yo mismo. También estoy de co-guionista en otro largometraje que dirigiría Pol Diggler, director del cortometraje Sincopat que ha arrasado el último año en festivales y se llevó el Méliès d’Argent. Y aún podríamos hablar de un par de largometrajes más, cada uno con una co-guionista diferente (uno de ellos con Alba Postigo, co-guionista de Parasomnia), ambos de género pero muy diferentes entre sí: uno es un slasher de vocación muy comercial y el otro todo lo contrario, una comedia negra de vocación más bien independiente. Y no contento con todo esto, estoy empezando a desarrollar un nuevo proyecto en solitario, basado en una leyenda bastante oscura de principios de siglo XX en Cataluña: hace tiempo que no escribo en solitario y tenía ganas de ponerme a ello, sin ninguna prisa.
¿Cuál es tu último descubrimiento en el género de terror?
Pues justamente el día después del estreno de Parasomnia en TerrorMolins vi La Sustancia allí mismo, en el festival. Y guau, qué puedo decir: para mí, la mejor peli del año, sin duda.
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