SOMBRA - Prisioneros de Ghostland review

Siendo un prisionero del Gobernador, Hero recibe un encargo: debe viajar hacia tierras desconocidas y rescatar a Bernice, quien se fugó junto a unos amigos. El tiempo corre en contra, ya que a Hero le visten con un traje en cuyo interior hay tres cápsulas explosivas que irán activándose según pasen las horas.

Título original: Prisoners of Ghostland

Año: 2021

Duración: 103 min.

País: Estados Unidos

Director: Sion Sono

Guion: Aaron Hendy, Reza Sifo Safai

Música: Joseph Trapanese

Fotografía: Souhei Tanigawa

Reparto: Nicolas Cage, Sofia Boutella, Bill Moseley, Nick Cassavetes, Tak Sakaguchi, Young Dais


Delirio y desvergüenza no siempre hacen buena pareja.

Desde hace años, el director japonés Sion Sono acumula una legión de seguidores con locuras – entre postmodernas e irritantes – como Tag o Why Don't You Play in Hell?; al mismo tiempo Nicolas Cage hace años que abandonó cualquier intento de redimirse y se dio por entero a la sobreactuación y al histrionismo.


La unión de estos dos personajes debería regalarnos una locura y, sin embargo, es un descenso a los infiernos de la simpleza.

Siendo un prisionero del Gobernador, Hero recibe un encargo: debe viajar hacia tierras desconocidas y rescatar a Bernice, quien se fugó junto a unos amigos. El tiempo corre en contra, ya que a Hero le visten con un traje en cuyo interior hay tres cápsulas explosivas que irán activándose según pasen las horas.

El viaje de Hero promete ser movido.

Prisioneros de Ghostland es como el juego de cartas de un timador: una mano hace movimientos que atraen nuestra mirada al tiempo que, la mano libre, es donde se esconde la trampa: va de cool pero es demasiado plana. El universo de Prisioneros… es obra de Aaron Hendy junto a Reza Sifo Safai, me gustaría leer el guion original y ver si esta copia tan descafeinada de 1997 Scape From NY ya era así desde el principio o si, por el contrario, esas gotas del Chinatown de John Huston junto a la mezcla delirante entre western y cine de samuráis viene del imaginario de Sion Sono.

El trabajo de director se podría catalogar de correcto, ofrece algunos momentos que vuelan la cabeza por su locura, pero uno siempre tiene la sensación de que “eso” no puede ser “toda” la película. Y tristemente lo es porque la búsqueda de “molar” ahoga la película.

Prisioneros de Ghostland, tiene un trabajo maravilloso de producción, unos decorados que merecerían estar en una historia más trabajada u original, no en este caos visual y narrativo donde a Nicolas Cage se le nota el poco interés que tiene en ser un héroe a lo John Carpenter porque él “realmente” prefiere ser un meme a lo Pan Cosmatos. Bill Moseley, Sofia Boutella y el resto del elenco se dejan llevar por una película que debería ser bizarra y, sin embargo, invita a preguntarse cómo se llevó a cabo esta locura.


Así como el trabajo de Sion Sono tras la cámara es correcto y Nicolas Cage está en otro universo, los únicos que ofrecen un trabajo sobresaliente, y que con ello hacen que Prisioneros de Ghostland ocupe algo de espacio en la memoria del espectador, es el trabajo como fotógrafo de Souhei Tanigawa, colaborador habitual de Sion Sono, y el músico Joseph Trapanese; el trabajo de ambos da idea de lo que Prisioneros… podría haber sido en caso de que todo el mundo se hubiera tomado en serio este proyecto.

Resulta curioso – ¿Hay algún físico en la sala? – que dos fuerzas de la naturaleza como Sion Sono y Nicolas Cage se hayan anulado mutuamente y que la primera incursión del cineasta japonés en el cine estadounidense se salde con la sensación de haber sido timados.

Firma: Javier S. Donate.

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