Escribes y diriges tus propias películas, ¿cómo surgen las historias? ¿De una imagen o de una idea?
Depende. Por ejemplo en mi primera película, Hostile, todo vino por una imagen que me daba vueltas en la cabeza desde hacía muchos años: una persona atrapada en el interior de un coche, está herida y alrededor del coche se mueve algo peligroso que quiere entrar. En cambio, en Meander fue al revés, fui creando la historia hasta alcanzar la imagen.
Es curioso que tanto las protagonistas de Hostile como de Meander tienen un pasado muy trágico, ¿es algo buscado o la historia lo pide?
Ambas cosas, digamos que al ser películas con tan pocos personajes, no hay sitio para que dos personas se sienten y se cuenten cosas; necesito que el espectador conecte con los personajes rápidamente, sin muchas explicaciones, y creo que tener a las protagonistas “heridas” ayuda a que estén con ella todo el viaje desde A hasta B.
Meander tiene un diseño de producción y un departamento artístico brutal.
Trabajé muy de cerca con los equipos de producción y el departamento artístico porque necesitaba algo especial para Meander, unos decorados que fueran futuristas y reales a la vez, que tal vez pudieran estar en un garaje o en otro sitio. Lógicamente, según la historia avanza el diseño de los espacios también varían.
Aparte de todo el asunto de las trampas, también tuvimos que trabajar mucho la iluminación ya que la oscuridad es vital, yo quería que el personaje principal estuviera rodeado de oscuridad y tan sólo pudiera iluminarse con el brazalete que lleva. Ha sido un trabajo muy arduo del director de fotografía, Alain Duplantier.
Vamos a hablar de Gaia Weiss, su personaje exige mucho psíquica y físicamente. ¿Cómo lo trabajasteis?
Al aceptar el trabajo, Gaia sabía que iba a ser muy exigente y para el elemento psicológico creamos un horario de producción que la permitiera ir “in crescendo” sin obligarla a jugar con los estados de ánimo de su personaje de Lisa.
Debido a que el trabajo físico iba a ser muy duro, le ofrecimos un doble para las secuencias más complicadas y Gaia dijo que necesitaba una doble porque necesitaba que hiciera los movimientos mientras ella tomaba nota. La doble hacia la acción y Gaia le pedía que cambiara esto o aquello en el movimiento, y una vez llegaba a cómo debía moverse su personaje, nos poníamos a rodar con Gaia.
¿Qué puedes contarnos de tus próximos trabajos?
No mucho, solo que lo rodaré en Francia y que es una historia que tenía antes de Meander, solo que iba a resultarme bastante difícil por razones técnicas, pero digamos que con Meander he aprendido un montón y ahora soy capaz de llevar adelante el proyecto.
Tanto en Hostile como en Meander has trabajado con el compositor Frédéric Poirier, ¿Qué puedes contarnos de su trabajo?
La primera vez que trabajé con Frédéric fue en Hostile y aunque le di alguna sugerencia, digamos que no interferí mucho en su trabajo. Para Meander, en cambio, tenía muy claro el tipo de música que necesitaba y cómo debía ser en cada momento. Al final tuve un conflicto con tres secuencias porque debía elegir si jugaba con la música o jugaba con el sonido, así que fue una decisión complicada pero estoy muy contento con el resultado.
¿Película de terror favorita?
¿Solo una? La primera película de terror que recuerdo ver era, tal vez tendría seis o siete años, The Thing de John Carpenter. Ni siquiera la vi entera sino que la estaban viendo en la televisión y yo me asomé desde detrás del sofá… Era la escena del perro, en la jaula, y me quedé impactado, no diría que tuve miedo pero sí que me impactó porque, de alguna forma, creí que era real.
Cuando crecí ya vinieron las grandes: Alien, Predator, Terminator… Pero The Thing fue la primera.
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