Donde la verdad se esconde review

Dos hermanos adolescentes se ven obligados a ir a vivir con sus abuelos al sufrir su madre un accidente de tráfico que la deja en coma. Al llegar a su nuevo hogar, descubren un misterioso agujero en la pared por el que pueden observar una versión oscura y lúgubre de su propio hogar. Pero lo más inquietante es que sus abuelos dicen no ver el agujero en cuestión.

Título original: The Whole Truth

Año: 2021

Duración: 125 min.

País: Tailandia

Director: Wisit Sasanatieng

Guion: Abishek J. Bajaj

Fotografía: Natdanai Naksuwan

Reparto: Sompob Benjathikul, Sadanont Durongkaweroj, Tarika Tidatid


Una propuesta poco terrorífica e irritante.

Esta nueva propuesta de terror que nos trae Netflix tiene muchos problemas y pocas cosas buenas que destacar. Desde su infinita e innecesaria duración hasta su música, usada como herramienta para inquietar pero que resulta irritante, casi todo es un despropósito. Una producción que nos llega desde Tailandia y que no os recomendamos especialmente.


Dos hermanos adolescentes se ven obligados a ir a vivir con sus abuelos al sufrir su madre un accidente de tráfico que la deja en coma. Al llegar a su nuevo hogar, descubren un misterioso agujero en la pared por el que pueden observar una versión oscura y lúgubre de su propio hogar. Pero lo más inquietante es que sus abuelos dicen no ver el agujero en cuestión…

La premisa tiene reminiscencias a La Visita de M. Night Shyamalan, ya que nos sitúa ante unos personajes mayores que dicen ser unos adorables abuelos, pero que empiezan a generar desconfianza bastante pronto. Por lo tanto, los protagonistas quedan a merced de dos personas que dicen estar para ahí para cuidarles, pero que más bien son fuente de inquietud e inseguridad. Sin embargo, para nada consigue el director Wisit Sasanatieng lo que Shyamalan en la citada peli, el ejercicio de Sasanatieng suspende en todos los apartados, excepto quizás en el elenco de actores que hace lo que puede y en la calidad visual de la cinta. Se nota que hay presupuesto, pero teniendo a Netflix detrás seguramente no haya habido carencias de ese tipo.

En todo lo demás hay faltas y excesos por todas partes. La duración, 2h5 minutos la convierte en una tortura ya que la historia ni mucho menos puede sostener esa duración. No hay tanto que contar, no tiene sentido. La música (no he sido capaz de encontrar quién la firma) sufre de un uso abusivo y ridículo que exaspera. Esto va de la mano del uso de algunos recursos de cámara u otros efectos que no tienen coherencia. Es decir, un personaje está comiendo y nos hacen zoom de su plato acompañado de música mal rollo sin ton ni son, y así todo el rato (y todo el rato ya hemos mencionado que es ratazo…)


El guion que firma Abishek J. Bajaj tampoco luce, no interesa en ningún momento lo que les sucede a los personajes sobre todo porqué los artificios de alrededor (recursos de cámara, música, ya mencionados antes) no dejan ver nada.

En definitiva, nada que resaltar de esta cinta tailandesa donde está claro que no ha faltado dinero pero sí buen hacer.

Firma: Sonia Antorveza.
@bunyolsdesucre

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