Foto de Lirian Ruciero
Marita Carbone es una anciana aristócrata en decadencia. Para mitigar su soledad, colecciona cosas absurdas. Un día, dos mormones interrumpen la paz de su hogar.
"Coleccionismo” es una comedia negra que reflexiona sobre la compulsión consumista, el sentimiento religioso y la incapacidad para amar.
Cuéntanos el origen de tu cortometraje.
El origen de este corto lo encontramos treinta años atrás, en un cuento homónimo que escribí en un lúgubre piso de estudiante sevillano, inspirado por la estética de Delicatessen, de Jeunet y Caro, y Mirindas asesinas, de Álex de la Iglesia.
Trasladarlo a lenguaje cinematográfico fue un proceso muy natural. La inclusión de un nuevo personaje, el cura, nos permitió abordar temáticas actuales como la dificultad para amar en una sociedad líquida y consumista.
¿Qué se van a encontrar los espectadores del cortometraje?
Lo que hemos percibido en la proyección en otros festivales y con los premios que hemos conseguido, es que el tono de intriga surrealista, los pildorazos de humor y los numerosos puntos de giro, cada cual más terrorífico que el anterior, han hecho las delicias del público. Creo que es ese tipo de ficción que te hiela la sonrisa. Atraviesa con ritmo creciente los géneros de la comedia y el terror. Hasta el último segundo no deja de haber sorpresas.
Contar con la completa banda sonora de Fernando Bazán y Rocío Marquéz y con la participación de una actriz Premio Goya como Luisa Gavasa, Mariano Venancio, Premio de la Unión de Actores, Víctor Ullate, Dani Mantero o la cantante Rocío Marquéz ha sido un privilegio y nos ha aupado a un alto nivel.
¿Cuáles son tus influencias?
Mis influencias son variopintas y no dejan de crecer. Soy un cineasta muy ecléctico, no me ciño solo al terror, aunque sea un género del que no puedo escapar. Me formé con El exorcista, Roger Corman, la Hammer, La matanza de Texas, Al final de la escalera, en fin, todos los clásicos. En los últimos tiempos me impactaron La bruja o Déjame entrar. El gore ya no me tira tanto... Los avances en la ingeniería de sonido han multiplicado las posibilidades expresivas y la capacidad de impacto del cine de terror. El espectador se puede divertir notablemente rastreando estas referencias en Coleccionismo.
¿Qué consejos darías a los futuros cortometrajistas?
Que se dejen llevar por su pasión, que no tengan prejuicios, que intenten disfrutar siempre con lo que hacen, que se rodeen de personas mejores que él, que se formen en todas las disciplinas artísticas, que sean grandes espectadores, también de la vida, y que cultiven el noble arte de la paciencia. Ésta es una carrera de fondo, van a fracasar muchas veces. Que no desesperen. Si resistes, ganas. Y si no, tampoco pasa nada.
¿Cómo ves el mundo del género fantástico hoy en día?
No me considero un demiurgo ni nada de eso, pero pienso que mientras que la realidad siga siendo tan irreal como siempre, las personas necesitemos que nos cuenten historias que nos evadan de la mediocridad y las tecnologías y plataformas de difusión sigan desarrollándose a ritmo endiablado, la salud del género estará garantizada.
¿Puedes hablarnos de tus próximos proyectos?
Mi proyecto de vida es vivir de mis aficiones, así que ahí seguiremos. Como te dije, soy un cineasta que practica funambulismo intergénero. El 22 de marzo estreno Senegal, un sueño de ida y vuelta..., un documental musical con Rocío Márquez que visibiliza las acciones de cooperación internacional de la Diputación de Huelva en este país africano. A finales de año, comenzaremos con la producción de un nuevo cortometraje melodramático con el humorista Marcos Arizmendi. Por supuesto, continuaremos con la distribución de Coleccionismo. Todo esto me tiene muy ilusionado... ¡Quizás entre medias se cuele otro proyecto fantástico!
¿Dónde se te puede encontrar?
Facebook, Twitter, Instagram... Desplegamos una actividad intensa y divertida.
¿Película de terror favorita?
¿Qué fue de Baby Jane?
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