Tu película surge de un relato de Xosé Luis Méndez Ferrín.
Es quizás el autor gallego vivo más importante de la literatura gallega aparte de Cunqueiro y Manuel Rivas. El relato Lobosandaus estaba incluido en Rayanos, un libro de relatos. A Raya es la frontera sur de Galicia con Portugal. Es un relato de veinte paginas, tuvo la gran generosidad de permitirnos añadir personajes que no aparecen en su relato y, sobre todo, llevar más allá la idea ya que en el relato no se sabe qué le ocurre finalmente al maestro, también le añadimos una mirada femenina para dar más luz a elementos que aquí se apuntan como la relación entre Obdulia y Dorinda.
Es una historia de género fantástico, un relato epistolar que toma Drácula de Bram Stocker como referencia. Es una historia gótica y por eso es tan exaltadamente romántica y es lo que me atrajo tanto.
¿Cuándo el autor leyó el guion, os dio alguna sugerencia?
Con una expresión que utilizamos en Galicia, Ferrín es un riquiño que no entra por la puerta. Hay autores pequeños que intentas adaptar y te ponen mil trabas y este señor que en Galicia es un dios, me dio un voto de confianza porque había visto mi anterior documental y le emocionó mucho. Le dimos como tres o cuatro versiones y todo le parecía estupendo. Por ejemplo la película tiene un elemento muy Queer por la relación entre Dorinda y Obdulia o reflexiones sobre el género que le sorprendieron y gustaron. En su relato eran elementos que estaban ahí potencialmente pero ten en cuenta que escribió hace muchos años el cuento y hoy en día tiene ochenta años, así que eran conceptos que jamás manejó.
Hay un personaje muy interesante, Obdulia, que sufre una enfermedad mental y ya por eso la mantienen escondida del resto del pueblo.
Obdulia y el profesor, el personaje protagonista, tienen algo en común: son iguales. Es más, la primera vez que ambos se ven, Obdulia detiene sus gritos porque le reconoce como a un igual y esto al profesor le da miedo. Si te fijas, el personaje protagonista podría parecer pasivo, porque no es quien está provocando lo que ocurre en el pueblo, pero tiene su propio viaje porque como decía Aristóteles, las tragedias perfectas no tienen que ver con hacer sino con reconocer, y el personaje descubre lo que hay en su interior.
Cuerpo abierto es una película de gente atrapada en un lugar y atrapados por sus propias pasiones. Al final ser un cuerpo abierto es liberador porque te abres al exterior y a lo que deseas. Por ejemplo el personaje de Obdulia tiene asignado el papel de mujer pero ella quiere hacer más cosas y que se le acepte. Ir al otro lado de la raya que es Portugal.
Otro personaje vital, aunque parezca secundario, es el de la criada quien es capaz de ver todo lo que ocurre en el lugar, los cambios que sufren los personajes y las sucesivas muertes.
La criada, no sé si se entiende o no, la pusimos como un personaje no binario, que la encantaría naturalizar sus deseos como, por ejemplo, con el maestro. Pero es el único personaje que se enfrenta a lo que está ocurriendo con los habitantes del pueblo, y tiene una especie de sabiduría especial y yo creo que es el único personaje consciente de sus límites.
La fotografía de Gina Ferrer es un gran trabajo, especialmente al tratar la noche de carnaval que es cuando Cuerpo Abierto entra de lleno en el género de terror.
Partimos de una presentación muy naturalista, y la película va en espiral adentrándose en el tiempo y en el propio género, y luego la película explota la noche del carnaval, donde ya no sabes si lo que ocurre es real o no. Cambian los colores, el etalonaje de la imagen, ahí buscamos la textura de las pinturas negras de Goya.
Hay algo que se agradece en Cuerpo Abierto, lo mismo que en Irati de Paul Urkijo, que es la reivindicación de nuestra propia mitología en vez de recrear artificialmente mitologías de otros países.
Es algo muy español. Hay que darle peso a nuestra literatura, y estamos en un país donde lo fantástico siempre ha estado muy presente desde la literatura medieval. Y no solo tiene que ver con los elementos ancestrales sino también con nuestra literatura más contemporánea.
También hay mucho elemento mitológico respecto a La Raya, que es Portugal. A raya es como llaman ellos a la frontera, por eso la película tiene también elementos de western. La raya es algo que está presente en la historia desde el principio, pero como límite entre la noche y el día, el mundo de los vivos y el de los muertos.
¿Cómo fue trabajar con tantos niños?
Genial porque tuve una coach maravillosa ya que mis productores gallegos son también creadores de series televisivas y saben cómo trabajar en este sentido. Me dieron más espacio con los niños que los adultos, no me pusieron una “domadora de niños” que les hacía vomitar las frases, sino que como los niños no interpretan, debían hacerlo desde el cuerpo. Tuvimos muchas sesiones de jugar y trabajar con ellos.
¿Qué puedes contarnos sobre la acogida de Cuerpo Abierto?
Estoy aliviada porque hemos estado en varios festivales y nadie se ha enfadado por el final que dejamos en el aire, yo tenía un cierto miedo a que la gente quisiera respuestas exactas y es algo que no ha pasado. Por ejemplo cuando fuimos a la Seminci de Valladolid, tuvimos mucha prensa, e incluso algún periodista nos dijo “gracias por hacer una película para adultos”, porque es una historia que te hace pensar.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Pues la verdad es que el género es algo a lo que no estoy dispuesta a renunciar, hoy en día levantar cualquier película pequeña es un milagro por la industria que tenemos pero en lo que ando ahora junto a Daniel D. García, mi guionista habitual, es una historia relacionada con vampirismo y capitalismo. Y hasta ahí puedo hablar.
¿Película de terror favorita?
Buah, es que tengo muchas. Me gustan mucho los clásicos de los setenta, sobre todo La Profecía. Aunque de los últimos años me encanta la película Déjame Entrar, que yo creo que conecta mucho con el mundo de Cuerpo Abierto.
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