Título original: Aniara
Año: 2018
Duración: 106 min.
País: Suecia / Dinamarca
Director: Pella Kagerman, Hugo Lilja
Guion: Pella Kagerman, Hugo Lilja (basado en el poema de Harry Martinson)
Música: Alexander Berg
Fotografía: Sophie Winqvist
Reparto: Emelie Jonsson, Bianca Cruzeiro, Arvin Kananian, Anneli Martini
Dura reflexión sobre la humanidad.
Aunque nunca lo he leído, si había escuchado acerca de Aniara, el libro de poemas que Harry Martinson publicó en 1956; el poeta sueco utilizaba los 103 poemas como catarsis de una segunda guerra mundial en la que participó activamente.
La nave Aniara parte, con 8000 humanos a bordo, rumbo a Marte. Una tierra destruida queda atrás y hay que mirar al futuro, pero un accidente sacará la nave de su órbita, lanzándola hacia las profundidades del espacio.
Fiedrich Nietzsche dijo que cuando miras al abismo, el abismo te mira a ti; esto podría aplicarse también a Aniara, la adaptación que Pella Kagerman y Hugo Lilja han hecho de los poemas de Harry Martinson: hay nihilismo en la narración, ya que tiende a ser expositiva, a observarlo todo desde la distancia por temor a implicarse; al mismo tiempo, uno de los mejores apuntes de horror que encontramos a lo largo de la película es ese vacío – el abismo infinito – en los que se pierde la nave Aniara.
Al no haber leído la obra en la que se basa, no soy capaz de ver si Kagerman y Lilja han hecho un buen trabajo o si, a tenor de lo que he leído sobre la obra de Harry Martinson, han tomado una serie de poemas y obviado otros con lo que han adulterado el concepto. Pero bueno, si dejamos esto a un lado y nos centramos en lo que Aniara ofrece como película, encontramos una cinta irregular que mezcla buenos momentos, donde el auténtico terror no surge del exterior sino del interior, con bajones en el ritmo y una historia que no termina de cuajar. Harry Martinson era pesimista respecto a la humanidad, y encontramos mucho de esto en la película pero, como todo en Aniara, salpicado aquí y allá: el optimismo de Mimaroben, el personaje central, debería ir deteriorándose a lo largo de la historia y, sin embargo, es como una montaña rusa. Un invento tan original y hermoso como la maquina Mima no tiene la suficiente fuerza, siendo el reflejo de lo mejor y peor de la humanidad, y por ello no pesa en la historia todo lo que debería.
Gran parte del atractivo de Aniara es su diseño de producción: como si de un barco de lujo se tratase, se mezclan con elegancia el aire retro de los lugares comunes, los neones ochenteros de las zonas de juego, el blanco industrial de centros comerciales y los pasillos con suelos de plástico. A nivel de actuación, podríamos hablar de Emelie Jonsson, Bianca Cruzeiro, Arvin Kananian y Anneli Martini, pero da la sensación que Pella Kagerman y Hugo Lilja han pasado a saltos por encima de estos personajes que representan la humanidad, el orden represivo y la verdad reprimida.
Aniara no es un viaje que te cambie la vida, pero está repleta de buenas ideas. Eso sí, recomendable verla un día tranquilo ya que su ritmo pausado y las reflexiones sobre la humanidad te pueden ayudar a terminar el día pensando que los humanos somos lo único que sobra de la tierra.
Firma: Javier S. Donate.
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