Entrevista a Demián Rugna, director de Cuando Acecha la Maldad


A día de hoy se hace mucho thriller, se esconde el terror dentro de mil géneros, pero en tu caso con Aterrados o con esta misma no te escondes, lo tuyo es terror 100%

Bueno sí, hago terror pero para mí el terror... a ver por ejemplo El exorcista es una película de terror pero también es un drama para poder llegar a la carne de la gente. Es el recurso para poder sensibilizarlos para atacar luego con el terror. Yo amo el terror y es lo que quiero hacer.


Estuvimos en la sesión del Auditori y tuvo un gran recibimiento, cuéntanos como fue desde tu punto de vista.

Hubo mucha expectativa. Tuvo sold-out a los pocos días de ponerse a la venta. También venimos de varios festivales donde hemos tenido muy buenas críticas y eso hace un hermoso marco para que la gente se fuera satisfecha. Creo que en definitiva la gente acabó agradeciendo que fuera una película sincera que escapa al estereotipo. La gente gritaba, aplaudía... bueno, así es la gente de Sitges, la gente que viene a este festival es esto, no esperaba menos pero por suerte abrazaron la película y me llena de orgullo. Me llena de orgullo porque este es un festival que yo en todas mis películas siempre intento entrar y no es fácil y mucho menos en una selección oficial, y haberlo conseguido con dos películas consecutivas me llena de orgullo.


¿Cuándo ruedas las escenas lo haces conscientemente de que se van a aplaudir en un festival?

En realidad es cuando la escribo. Cuando ruedo estoy muy tenso y nunca estás conforme. Siempre crees que es un desastre y tienes que salvarlo en la edición. Pero cuando la escribo si que pienso en momentos que imagino que los amantes del género la van a amar y siempre procuro tener dos o tres momentos en que valga la pena pagar el dinero de la entrada.



Hablando de la edición, el diseño de sonido me parece muy logrado. Además en tu cine cuando haces terror muchas veces es a pleno luz del día, cosa que no se suele ver.

Sí, en cuanto al sonido eso es gracias a Pablo Isola y Pablo Fuu que el diseñador de sonido y de la música que le dieron la identidad. Estuve viéndola en festivales junto a películas de Hollywood en la misma sala de cine y suenan al mismo nivel, la misma calidad técnica y artística. En cuanto a lo de la luz, cuando escribes un guion y pones el libreto “Día” es un desafío. En este caso rodar de día fueron muy complejas, teníamos animales... Recuerdo que la escena inicial lo rodamos en un sólo día y eso implicaba que 150 cabras tenían que hacer lo que nosotros queríamos, habían efectos especiales, en un día la iluminación te cambia todo el tiempo... Es una complejidad rodar cuando es al aire libre. Yo lo que creo es que el guion es lo que te da si la película va a acabar funcionando o no. Después como director ya entra la pericia y el oficio para sacarlo adelante. Pero si el guion no te cuenta algo lindo, algo fresco la película no va a funcionar. Me cuesta ver películas buenas con malos guiones.


¿Demián Rugna cree en el diablo?

(Risas) No, soy una persona bastante terrenal, no soy una persona religiosa pero me encanta jugar con el diablo. Sí que creo que hay algo más allá, algo que no podemos comprender y que está usándonos. Yo estoy en Sitges estrenando una película que está funcionando y creo que algo se ha movido para que yo esté acá. Pero después esto del diablo de Dios... yo no pierdo el tiempo en ser religioso, pero las uso a mi favor.


Cuando Acecha la Maldad se utiliza mucho la expresión “embichado” ¿tiene alguna parte de mitología argentina que nosotros no conocemos?

Es todo inventado. El concepto original era el encarnado, pero fueron los actores cuando empezaron a aportar las expresiones del campo y empezamos a buscarle sinónimos de cómo se referirían y salió embichado. Y quedó más embichado que encarnado, pero sí es una cosa que inventé yo. En esas películas que vemos de exorcismos en los que el diablo se les mete dentro y les hace hablar estupideces y maldecir pero yo quería que se les metiera en la piel y que queden como enfermos. Parece una mitología porque está tratada como tal. Pero no, no existe y espero que nunca lo haga.


Has hablado de lo complejo que es trabajar con animales, cuéntanos como ha sido trabajar también con niños.

En mi experiencia con esta película no fue difícil trabajar con niños. A ver, si los padres entienden dónde se están metiendo ya tienes mucho ganado. Lo difícil es la regulación legal al menor... la cantidad de tiempo, lo que no pueden hacer, los horarios... cuando nos enfrentamos a que los niños no podían hacer ni la cuarta parte de lo que pretendíamos porque no los podíamos exponer a ninguna clase de violencia ni imagen perturbadora nuestra principal preocupación era cómo podíamos contar la historia sin que los niños sepan lo que están haciendo. Lo más difícil no era que el niño se despistara, era cumplir con la ley. No lo podíamos manchar de sangre, había que trucar muchas cosas, sólo podíamos rodar tres horas al día... Fue complicado.


En Aterrados nos muestras una casa de un barrio tradicional, en esta nos llevas al campo, ¿nos vas a mostrar toda la geografía de Argentina?

(Risas) Tiene una geografía bastante grande, aún me falta la montaña y la selva. La búsqueda de alejarme de la ciudad me hizo acabar viviendo en el campo, eso influyó en el tipo de película que quería hacer. Pero también quería hacer una road movie, de terror, y moverme lejos de la ciudad y también de día. No quería hacer lo mismo que en Aterrados y que la fórmula del éxito es no repetirse, pero aún así me repito en muchas cosas.


Dos preguntas en una, ¿los productores han puesto algún impedimento para las escenas más salvajes de la película? Y ¿cómo ha sido saber que está ahí Shudder?

Los productores no me han dicho nada en absoluto. Sí que me miraban raro pero me dieron toda la libertad, el mayor problema era que todo era muy caro. Cuando se nos acababa el dinero nos acercamos a Shudder para que coprodujeran y su apoyo fue incondicional y eso se ve en la película. Por suerte es una película muy difícil de encontrar en un gran estudio. Tal vez Barbarian se parece. Capaz que ahora los estudios entienden que la gente quiere ver esto. Pero no sé porque siempre termina la autocensura,


Después del éxito de tu primera película, ¿notaste presión para hacer la segunda?

Guillermo del Toro se interesó por mi primera película, además que acababa de ganar el Oscar. Ayudó a que se conociera mi nombre en las grandes audiencias. Eso me ayudó muchísimo. Pero sabes que hay mucha gente que está esperando tu nuevo trabajo y no quieres defraudarlos, pero sobretodo a mi. Lo que logré con Aterrados es que me dio licencia para matar y escribí un guion que sabía que podía hacerlo. No podría haberlo escrito antes de Aterrados, nadie me hubiese apoyado para hacer este guion. A veces el éxito de un artista es estar avalado y aposté por hacer algo superador o diferente, ir más allá. Contar algo más complejo porque sabía que el público tendría más atención.


Estamos esperando tu próxima película.

(Risas) Esta es mi quinta película y recomiendo ver mis primeras que tal vez les gusten dentro de su contexto. Quiero hacer una próxima e intentaré no defraudarme a mí y de ésta manera no defraudar a los demás.


Cada vez se ven menos los efectos prácticos.

Primero, hacer CGI es muy caro y aquí no tenía la posibilidad. Segundo, no confío en el CGI, me han ofrecido hacer los animales así y no me animé porque nadie me garantizaba que quedaran reales, así que aposté por usar animales reales. Corrí bastantes riesgos con esta película, a veces hay que hacerlo pero estoy feliz.


¿Película de terror favorita?

El Exorcista es la que más me marcó y aterrorizó. Siempre me da “algo”. Hace unos 15 años la relanzaron con una remasterización y había mucho público joven en la sala. Y donde yo me aterrorizaba los jóvenes se reían, porque se ha parodiado tanto que cuando ven la escena original la gente se reía. Pero no hay ninguna otra película que me haya provocado tanto.