Título original: Storonniy
Año: 2019
Duración: 90 min.
País: Ucrania
Director: Dmitriy Tomashpolskiy
Guion: Dmitriy Tomashpolskiy
Fotografía: Serhii Smychok
Reparto: Anastasiya Yevtushenko, Darya Tregubova, Maria Bruni, Anna Sukhomlyn, Sergey Kalantay
Drama disfrazado de fantasía.
Estamos ante una curiosidad. Stranger se mueve entre la ciencia ficción, la metafísica y un drama proveniente de un país bastante desconocido para nosotros como es Ucrania, y no solo en términos cinematográficos. Da la impresión de que el paso de la dictadura soviética a una sociedad más o menos occidentalizada se ha llevado por delante a un pueblo que, por lo que parece, se ha anclado en la melancolía.
Su tono totalmente frío y, me atrevería a decir, impersonal dota a esta obra de un aura misteriosa que por un lado se muestra atractiva, y por otro nos deja bastante descolocados al optar por explicarnos las cosas de manera no muy convencional, en el sentido más negativo del término. Nada comparable a la gran Loveless (Andrey Zvyagintsev, 2017), que se mueve en los mismos derroteros.
Las situaciones se van sucediendo sin un orden lógico, es decir de manera no lineal, lo que hace que la historia, bastante simple por cierto, parezca un manual de instrucciones de una máquina de la que no sabemos ni cómo ponerla en marcha.
Un equipo de natación sincronizada desaparece de una piscina en plena actuación. A una inspectora primeriza le tocará desentrañar esta trama aparte de averiguar quién es ella en realidad.
Dmitriy Tomashpolskiy, en nuestra opinión, hace una reflexión sobre su propia existencia utilizando el misterio, o cómo queráis llamarlo, para explicarnos algo muy tierno y familiar que podríamos llamar reencuentro, tanto de él con el mundo como de la humanidad en general, aunque tampoco me hagáis mucho caso.
Como vais intuyendo, el terror brilla por su ausencia y la acción se muestra a cuentagotas. Sí que utiliza una pizca de surrealismo que eleva algo el resultado final. Todo ello con el agua como protagonista. Algo que podría remontarnos a alguna velada influencia como podría ser La Sombra del Agua (The Shape of Water. Guillermo del Toro, 2017). Siguiendo con los referentes, destacar cierto aire hanekiano que, como mínimo, hace saltar nuestra curiosidad, evidentemente sin llegar a las cotas de brillantez del director austriaco.
A pesar de lo dicho, tiene alguna escena impactante que, aparte de bien rodada, intenta evadirnos algo de la espesa trama que se torna como una espiral que al final hace que todo salga despedido por los aires, nunca mejor dicho.
En fin, una película la cual cuesta un poco recomendar. La verdad es que no sabemos a qué público podría ir dirigida. Desde luego que para los fans del terror no sería una buena apuesta. Pero hay mucha gente en el mundo. Seguramente que a un segmento, más grande o más pequeño, le podría interesar.
Firma: Josep M. Luzán.
@Josep_Luzan
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