Nicholas Pesce hace emigrar a Estados Unidos la maldición de Toshio y Kayako. Con un toque arty, una historia laberíntica y repleta de buenas ideas, la propuesta de Pesce no funcionó debido a las comparaciones con la obra de Takashi Shimizu. Espero que el tiempo la coloque en su sitio como una inteligente evolución del J-Horror.
La película de Craig Zobel pasó fuera del radar debido a que su estreno fue retrasándose y, cuando llegó, todo el mundo iba con mascarilla y lo que menos le apetecía era ir al cine. Siempre hay tiempo de redescubrir un survival divertidísimo, repleto de acción y muertes hiperviolentas. Tiene un discurso sobre lo políticamente correcto que es muy necesario hoy en día. ¡Ah, y queremos más películas con Betty Gilpin!
Casquería belga como nunca se ha visto, zombis chungos y mucho homenaje al Peter Jackson de Bad Taste y Braindead. ¿Quieres sangre y diversión? Yummi es perfecta para ti. ¿Quieres ver a zombis hacer guarrerías? Pues no te pierdas esta película de Lars Damoiseaux. Debes verla aunque solo sea por la secuencia de la cocina: antológica.
¿Quién dijo que el terror no servía para dar lecciones de historia? Gracias a Detention –basada en un videojuego - supe de la dictadura que oprimió Taiwan durante muchos años. Fantasmas, pesadillas, flashbacks, corazones rotos, política y romanticismo. Todo funciona y deja con ganas de volver a verla.
En su segunda película, Anthony Scott-Burns regala al espectador una película que es como una caminata entre pesadillas. La fórmula para un disfrute total de Come True es verla abstraído del mundo – apaga móvil, baja las persianas – y luego quedar con amigos para comentarla. Absorbente e hipnótica, necesitamos una masterclass de Scott-Burns para explicárnosla al 100%.
¿Se podía hacer algo nuevo con el mundo de Paranormal Activity, Unfriended y demás? Rob Savage demuestra que si con una película acongojante (para no decir acojonante, ups) que se pasa en un suspiro y tiene algunos de los mejores escalofríos del año. Un Must en toda regla.
Sin temor a equivocarme, la gran sorpresa del año por muchas razones: la niña protagonista es arrolladora, la violencia sorprende por su crudeza, hay momentos que duelen y, sobre todo, Kevin James – tipo al que no soporto – demuestra que no solo es buen actor sino que puede dar (mucho) miedo. La película de Jonathan Milott y Cary Murnion es terriblemente seca pero adictiva.
Aunque este año Indonesia ha dado buena cosecha – Impetigore de Joko Anwar ha estado a un paso de entrar en la lista – la película de Kimo Stamboel, con guion de Joko Anwar, es mi favorita debido a un ritmo que siempre va hacia arriba, unos efectos digitales y prácticos que quitan el aliento y una representación del infierno que deja de piedra.
Esta película – pequeña en presupuesto pero grande en inteligencia – demuestra que el subgénero de los exorcismos aún puede dar de si, tal vez hay que dirigir la mirada a otras culturas y religiones. Cuatro personajes, una habitación, ritos desconocidos y muy buenos sustos. ¿Necesitas más?
Lo que Cristian Ponce consigue con esta película es auténtica magia, hacer parecer fácil algo tan complicado como es crear un universo propio en una hora y veinte minutos. Terror sin jumpscares, crítica política sin decir un solo nombre, conspiranoia como pocas veces se ha visto y sombras de H.P.Lovecraft que culminan en un final brusco y sorprendente como pocos. Si solo puedes ver una película de mi lista, DEBE ser esta.
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