Entrevista a Fernando Esteso, actor, cantante y director


¿Qué diferencia o diferencias más importantes destacarías del cine que se hace hoy en día al que se hacía antes?

Había mucha más familiaridad, más conocimiento entre personas y un poco más de educación en cuanto a jerarquías. Yo os hablo por mí. Empezar a hacer las películas y ver dentro de ellas unos repartos que para mí era impresionantes. Eran como un presente que me llevaría a algo si estaba atento. Un respeto total. Ahora puedo decir que, en alguna película en la que intervine, vi que sí he sido respetado ya que quizás yo mismo no conozco mi historia. Actores jóvenes que la verdad conocen la historia de Fernando Esteso, incluso a través de fórums. Me quedo asombrado de que hay personas de dieciocho años que hacen recopilaciones e incluso academias de cine, como en Madrid, donde pasan las películas de Mariano Ozores. Explicaban cómo se podía hacer una película en una habitación, en una mesa-camilla, con cuatro sillas y a lo mejor un brasero. Se hacían y tenían mucho éxito. Este tipo de cine ya no se hace, pero se siguen proyectando. Las reposiciones se suelen hacer en canales de televisión. Por ejemplo el otro día vi en la 1 Las Chicas de la Cruz Roja y pensaba: qué bonita música (canturrea la canción). Era precioso. Mariano hizo un cine que en sus 150 películas que filmó vio pasar a todas las estrellas del momento. Que si Gracita Morales, Florinda Chico, José Sacristán, es decir todos, luego se convirtieron en tragicómicos, que no serios. Yo prefiero ser formal a serio. Serio no puedo serlo, ¿Para qué? Cuando me llegó el anzuelo de Mariano Ozores pues la verdad es que fue un encuentro triunfal. A mí me llamaba “el bajito de los cojones” porque siempre estaba detrás de él. Del planteamiento inicial en cuanto a localizaciones, atrezzo, decorados, etcétera, llegado el día del rodaje no tenía nada que ver. Es decir llegábamos a una casa que en principio tenía que tener 4 ventanas, pues tenía 3, era un lío. Entonces él llegaba, se ponía las manos a la espalda, miraba todo aquello, hacia como un mago y le encontraba solución, pero yo estaba detrás con el operador y me decía: ¿dónde crees que va a poner la cámara Mariano? Y yo le decía: tranquilo, es una cosa muy simple: en este pasillo va a poner un traveling entonces va a empezar en el salón, vendrá uno por una puerta, el otro por la otra, los recibirá y los traerá para acá y cuando tengan que irse uno por un lado y el otro por el otro un “chasca-chasca” se quita el traveling y “chasca-chasca”… y se volvía y me decía: ¿qué coño está diciendo el “bajito de los cojones”?


¿Podríamos definir todo esto como una manera de rodar artesanal?

No, para nada, era muy profesional. Es que Mariano, con el transcurso de los años tenía, tanto su equipo técnico como su equipo de actores fetiche, los tremendos actores secundarios que hemos tenido en este país, de los cuales yo bebía. Con Mariano aprendí a olvidar las marcas. Aprendí a guiarme por el calor de la luz. Pensaba, aquí está la luz, esta es la marca. Aprendí muchísimo, aprendí muchísimas cosas.


Casi me has respondido a la siguiente pregunta, que es: ¿ha habido algún director que te haya marcado de manera especial?

Mariano Ozores y Agustí Villaronga. Cuando llegué a Agustí ya llevaba todo el bagaje de cuarenta películas, y seguía sabiendo que lo más importante era intuir que es lo que quería el director de ti. No porque el casting te hubiera elegido si no porque te había elegido el director. Preguntar lo justo y siempre ponerse en sus manos. Con Agustí fue una pena. Estaba en racha, con un director que me quería, que me daba unos personajes que me fascinaban. Me cago en la leche, ¿por qué me has hecho esto? (habla del fallecimiento de Agustí Villaronga en 2023). Él sabía lo mucho que yo lo quería.


¿Es difícil encajar a un tipo de actor como tú en el cine actual?

La verdad es que me rebelo cuando veo papeles que son para mi edad y que los hacen personas que tienen cuarenta años. Sería muy difícil hacer hoy en día aquel tipo de películas, pero si el mundo del cine me llamara yo estaría preparado para hacer cine. Había hecho teatro, había hecho revista. ¿Qué es lo que pasa?, cada medio tiene su forma de interpretar distinta, entonces yo podía saber lo que era trabajar en un teatro, en una plaza de toros, en una gala, en una compañía, haciendo mi propio espectáculo, mi propia revista. También cuando me tocó hacer televisión me preguntaba cómo se hacía, ¿cómo pienso que se están riendo de lo que yo digo si no los veo? Estás en el ojo de la cámara. En el cine no te importa dónde está la cámara, porque es la cámara la que tiene que contar la historia. Lo único que tienes que hacer es escuchar, hablar, mirar al que te habla, que te convenza o si no te convence con la expresión le dices que no. Son medios totalmente distintos, además el cine termina el rodaje, lo meten en una caja y dicen esto es lo que hay. ¿Qué ha pasado? ¡Ay Dios mío! Ha valido. El negativo costaba un huevo. Rodabas y se mandaba a revelar y se veía al día siguiente, cuando tú ya te habías ido de ese escenario y entonces si hay que repetirlo ¿Qué coño haces? Ha valido, si no luego en el montaje lo arreglamos. ¿Pero ahora? Van con los cacharros y escuchas: toma 27. Antes las películas duraban hora y media, hoy duran entre dos y media y tres horas. Lo que has podido contar en hora y media cómo lo vas a explicar en tres horas. ¿Dándole más vueltas? Hay películas que tienen que durar lo que dura la historia. Llega un momento que dices: esta escena la he visto hace media hora, la misma. Que poca vergüenza y ¿A dónde me quiere llevar esto? Bueno, al aburrimiento.


¿Cine, teatro o televisión?

Todo. Lo mejor el directo. Recibas la reacción de la gente de manera inmediata. Tienes muchas posibilidades de cambiar. Con el paso de los años adquieres un misterioso poder, mira que los focos deslumbran pero ves al último espectador de la última fila. Notas si el público se lo está pasando bien ya que se menean en la butaca. Cuando lo hacen es que no los has convencido. Llega un momento que le cuentas la historia a aquel y éste hace que se ponga muy atento y dice vale ya lo ha pillado. Es un trabajo muy bonito.


Aunque tu incursión en el género de terror es más bien escasa, ¿está entre tus géneros favoritos como espectador?

Estuve haciendo la previa de Incestum pero al final no se hizo. Hicimos las pruebas en Ibiza. Pero sí que hice Los Habitantes de la Casa Deshabitada (Marisa Paniagua. 2018) pero recuerdo como un coñazo el maquillaje. Entre dos horas y dos horas y media de maquillaje. Hacía de zombi. Como espectador he visto muchos films. Películas de Drácula, Frankestein. Películas de Paul Naschy que era un estudioso del terror, un maestro. Sus películas me dan miedo. Mis hijos ponen películas en la tele pero no son terror, son de sangre, que no es lo mismo. Esas no me gustan. Ahora bien si es un terror que tenga un guion, una historia, suspense. Hitchcock por ejemplo. Zombis y eso no me gustan. No tienen nada que ver con el terror. ¿Qué es el terror? Algo que digas ¡joder! El terror es como ver a un mal torero lidiando en una plaza y viendo que en cualquier momento lo va a pillar el toro y ¡zas! ya lo ha pillado.


¿Cómo llevas ser un icono del cine español de todos los tiempos?

Soy un actor, un actor cómico que a lo largo de toda su vida tiene un tragicómico dentro como todos los actores que han pasado por la comicidad a través de los años. Me gusta la Historia, algo que pueda impactar, que merezca la pena y digas: estoy satisfecho, otra vez vuelvo a tener una ilusión. Esto es como cambiar de casa. ¿Cuál es el motivo de cambiar de casa? ¿Ha perdido la magia? No me quedan paredes blancas, no puedo colgar nada, ¡yo que sé!, por muchas cosas. Me voy a otro lado. Esta profesión, por muchas paredes que tenga esa casa, llenas de cosas, todavía ves que te quedan muchas cosas y la única forma que hay de poderlas colgar es que las otras las pierdas. La tienes que perder en los desplazamientos en las mudanzas. Ahí pierdes todo. Yo he hecho varias y lo primero que perdí han sido las cintas Beta de las películas y los discos de vinilo. Todo lo que significaba, los casettes. Ya no tengo nada. Yo tenía colecciones de todo. Todos los discos de Joan Manuel Serrat, ¡a tomar por el culo! Ya se los han llevado.


¿Te hubiera gustado hacer más papeles dramáticos?

Te voy a decir una cosa, yo todo me lo he tomado en serio. La comedia tienes que interpretarla muy en serio, en caso contrario es una astracanada.


¿Cuál es el secreto de tu humor?

La naturalidad y el sorprenderte. Es como todo, improvisación prevista. Esto es fundamental. Pararte cuando hay que parar, tener la duda que puede tener cualquiera y salir por donde no te lo esperas. No solo que la gente se sorprenda sino que además se divierta.


¿Película de terror favorita?

El Jovencito Frankestein.