Título original: Flux Gourmet
Año: 2022
Duración: 111 min.
País: Reino Unido
Director: Peter Strickland
Guion: Peter Strickland
Fotografía: Tim Sidell
Reparto: Fatma Mohamed, Gwendoline Christie, Makis Papadimitriou, Asa Butterfield, Ariane Labed, Richard Bremmer
Transgresora, delirante y cómica.
Otra de Peter Strickland. Solo esto ya os tiene que poner en guardia. Su peculiarísima manera de hacer cine, tanto en la dirección como en el guion, tiene sus adeptos y sus detractores. Lejos queda Berberian Sound Studio (2012), un film que levantó grandes elogios por parte de la crítica, no siendo muy bien recibida, al mismo tiempo, por el público. Mucho nos tememos que con Flux Gourmet pasará algo parecido aunque en esta ocasión, Strickland, se monta una historia delirante muy alejada de la realidad. No abandona ese aire kafkiano que hace que nos preguntemos continuamente si lo que estamos viendo tiene algún sentido.
Stones, un empleado de origen griego que trabaja para una rica millonaria mecenas de las artes, nos va narrando su particular vía crucis gastrointestinal. Al mismo tiempo un grupo artístico, que hace unas peculiares performances sonoro-culinarias y que ha conseguido entrar en el afamado instituto, se ve envuelto en una lucha de poder que hacen peligrar su trabajo.
La pregunta del millón sería: ¿Merece Flux Gourmet estar entre las mejores películas de este 2022? Vamos por partes. A los amantes del cine del director británico les puede parecer una obra interesante, arriesgada, delirante y redonda. A los detractores una producción algo autocomplaciente, insulsa, grandilocuente y ridícula. Vamos, que son dos extremos muy antagónicos, pero mucho nos tememos que en el medio solo encontraremos arena, como en el Sáhara.
Al tratar un tema totalmente inventado, tenemos la obligación, dicho esto como castigo no como alabanza, de hacer el esfuerzo de creernos todo lo que se nos muestra. Esto que habitualmente funciona a las mil maravillas en films de aventuras/acción, trasladado a una forma de hacer cine, en principio seria, se convierte en un castigo demasiado duro para el espectador. Desde luego tenemos que destacar esta apuesta hecha sin miedo, de manera franca y, no pondría la mano en el fuego, honesta. Se trata, en nuestra opinión, de una burla al esnobismo que rodea el mundo del arte, sobretodo audiovisual. Un lugar donde pueden aparecer propuestas sacadas de los mismísimos infiernos.
Os estaréis preguntando donde está el terror en todo esto. Bueno, para seguir con la corriente de la cinta, os lo tenéis también que imaginar. Es un terror oculto, aquel que enfrenta a las personas en la psique y aquel que subyace tras unas imágenes rodadas con mucho mimo y con alguna que otra crítica social.
En las interpretaciones nos encontramos con un poco de todo. Para empezar contamos con Gwendoline Christie (In Fabric, Juego de Tronos) que no solo destaca por su físico y excelente actuación. Atentos a su vestuario, demencial. Seguimos con Fatma Mohamed (Berberian Sound Studio) como líder de un grupo “musical-culinario”. Otra de las componentes es Ariane Labed (Assassins Creed). El único integrante masculino de ese trío es Asa Butterfield. Del resto del elenco destacar a un Makis Papadimitriou con alguno que otro problema gástrico y a Richard Bremmer, un maleducado mad doctor.
Lo dicho, es un poco arriesgado recomendar Flux Gourmet, no porque sea una mala película si no porque se nos hace imposible saber a qué lado de la balanza pertenece cada uno. De todas maneras destacar la arriesgada propuesta y lo interesante de su desarrollo.
Firma: Josep M. Luzán.
@Josep_Luzan
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