Título original: Possession
Año: 1981
Duración: 124 min.
País: Francia / Alemania Oeste
Director: Andrzej Zulawski
Guion: Andrzej Zulawski, Frederic Tuten
Música: Andrzej Korzynski
Fotografía: Bruno Nuytten
Reparto: Isabelle Adjani, Sam Neill, Margit Carstensen, Heinz Bennent, Johanna Hofer, Carl Duering, Shaun Lawton, Michael Hogben, Maximilian Rüthlein.
Un clásico de culto.
Apenas daba inicio una de las décadas más proliferas de toda la historia en cuanto a cine de calidad se refiere, los maravillosos ochenta, con títulos que pasarían a formar parte de la historia del celuloide para siempre. No fue solo un fenómeno localizado en la industria americana, países como Japón o el cine Europeo arrasaban con auténticos títulos de autor que se convertirían en películas de culto prácticamente al instante. El cine de género no fue una excepción y bajo el paraguas de esta denominación encontramos Possession.
Mark, regresa de un viaje de trabajo que le ha tenido un tiempo largo fuera de su hogar, al llegar su mujer armada con un comportamiento más que extraño le pide el divorcio. Este, totalmente desolado y desesperado sospechará que el verdadero motivo de la ruptura es una infidelidad, lo que Mark desconoce, y no puede ni llegar a imaginar es lo que de verdad hay detrás de esta ruptura.
Para poder llegar a entender en profundidad esta película hay que nombrar a su director, el polaco Andrzej Zulawski, viejo conocido por la censura de la época, así como por sus obras oscuras llevadas al límite. Además hay que añadir que en el momento de escribir el guion hacía relativamente poco que se había separado de su mujer por lo que siempre se comentó que la película podía contener depresivos momentos autobiográficos o al menos sentimientos personales propios, en esta línea se entiende mucho mejor la meticulosidad del director por transmitir al espectador sensaciones en cada uno de los momentos de la película, tanto con el contenido de las escenas en sí como con la manera de filmar estas con gran variedad de planos en ocasiones asfixiantes, especialmente en la corta distancia, que ayudan a hacer de esta una obra todavía más extraña y personal si cabe.
Possession es un viaje por la visión distópica de una Berlín antes de la caída del muro, fría y desolada, en la que cuesta ver gente por la calle. Un escenario que da lugar a una historia donde todo parece posible, una premisa de fondo que mantiene durante todo el largometraje la tensión a flor de piel y la incertidumbre sobre el rumbo de los protagonistas del film, sin tener incluso en cuenta la monstruosa aparición final en un desenlace totalmente sorprendente y fantástico.
Andrzej Zulawski también era conocido por llevar a los actores al extremo para lograr así unas actuaciones al límite y este film es una buena muestra de ello, marcando fuertes discusiones de pareja o evolucionando por ejemplo y en este caso al personaje de Mark interpretado por Sam Neill, desde el punto de inseguridad y violencia más irracional hasta una seguridad en sí mismo que resulta por desembocar en explosión en un sinfín de secuencia de tonos subidos hasta la desesperación que parecen propios de otro personaje.
Pero si hay que remarcar y coronar una como auténtica y prodigiosa interpretación sería el trabajo de Isabelle Adjan, con nada más y nada menos que dos papeles en la misma película. Comportándose en el rol de Helen como la moderación y la sensatez y en el rol de Anna como una histriónica madre, mujer y amante desencadenada en unas emociones que ni ella misma puede controlar, y aquí hablo del personaje y de la actriz de carne y hueso, protagonizando así la que podría ser sin problemas una de las mejores interpretaciones femeninas de la historia del cine.
Largos planos y música de piano en un túnel de metro para la escena más potente de la película que llevó a la actriz al límite rozando la locura en una interpretación única, desenfrenada y totalmente magnética que consigue enmudecer y cortar la respiración como pocas veces sucede en el cine, un éxtasis de energía en continua evolución hasta el surrealismo y controversia final. Simplemente maravillosa, puro cine.
Censurada y recortada, polémica y coartada de libertad en definitiva, esta es una película magnífica en sí misma, redonda en la exigencia de sus creadores y con la capacidad de remover todo por dentro, capaz incluso de extenuar al espectador estático en la butaca. Un clásico de culto.
Firma: Gerard FM.
@tmagerard
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