Título original: Grimorio
Año: 2019
Duración: 100 min.
País: Argentina
Director: Octavio Revol Molina
Guion: Octavio Revol Molina
Música: Matías Godoy
Fotografía: Nicolás Arselan
Reparto: Hernán Saux, Florencia Decall, Hercules Listello, Ricardo Pinelle, Renzo Fabiani
El Folk Horror llega a Argentina.
Desde hace unos años, en todo Latinoamérica se está dando una autentica resurrección, o tal vez la palabra apropiada seria reinvención, del género de terror. Octavio Revol Molina se atreve en Grimorio con el folk horror argentino.
Tras un fulgurante comienzo en su carrera, el periodista Lucas Bika parece haber perdido la chispa. Durante su visita a la librería Grimorio, encontrará una foto que le llevará en busca de una posible leyenda.
Encontramos muchos ingredientes en la marmita de Octavio Revol Molina, unas gotas de Lovecraft, varios gramos de Borges, tres cuartas partes de leyendas y una reducción de horror folk. El resultado, Grimorio, es a ratos fascinante y otras veces predecible pero no por ello deja de tener buenas ideas a lo largo de un metraje con un ritmo irregular para lo que busca Revol Molina.
Hay algo de apresurado y titubeante en Grimorio, no solo por la música de Matías Godoy que no termina de dar con la tecla adecuada porque a veces suena bufa y otras siniestra; lo mismo se puede decir de la fotografía de Nicolás Arselan ya que las secuencias nocturnas o incluso todos los momentos oníricos/fantásticos tienen una cualidad mágica que se pierde en el resto de la película.
Y ahora pasemos a donde creo que se puede encontrar el origen del problema: el guion de Revol Molina. Grimorio tiene un prólogo que resulta inquietante y fascinante a la vez, hay mucha magia condensada en ese siniestro encuentro nocturno, pero la historia posterior resulta demasiado irregular debido al exceso de elementos metidos – gatos, brujas, librerías, la leyenda de los patagones, celebraciones locales – que junto a un personaje principal desdibujado respecto a los moradores del pueblo, hace que el espectador vaya dando tumbos sin saber muy bien dónde terminará este viaje. El mejor ejemplo de esto lo encontramos cuando, ya en el tercio final, la historia se detiene demasiado para contar una historia, la de King Kong, que daba para una película debido a la magia que desprende pero que, sin embargo, resulta excesivamente larga de viva voz y al encontrarse tan cerca de una resolución que, al igual que el prólogo, está repleta de interés.
Al nivel de casting ocurre algo parecido ya que Hernán Saux tiene un físico que encaja a la perfección dentro de la historia, pero no termina de encontrar el camino de su personaje y se va apagando frente a la desbordante energía de Florencia Decall o un ambiguo Renzo Fabiani.
Grimorio tiene encanto, sobre todo por lo que se queda en el tintero, y esperemos que Octavio Revol Molina vuelva a este universo porque el origen de la Patagonia y el linaje de los Patagones está repleto de rincones por explorar.
Firma: Javier S. Donate.
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