Título original: Crawl
Año: 2019
Duración: 87 min.
Director: Alexandre Aja
Guion: Michael Rasmussen, Shawn Rasmussen
Música. Max Aruj, Steffen Thum
Fotografía: Maxime Alexandre
Reparto: Kaya Scodelario, Barry Pepper, Anson Boon, Ross Anderson, George Sommer, Ami Metcalf, Morfydd Clark
Tan entretenida como inverosímil.
Pues ya tenemos por fin la nueva película de Alexandre Aja. Nos encontramos ante un survival de manual con muchas más ganas de mostrar unos elementos que den pie a situaciones rocambolescas que no a encontrar la lógica de todo el asunto. Esta película va por el camino directo, el de poner a una familia en una situación increíble (o por lo menos extraordinariamente difícil) y ver cómo se las apañan. Ningún problema con esto pero tal vez se debería haber repasado un poco el libreto y plantearse si se estaban pasando de rosca.
Haley hace tiempo que no habla con su padre, su hermana le dice que él no responde a sus llamadas y que un huracán va a pasar por su zona de residencia. Haley accede a acercarse por si todo va bien y se lo encuentra mal herido en el sótano justo antes de irrumpir un gigantesco caimán.
La película no está para muchas más presentaciones, tiene una duración que no alcanza los noventa minutos y en ella pasan muchas cosas de modo que va al grano. La línea argumental está planteada como si fuera un videojuego, repleta de fases y con una dificultad cada vez mayor y está perfecto, pero como decía antes, aunque este tipo de cintas de serie B se enfocan mucho más en el continente que no en el contenido vemos continuos saltos de fe para que la historia no se resuelva todavía. Auténticos milagros para que sus personajes no abandonen la casa y sigamos viéndolos pasarlas canutas. De esto hace uso y abuso llegando al punto de la autoparodia pero a la película esto le da igual y por tanto al espectador también debería darle.
Dirige Alexandre Aja (Las Colinas tienen Ojos, Horns) con su destreza y habilidad habituales, no se prodiga demasiado en escribir lo que dirige y tal vez en esta ocasión lo podría haber mimado algo más. Repite demasiado la penalizadora técnica del jump scare hasta el punto que más que tensión logra que esperes el bocinazo antes que al caimán. Creo que con el tiempo esta será una película menor del director pero que no por ello es menos disfrutable, si nos dejamos el cerebro en casa. El reparto es muy limitado, tan solo dos personajes de importancia, un perro y carnaza (pues no se les puede llamar personajes). Protagonizan Kaya Scodelario (Skins, Moon) y Barry Pepper (Campo de Batalla: La Tierra, La Milla Verde) con buena química entre ellos, sus personajes tienen una conveniente trama en el que el padre era el entrenador de natación de la hija y que ayuda a que todo sea un poco más inverosímil pero en esto los actores tienen poco que hacer.
La cinta es divertida pero un poco demasiado tonta. Si todos los personajes que aparecen sumaran medio cerebro la película duraría veinte minutos, pero tampoco hay que ser duros con ella, Infierno Bajo el Agua es una película de serie B (sin ser una mala cosa) y va a lo que va, pero siendo justos, tal vez se podría haber hecho un poco mejor.
Firma: Oriol Hernández.
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