Entrevista a Ángel Gómez Hernández, director de Voces
Entrevista realizada a Ángel Gómez Hernández, director de Voces.
En tu película hay muchas referencias/tributos al cine de terror.
No es una película tributo ni una película Frankenstein, pero sabía que cuando hiciera mi primera incursión en el mundo del cine tenía que meter referencias al cine que me ha apasionado. Si la película hubiera ido, por ejemplo, de muertos vivientes, también estarían esos homenajes que tienen que ser un aderezo, pero no la piedra angular, de la película.
Yo cuando estoy a tres/cuatro semanas de rodar la película, con el guion ya cerrado y estamos con los ensayos, ahí es cuando me pongo a dibujar los homenajes con planos, encuadres o algún diálogo que, creo, el espectador del género lo va a disfrutar.
¿Cómo ha afectado todo este tema del estado de alarma y demás al estreno y promoción de la película?
Es mi primera incursión en esto, al igual que en el mundo de las promociones, así que para mí está siendo mi única realidad, no puedo ponerlo en perspectiva pero me está resultado todo como un sueño –con mascarilla y sin mascarilla – pero respecto al estreno y todo esto, es curioso porque me lo tomo desde el punto de vista positivo: jamás diría que esto ha sido bueno para la película, es algo terrible como para frivolizar al respecto, pero si soy capaz de encontrar aspectos que no me parecen tan malos como puede ser la competencia feroz entre títulos, la urgencia que tienen las salas por quitar la película y no mantenerla más tiempo, el hambre que tiene la gente por ver películas nuevas porque el cine se disfruta mucho más en las salas que en otro lado.
El rodaje de Voces concluyó justo antes del estado de alarma de Marzo ¿Cómo has llevado adelante el milagro de la postproducción durante el confinamiento?
Ya me parece que ha sido en tiempo record sin contar con la pandemia, ha ido como un tiro y la pandemia lo ha hecho todo más torpe en la fluidez por el distanciamiento porque había cosas que requerían oírlo bien en el sitio, directrices de montajes que son muy difíciles de explicar por teléfono o mail y requiere ver todos los brutos para saber qué no funciona en una toma. Lo que tengo que aplaudir es el mérito de todo el equipo, desde los productores que siempre creyeron que la película se podría estrenar ahora, la montadora, el músico que además lo ha tenido muy difícil por su situación personal relacionada con esta pandemia y aun así ha sacado la música adelante en tiempo record, con orquesta y coros. Yo me he quedado alucinado porque, es cierto que esto es un trabajo y están cobrando y es su obligación profesional, pero tú ves cuando hay alguien que está echando más horas porque ahí algo que le motiva, los técnicos de sonido que van a trabajar sábados y domingos porque quieren llegar al mayor grado de excelencia posible.
Algo que destaca de Voces es que uno no tiene claro que personajes vivirán y morirán.
Sí. Todo esto surge de la génesis del proyecto, ya sea de esta película o de mis cortometrajes, y es que me gusta jugar con el espectador y su falsa sensación de conocer lo que está viendo. Me han llegado muchos comentarios de “otra película de casa encantadas”, por supuesto que es una película de casas encantadas, pero no es una película más de este estilo porque vas a ver cosas distintas, yo era consciente de partir de una base conocida: familia que llega a una casa y se muda, pero de hecho se hacía conscientemente para generar una sensación de previsibilidad. En las secuencias de terror mi planteamiento es hacer creer que trabajamos con los códigos que han visto anteriormente y luego darle la vuelta de tuerca.
Y el peligro respecto a los personajes era algo de lo que a mi más me interesaba, y yo tenia claro que la entidad de esta película debía ser terriblemente cruel y no pudieras estar tranquilo.
¿Te gustaría poder continuar la historia en una saga al estilo de Expediente Warren?
Me gusta mucho el modelo americano del cine de terror, y una de las cosas que más he agradecido en las entrevistas es que creo que era una de mis intenciones, que era hacer una película de terror sin complejos, es decir: sin necesidad de disfrazarse de otra cosa y fingir que no es una historia de terror sino algo más profundo. La profundidad o capa emocional que pueda tener Voces ha surgido de manera natural, en el sentido de que la película habla del terror humano, la perdida de un ser querido. Pero lo que yo mas quería es que el espectador disfrutara con los jump scares, los sustos… Dentro de todo esto, también existe en mi imaginario continuar con la historia de esta película, ahí ya entran los productores.
Sorprende tu apuesta por el cine clásico. Tienes gran capacidad de mezclar el terror occidental con el terror oriental, hay ecos de los años setenta.
Generacionalmente no me corresponde pero yo vengo de una casa donde la Santisima Trinidad es la Hammer, la Universal y el expresionismo alemán. Mi padre es un absoluto fanático del género de terror y yo los primeros recuerdos de niño es ver a Peter Cushing persiguiendo a Christopher Lee.
Dentro de toda esa gama de cine clásico que yo he consumido estaba, y fue el que mas interés me despertó, es la oleada de los años setenta de Amityville, La Centinela (The Sentinel), Al Final de La Escalera, Pesadilla Diabólica, incluso Dont Look Now de Nicholas Roeg que aunque no tenga que ver con lo paranormal si tiene que ver con los personajes. Para mi otros títulos capitales son The Haunting de Robert Wise, The Innocents o Carnival Of Souls… Y el terror japonés.
Imagínate que yo tenia de fondo esta filmografía clásica y cuando tengo once o doce años se estrena Ringu, Dark Water… Llega Hideo Nakata, Takashi Shimizu, Pang Bros, Takashi Miike que a mi me pilla totalmente desprevenido porque no había visto algo así en mi vida. Planteaba un tipo de terror electrizante, que si hay algo que me fascina del terror japonés es que van sin urgencia alguna, ¿Que la escena de terror dura cinco minutos? Pues que dure cinco minutos, sin sentirnos acomplejados porque la película al final tiene cuarenta minutos que son escenas de terror. Takashi Shimizu, por ejemplo, no me parece un cineasta completo pero hay pocos como él como narrador de horror, en La Maldición poca gente ha sido tan innovadora a la hora de generar los jump scares y uno decirse: estoy viendo La Maldición 4, esto ya no tiene sentido alguno pero sé que tendrá tres o cuatro momentos de terror que no voy a olvidar.
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