Título original: Ghost Story
Año: 1981
Duración: 110 min.
País: Estados Unidos
Director: John Irvin
Guion: Lawrence D. Cohen (Novela: Peter Straub)
Música: Philippe Sarde
Fotografía: Jack Cardiff
Reparto: Craig Wasson, Alice Krige, Fred Astaire, Melvin Douglas, Douglas Fairbanks Jr., John Houseman, Patricia Neal
La venganza viene del más allá.
Los viejos rockeros nunca mueren, al menos eso dice la canción. Puede que sea verdad pero para tres de los actores que intervienen en esta cinta, Fred Astaire, Melvin Douglas y Douglas Fairbanks Jr. fue su última película lo que no deja de convertir Ghost Story en un pequeño homenaje a esos artistas que, tras muchos años de carrera, quisieron dejar un último detalle. Y es que tampoco da mucho más de sí la cosa puesto que los papeles que les toca interpretar son más bien pequeños en cuanto a duración. Otra cosa a comentar es lo difícil que resulta apartar mentalmente a Fred Astaire, por ejemplo y con permiso de su sempiterna pareja Ginger Rogers, de los famosos musicales de los años dorados de Hollywood que lo convirtieron en una súper estrella.
En cuanto a la película en si destacar lo extraña que resulta, no en el sentido de mal explicada o con una trama complicada, si no por el curioso lenguaje cinematográfico que emplea John Irvin, que invierte algo los términos apartándose de lo que podemos clasificar como film de terror en sentido estricto. Y es que la cabra tira al monte y su extensa carrera careció de una incursión en toda regla en el género terrorífico y, cuando lo hizo, como es el caso de Ghost Story, fue muy light. De todas maneras la historia es interesante, aunque algo primitiva y poco dada al sobresalto.
En sus años locos de juventud, cuatro amigos conocen a Alma, una bella e intrigante mujer oriunda de Inglaterra, que hace que rivalicen entre ellos por llevarse el gato al agua. Bastantes años más tarde, el hijo de uno de ellos vuelve al hogar tras la extraña muerte de su hermano. Las dos generaciones intentarán desentrañar, pagando un precio muy alto, lo ocurrido con Alma en una noche de borrachera en la cual los cuatro amigos tuvieron que tomar una drástica y terrorífica decisión.
A pesar de que pueda parecer algo rocambolesca, la trama se va desgranando de manera sutil pero convincente, lo que hace que el espectador la siga expectante al principio, siendo, en mi opinión, algo plana y anodina. Los efectos terroríficos se centran exclusivamente en alguna que otra escena, puestas a cuentagotas, aunque destaquen por la precisión con que están elaboradas, teniendo en cuenta la fecha de su rodaje.
Comentar también la poca idoneidad de la música, obra de Philippe Sarde, más bien pensada para el lucimiento del antes mencionado Fred Astaire, que no para una obra de terror. Su escaso encaje con lo que estamos viendo hace que nos distraigamos en algunos momentos, cosa que en principio tendría que ser al contrario.
Vamos con las interpretaciones. Aparte de los mencionados anteriormente tenemos a Craig Wasson (Pesadilla en Elm Street, Doble Cuerpo) en un papel que carga con casi todo el peso de la cinta, lo cual hace con solvencia. También destacar a Alice Krige (Carros de Fuego), en el papel de Alma, al cual dota de profundidad, su físico es perfecto para ello. Acabamos con John Houseman (Rollerball) y Patricia Neal (Ultimátum a la Tierra).
Estamos ante un film que no ha pasado a los anales del cine de terror, quedándose en una obra curiosa que lo toca de refilón. Al gran John Irvin le faltó convicción, cosa que la penaliza bastante. Eso sí, si sois de los nostálgicos y de las obras que se apartan del corte clásico, podréis disfrutar con Ghost Story de un buen rato de cine.
Firma: Josep M. Luzán.
@Josep_Luzan
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