Título original: Muil
Año: 2018.
Duración: 19 min.
País: Bélgica
Director: Jasper Vrancken
Guion: Jasper Vrancken
Música: Pepijn Caudron
Fotografía: Hyun De Grande
Reparto: Matthieu Sys, Pascal Maetens, Myrthe Kramer, Pieter Piron
Perturbador y perverso terror psicológico.
El formato corto está de enhorabuena, Muil viene a engrosar la lista de obras que, aunque se nos presenten de forma abreviada, acaban convirtiéndose en CINE con mayúsculas. Y es que en esta ocasión el tamaño no importa. Le bastan y le sobran sus escasos dieciséis minutos, descontando los créditos, para explicarnos una historia sórdida y perturbadora. Evidentemente la cosa hubiera dado para más pero, como dice el dicho popular: lo bueno, si breve, dos veces bueno.
Richard, como la mayoría de humanos con dos dedos de frente, tiene una fantasía sexual. La suya intenta mantenerla en secreto: ser devorado por un animal. Continuamente intenta satisfacerla mirando fotografías de fauces de bestias salvajes. Decide pasar a la acción contactando con un tipo llamado Max que le ofrece la posibilidad real de cumplir sus sueños. ¿Se atreverá?
Con un aire entre triste y poético, pero no exento de exhibición de la cruda realidad, Jasper Vrancken se atreve con un rodaje complejo. Podemos estar de acuerdo que el resultado de explicar una historia así depende mucho del aire con que esté rodada. Ha optado por la parte más psicológica del asunto, aquella que insinúa en vez de mostrar, aquella que nos mantiene en tensión durante todo el metraje y aquella en la que a cada momento esperamos el susto de muerte que nos clave en la butaca. Por suerte, al omitirlo, hace que el espectador se involucre de manera algo más profunda, intentando captar todo lo que va a ocurrir, cosa que pasa bastante avanzada la cinta y que nos deja en perpetuo estado de excitación.
El guion, como habéis podido observar, es de altura. El hecho de que el autor sea el mismo director, hace que Muil se convierta en un ejercicio muy personal, captando quizá, los demonios interiores que, como casi siempre, acaban por aflorar de una manera o de otra. Nosotros encantados y el público esperamos que también.
Pero no solo de la historia come un corto, la música de Pepijn Caudronayuda a la digestión de todo, y lo hace de manera tenue sin casi percibirse. También nombrar la excelente fotografía, con cierto aire a la filmografía de Haneke, a cargo de Hyun De Grande.
La pareja protagonista, Matthieu Sys y Pascal Maetens, recrea una gran interpretación de dos seres que buscan algo más, algo así como alimento para sus mentes perversas. No nos olvidamos de la fulgurante aparición de una gran, en todos los sentidos, Myrthe Kramer. También nombrar al muy secundario Pieter Piron.
Para acabar destacar la excelente manufactura de un film que sin enseñar casi nada, nos deja mal cuerpo o, mejor dicho, mala cabeza. Estad atentos a futuras proyecciones, argumentos para recomendarlo no faltan.
Firma: Josep M. Luzán.
@Josep_Luzan
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