Título original: The Piper
Año: 2023
Duración: 105 min.
País: Estados Unidos
Director: Anthony Waller
Guion: Anthony Waller, Duncan Kennedy
Música: Wilbert Hirchs, Anthony Waller
Fotografía: Roger Simonz
Reparto: Elizabeth Hurley, Mia Jenkins, Jack Stewart, Robert Daws, Gundars Abolins, Anthony Waller
Mucha leyenda de Hamelin para tan poco terror.
Anthony Waller llamó la atención con Testigo Mudo, una ópera prima muy resultona que combinaba terror, thriller y algunas gotas de humor, pero su carrera se hundió muy justamente con Un hombre lobo americano en Paris y claramente no aprendió mucho de esta experiencia ya que The Piper es un desastre aún mayor que la descabellada secuela del hombre lobo de John Landis.
The Piper es una… experiencia bastante… dura.
Tras una separación bastante traumática de su marido, Liz Haines viaja junto con su hija Amy al encantador pueblo de Hamelin, donde impartirá clases como profesora al tiempo que investiga la leyenda del famoso flautista. Hay un oscuro secreto en el pasado de Liz, un secreto que despertará la amenaza del flautista, ser mitológico que pondrá sus ojos en la joven Amy.
Distintas fuerzas se desatarán en el lugar, ya que Amy cuenta con un aliado en el joven zíngaro Luca, quien se ha enamorado de ella y hará lo que sea por protegerla.
Pues así contado, parece que hay algo interesante en The Piper, pero es todo una ilusión porque tras un prólogo en el que deja de manifiesto el presupuesto de la película (esa oleada de ratas hechas por ordenador debería estar penada por la ley) el espectador se ve zarandeado por una película que avanza como una locomotora sin frenos, lógica o pudor.
Basado en una historia de Duncan Kennedy, autor de películas con tiburones como Deep Blue Sea y Bait (y tal vez un tiburón en este guion hubiera salvado el despropósito general), Anthony Waller reescribe un guion sin protagonista que focalice la historia ya que tan pronto parece que el personaje principal es la madre como la hija, y aunque ambas dan vueltas alrededor del flautista de las narices, en el fondo la historia es un batiburrillo de géneros donde lo que menos importa es la flauta que tiene el mito entre las manos; por allí aparecen zíngaros, pasadizos secretos, romanticismo de novela barata, libros antiguos, traumas del pasado, ¿GPS’s?, fantasmas y, como no, un montón de niños que se pasean como zombis convocados por el flautista, pero el problema es que nada de lo anterior añade sino que da la impresión de estar ahí solo para rellenar metraje.
Waller es un hombre del renacimiento ya que dirige, guioniza, edita y coescribe junto a Wilbert Hirsch un pegadizo tema musical que suena tantas veces que termina por irritar… Waller es correcto en todo, pero en nada destaca. Y si hablamos de destacar, tampoco lo consiguen Elizabeth Hurley como la madre o Mia Jenkins interpretando a la hija.
Hay una buena historia tras el flautista de Hamelin, pero esta vez no sonó la flauta.
Firma: Javier S. Donate.
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