Título original: Cerebrum
Año: 2022
Duración: 97 min.
País: Suiza, Reino Unido
Director: Sebastien Blanc
Guion: Jaime Touche
Música: Daniel Nolan
Fotografía: Joseph Hennigan
Reparto: Steve Oram, Tobi King Bakare, Ramona Von Pusch
El mito de Frankenstein del siglo XXI.
El póster de una película es importante: Qué mostrar, qué ocultar. Sería injusto no reconocer al póster de Cerebrum que da en el clavo: lo que ves es lo que hay.
El joven hombre despierta del accidente que le ha mantenido en coma durante un año. Hay flashes en su memoria y sabe que algo va mal. ¿Dónde está su madre? Según su padre, está en la habitación de siempre… Pero no la encuentra.
Cerebrum parte de una simple premisa: la relación de poder paterno/filial es agotadora, más cuando tienen lugar cosas terribles e implicas al otro. El hecho de jugar con la relación entre el padre y el hijo en esta casa aislada, junto con las apariciones de un extraño ser que tal vez es un fantasma u otra cosa, podría dar lugar a algo malsano, pero hay tanta frialdad en la historia que es la música de Daniel Nolan la encargada de hacer sentir al espectador cuando hay terror o amenaza.
Sebastian Blanc, en su ópera prima como director y guionista, consigue hacer fácil lo difícil, que es integrar la trama de ciencia ficción y terror en un entorno tan normal, mientras falla en la creación de personajes ya que se sienten flojos y el espectador no empatiza con el protagonista principal, que se pasa todo el rato mirando al infinito con gesto de “no me entero de nada”. Por eso comentaba antes lo del póster, es el rictus de Tobi King Bakare durante todo el metraje.
Hay una idea interesante, casi romántica, subyacente en Cerebrum: una vuelta de tuerca al mito de Frankenstein, ya que trata de traer de vuelta al amor, aunque ello implique cometer atrocidades. El mad doctor interpretado por Steve Oram funciona y tiene motivaciones, el problema es la simpleza del guion y apoyar la historia en un personaje sin entidad.
Los aciertos de Cerebrum los encontramos en una secuencia de arranque con una fuerza que reaparece en contadas veces a lo largo del metraje, al director de fotografía Joseph Hennigan se le nota muy suelto en esta secuencia, repleta de colores amenazantes que subrayan el tono onírico. Asimismo el diseño del fantasma 2.0 reviste interés ya que aúna el J-Horror con el ciberpunk.
Steve Oram es un actor muy competente, que pocas veces ha encontrado un proyecto en el que brillar y aquí es el más convincente a pesar de que su mad doctor resulta excesivamente gris. Tobi King Bakare igual es un buen actor, y está al principio de su carrera, pero su personaje en Cerebrum es inexistente y poco puede hacer. Ramona Von Pusch, como el disparador de la historia, funciona en pantalla aunque apenas tenga líneas de diálogo.
La ópera prima de Sebastian Blanc tiene muchas luces y sombras, veremos hacia dónde se decanta en su proyecto siguiente.
Firma: Javier S. Donate.
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