En todas tus películas hay siempre antítesis entre el diseño de los personajes y el tono de la historia.
Sí, a ver, es el juego de los contrastes. Los personajes nos remiten a los orígenes del comic, de la animación, a los cuentos infantiles, las fábulas clásicas y lo que pasa es que su comportamiento no es el adecuado. Me gusta trabajar con estos iconos infantiles que además son universales, que no tienen un tiempo ni un lugar definido. Y además lo entienden en todos los sitios, me parece como muy interesante subvertir estos iconos de nuestra infancia y ser un poco sádico con ellos.
Has creado los personajes principales, ¿Cuánto tiempo te lleva desde el principio hasta el diseño definitivo?
Pues eso se trabaja en preproducción. No sé, a lo mejor trabajamos dos o tres artistas. También soy director de arte y siempre estoy muy metido en las fases. Parten de algunos bocetos que tengo, por ejemplo en Unicorn Wars ya partía de los diseños para Sangre de Unicornio, y se va intentando hacer grande el mundo, darle diferencias a los ositos por colores o formas de hocicos, ojos. Tienen que ser todos parecidos, pero también diferentes. En este caso nos lo planteamos como si fueran los pitufos. Luego además los personajes son adjetivos, como Mimosín, el Caricias, Gordi… Entran en el cliché.
Para Sangre de Unicornio fuisteis dos animadores y en Unicorn Wars sois alrededor de sesenta. ¿Cómo gestionaste el trabajo?
Pues con dificultad porque es una coproducción entre países y regiones, unos estudios en Bilbao, otro en Galicia, en Paris, Angouleme, más personas independientes por ahí y todo esto en pandemia. Fue un poco complicado porque teníamos reuniones de zoom todos los días, yo estaba enganchado al ordenador dando feedback todo el rato, correcciones, todo por mail, llamadas de teléfono. La pandemia nos ha entorpecido bastante, pero bueno, tenemos un software de producción llamado Kitsu que es como una especie de gran fichero y tu subes ahí todo lo que aportas o quieres cambiar de la animación, diseños. Es un trabajo muy artístico pero hay un componente técnico y debes saber muchas cosas para desarrollar la animación.
Aparte de eso teníamos un director de animación Khris Cembe, con el que llevo trabajando más de diez años, y parte del equipo ya había trabajado en Psiconautas y otros cortos, y hay que ser inteligente en producción para sacar lo mejor de cada uno.
En tus historias la religión y lo mitología siempre tienen mucha importancia. ¿De dónde surge esto?
Yo he ido a un colegio religioso y tenemos educación católica. Aunque no seas cristiano, tienes el sentido moral de la culpa, es algo cultural. Me interesa la religión como medio de control, en este caso una guerra con fanatismo es mucho más peligroso que sin ella. Es una crítica pero también hay una fascinación hacia la religión y el arte sacro, a mí me encanta el arte religioso, los códices medievales y por eso siempre busco una excusa para introducir eso.
Es un elemento interesante y también habla bastante de nosotros como cultura. La cultura española está muy arraigada en la religión, ¿No? La semana santa, la inquisición, todo de dónde venimos y me parece fascinante que le da su personalidad.
Y la mitología es la magia, en la animación me encanta trabajar con la fantasía, el mundo de las alegorías, las fábulas. En Unicorn Wars hay una mitología propia, o robada o cambiada de otros sitios como algo propio. Igual al ser gallego tenemos nuestras tradiciones, nuestro propio idioma, las leyendas, y hay un componente ecológico.
Comentaste que Unicorn Wars nació del cortometraje Sangre de Unicornio, porque creaste un universo y querías explorarlo, ¿Ocurrirá lo mismo con tu corto Homeless Home?
Seguro porque si lo analizas bien, mis otros trabajos son trabajos muy corales, muy narrativos con muchos personajes. A veces me ocurre que en mis cortos, por mi manera de narrar, pues se me queda un poco corto porque es un mundo en sí mismo, es un universo muy cerrado. Siempre he querido hacer algo de fantasía medieval pero retorciéndolo un poco, y Homeless Home trata sobre toda esa gente que debe volver a los lugares donde nacieron para cuidar a sus padres o por problemas de trabajo, y todo lo que antes te gustaba ahora ya no te llena.
Unicorn Wars tiene secuencias de acción y de guerra que están repletas de crueldad. ¿Cuáles fueron tus influencias o inspiraciones a la hora de crearlas?
Pues la verdad que de nuestras limitaciones como dibujantes. A ver, yo soy un dibujante de cómic y jamás he estudiado animación, pero me rodeo de muchos artistas muy diferentes y trabajo con lo mejor que puedo. Muchas veces planteas las cosas sin mirar otras cosas, para usar tu propio camino. En tus limitaciones puedes encontrar tu forma de narrar, entonces te puede recordar a muchas cosas. En el storyboard trabajamos seis personas y esto se pasa a la animática para ver el ritmo. Por ejemplo en las escenas de guerra hay muchos planos, mucho picado, mucha violencia y si, tiene verosimilitud, lo mismo que algunos momentos duelan al espectador.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Justo salió la noticia así que ahora puedo contar que estoy desarrollando un largometraje basado en mi corto Decorado, sigo en la misma lógica. Es un paso diferente en mi carrera porque va a ser una comedia. Quiero hacer más cosas y, bueno, para mi será buscar un mensaje diferente y creo que puedo aportar cosas a este tema de la ciencia ficción, porque es una distopía. Todo está inventado y es complicado hacer cosas diferentes, pero creo que con Decorado puedo aportar algo a este subgénero mediante ciertas ideas sobre el control. Es un proyecto que tengo ganas de desarrollar pero aún estamos en bocetos, ideas… A ver si hay suerte y en cuatro o cinco años ya puede llegar al cine.
La animación en España fue algo muy importante y de repente quedáis unos pocos “románticos”, ¿Crees que algún día volveremos a tener industria de animación?
Yo creo que sí, porque es un medio que tiene mucho interés en los niños, en los jóvenes, en los adultos… es un medio muy potente y creo que España tiene que apostar como sector estratégico en la animación, porque deberíamos copiar el sistema francés que tienen tarifas cerradas mientras en España la gente cobra lo que puede, lo que consigue negociar a distintos precios. La industria es un poco frágil y se debería apostar por ello y cada vez hay más escuelas, software que cada uno puede desarrollar historias desde su casa. Es algo muy interesante.
¿Cuál es tu película de terror favorita?
La Semilla del Diablo. Hay muchas, es la primera que te viene a la cabeza, pero está entre mi top. También te podría decir el trabajo de Robert Eggers.
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