Un Cubo de Sangre review

Walter es un chico que trabaja limpiando en un bar que es frecuentado por muchos artistas beatnik: pintores, escultores, escritores… Walter, que se siente inferior, sueña con formar parte de ese grupo y ser uno más de ellos, cueste lo que cueste.

Título original: A Bucket of Blood

Año: 1959

Duración: 66 min.

País: Estados Unidos

Director: Roger Corman

Guion: Charles B. Griffith

Música: Fred Katz

Fotografía: Jacques R. Marquette

Reparto: Dick Miller, Barboura Morris, Antony Carbone, Julian Burton


Un cuento macabro sobre lo ridículo del arte y la necesidad de encajar.

Es muy loable que en tan sólo una hora, Roger Corman y su guionista habitual Charles B. Griffith fueran capaces de hacer esta crítica mordaz sobre lo ridículo que puede llegar a ser el mundo del arte y sobre la imperante necesidad del ser humano de ser aceptado y encajar. En lo que probablemente era una crítica hacia cierto tipo de círculos que el propio Corman tuvo que enfrentar, Un Cubo de Sangre constituye un cuento macabro fascinante, con escenas que uno no olvida.


Walter es un chico que trabaja limpiando en un bar que es frecuentado por muchos artistas beatnik: pintores, escultores, escritores… Walter, que se siente inferior, sueña con formar parte de ese grupo y ser uno más de ellos, cueste lo que cueste.

Corman, que era un hombre hecho a sí mismo con una visión muy clara sobre el arte y ganar dinero, no debía de gustar especialmente en los circuitos más glamurosos de Hollywood. Probablemente más de uno pensara que lo que él hacía no era arte, sino una cutrada para ver en los autocines que no podía considerarse una obra como tal. Pero Corman sabía que eso no estaba reñido con contar buenas historias, y esta película es un ejemplo de ello.

Dick Miller, que colaboró con Corman más de diez veces, da vida aquí a un personaje pusilánime que se muere por ser parte del grupo de beatniks que frecuenta el bar en el que trabaja y por gustarle a una de ellas en particular, se ve envuelto en situaciones grotescas que a nivel visual son inolvidables. El gato de escayola podría ser expuesto en un museo y el propio Miller también, que interpreta maravillosamente a esta persona insegura, que cada vez que es validado por los demás se crece poco a poco convirtiéndose en un auténtico psicópata.


Una película que con muy poco metraje explica mucho y muy bien y en la que todos los elementos funcionan. Divertida y ácida, si os apetece hacer un repaso a la carrera de estas figuras del cine no os decepcionará en absoluto.

Firma: Sonia Antorveza.
@bunyolsdesucre

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