En un orfanato para niñas, la mentalidad de manada del grupo aísla a una recién llegada. Para equilibrar la balanza de poder, Marina inventa un manipulador juego nocturno.
Cuéntanos el origen de tu cortometraje.
Julia Oh y Celine Coulson de Film4 me enviaron el libro de Andrés Barba – Las manos pequeñas – y me encantó. Basado en un evento real, el libro desmenuza la dinámica de un grupo de niñas y el impacto de una nueva llegada al grupo. Me pareció muy interesante la forma en que Andrés Barba capturaba la lógica infantil, casi primitiva, con tanta claridad. Mi trabajo fue intentar trasladar esa historia respetando su esencia.
¿Cuál fue el momento más complicado del rodaje?
Rodar con trece niñas de 8 a 10 años no es fácil a nivel logístico. Los niños están muy protegidos en los sets de rodaje – restricciones de tiempo, asistencia de psicólogos, tutores, etc. – y eso enlentece todo el proceso. A nivel de dirección también requirió un extra de energía y concentración, ya que pide más flexibilidad e improvisación. Pero en general trabajar con ellas fue increíble, hubo momentos mágicos y las niñas hicieron mucha piña entre ellas.
¿Cuáles son tus influencias?
Mis influencias son bastante eclécticas. En general me apasionan las historias, en todos los formatos y géneros. A nivel de cine, me gustan directores tan dispares como Paul Thomas Anderson y Alice Rohrwacher. Creo que lo que más me gusta de una historia es sentir que alguien particular me la está contando.
¿Qué consejo darías a los próximos cortometrajistas?
No soy mucho de dar consejos, pero lo que puedo decir es – duda pero no te rindas. Va a sonar un poco épico, pero los únicos que llegan a hacer lo que se proponen es porque no se dieron por vencidos en el camino.
¿Cómo ves el mundo del género fantástico hoy en día?
Creo que vivimos un momento de polarización. Por un lado, nuevos directores como Julia Ducournau, Yorgos Lanthimos o Jonathan Glazer están reimaginando el género y creando sus propios mundos personales y eso me fascina. De hecho, el género de terror se ha convertido en un territorio muy fértil en los últimos años, especialmente para mujeres directoras. Pero, por otro lado, la sobre-saturación de plataformas y la dictadura del algoritmo están inundando el mercado de fórmulas repetidas. Creo que el género también se está desgastando un poco con estas metáforas de consumo rápido.
A nivel personal, me interesan las historias que habitan el género a su manera, sin prejuicios ni formulas. Como más inclasificable es una película, más única es.
¿Puedes hablarnos de tus próximos proyectos?
Estoy trabajando en dos proyectos de largometraje. The End, en desarrollo con la BBC, y Feed Me, en desarrollo con Film4. Si todo va bien, espero poder entrar en producción el año que viene.
¿Dónde se te puede encontrar en las redes sociales?
En mi página web – www.mariambayona.com
¿Película de terror favorita?
Por el impacto de cuando la vi, Rosemary’s Baby (La semilla del diablo). Creo que tiene la mejor combinación de complejidad, ambigüedad, y un final increíble. La película consigue ponerte en la piel de Rosemary, transformando el embarazo – y el matrimonio - en un pasaje del terror. Y lo hace a fuego lento, sin descarnar el terror rápidamente, sino primero entendiendo los conflictos de los personajes. Creo que es una película que ha influenciado a muchos directores, y aún hoy se siente contemporánea.
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