Crónica Festival de Cannes 2019 día 6
En esta jornada la tónica general del Festival de Cannes no ha variado en absoluto. Grandes colas, gran ambiente y, ¿cómo no?, grandes películas de todo tipo, todo sea dicho. Nosotros, con los ojos como platos, intentamos absorber toda la información, que no es poca.
Nuestra andadura empieza con The Lighthouse de Robert Eggers (The Witch) apoyado en el guion por Max Eggers. Antes de entrar en sala ya nos habían advertido que The Lighthouse está posicionada como firme candidata a la película más salvaje de la presente edición del Festival de Cannes. Podríamos definirla como un viaje al fondo de la locura dentro de unas atmosferas agobiantes y cargadas al estilo de las imaginadas por el maestro Edgar Allan Poe. Tarda un poco en arrancar pero, como es habitual en el director, juega al terror psicológico utilizando un crescendo perturbador. El apartado interpretativo pronto lo tenemos explicado, tan solo dos actores: Willem Dafoe (Como Perros Salvajes, Anticristo) y Robert Pattinson (Crepúsculo, High Life). Old es un farolero que comienza a envejecer. La tranquilidad en la que parece que se va a sumir su vida se ve alterada cuando un evento sobrenatural llega proveniente de la costa. Un evento que tendrá relación con algunos de los mitos marinos más conocidos.
De todo tiene que haber en la viña del Señor. Decimos esto porque nos hemos atrevido a asistir a la proyección de Liberté, escrita y dirigida por Albert Serra. No sabemos ya si las obras del cineasta catalán son una buscada provocación o que su tipo de cine es así. Director aclamado en tierras galas, el film ha cosechado grandes aplausos de los asistentes que la han acabado, que han sido bastantes menos que los la han empezado. Nosotros, como valientes caballeros, hemos conseguido llegar al final no sin tener la boca abierta durante casi todo el metraje. En contraposición a unas bellas imágenes, todas rodadas en exterior, las escenas que van apareciendo son pura locura. Sexo de todo tipo, algo rudo por cierto, sado, abundantes fluidos y unos personajes que parecen sacados del circo del horror. Estos últimos están representados por actores, alguno de ellos por decirlo de alguna manera, ilustres. Empezamos con Helmut Berger (La Caída de los Dioses, El Padrino III), del resto destacar a Francesc Daranas y a Catalin Jugravu. 1774, unos años antes de la Revolución Francesa, en algún lugar entre Potsdam y Berlín ... Madame de Dumeval, el duque de Tesis y el duque de la varita, los libertinos expulsados de la corte puritana de Luis XVI, buscaron el apoyo del legendario duque de Walchen, un seductor y pensador libre de Alemania, un país donde reinaba la hipocresía y la falsa virtud. Su misión: exportar libertinaje a Alemania, una filosofía de la iluminación basada en el rechazo de la moral y la autoridad, pero también, y sobre todo, encontrar un lugar seguro para continuar sus juegos.
Nos dirigimos por tercer día consecutivo a las galas de Blood Window para asistir a la proyección mexicana El Diablo me Dijo qué Hacer de Alejandro G. Alegre (Los Infectados) que también se encarga del guion. Estamos ante una producción modesta pero que pone toda la carne en el asador en cuanto a calidad y soltura a la hora de explicarnos una historia perturbadora, sumamente fresca y entretenida, captando nuestra atención desde su espectacular inicio. Explicada así de forma sucinta, es como si nos metiéramos en la cabeza de un joven perturbado que persigue la confesión de un corrupto doctor, dando la apariencia de la cruel y sanguinaria venganza. Sabe muy bien mezclar la realidad con las ensoñaciones tanto de ese loco que anda suelto, como de su víctima. En las interpretaciones tenemos a Marcos Duarte, Micho Camacho, María Pura y Ángel Garnica. Un joven con problemas mentales secuestra a un médico dedicado a la venta de un seguro médico para que confiese sus pecados.
A continuación nos disponemos a ver la coproducción Suecia-Dinamarca llamada Koko-Di Koko-Da de Johannes Nyholm. “Entra mi esposa, sale Freddy Krueger”. El protagonista masculino de Koko-Di Koko-Da suelta esta ocurrencia después de trasladar a su esposa al hospital por una reacción alérgica, sin saber que el acontecimiento se repetirá en varias ocasiones. El cineasta sueco presenta una reinterpretación lúdica y festiva de la lejana Pesadilla en Elm Street (A Nightmare on Elm Street.Wes Craven, 1984) sobre un fondo de cruel bucle temporal al estilo de Atrapado en el Tiempo (Groundhog Day. Harold Ramis, 1993). Además, crea un pequeño teatro de sombras cuya distancia humorística contrasta con una estimulante rareza sádica que conecta con el tormentoso inconsciente de los personajes. Hablando de estos últimos, vamos con las interpretaciones. El elenco está formado, entre otros, por Peter Belli, Leif Edlund, Ylva Gallon. Cuando una pareja se va de viaje, para encontrar el camino de regreso, un artista de espectáculos y su séquito sombrío emergen del bosque, aterrorizándolos, atrayéndolos más profundamente en una vorágine de terror psicológico y slapstick humillante.
Acabamos el día con el film Share, escrito y dirigido por Pippa Bianco en su debut en el largometraje. Aborda un tema muy de actualidad, como puede ser el uso y abuso de las redes sociales, dónde se plasman todo tipo de, por llamarlo de alguna manera, atrocidades en aras a subir el nivel del target. Adolece de algo de ritmo y sobre todo acción. La situación es mantiene algo plana durante toda su duración, manteniendo la atención del espectador únicamente mediante una atractiva historia que se vende sola. Destacar que esta cinta deriva de un cortometraje, cosa que nos alegra, puesto que se demuestra que los pequeños proyectos pueden llegar a hacerse grandes. Con cierto aire hanekiano, Bianco logra algo bastante complicado como es aflorar los sentimientos de una adolescente casi sin palabras. En las interpretaciones nos encontramos con una espléndida Rhianne Barreto. La secundan de manera convincente Charlie Plummer, Poorna Jagannathan, J.C. MacKenzie y Nicholas Galitzine. Después de descubrir un video perturbador de una noche que no recuerda, Mandy, de dieciséis años, debe tratar de averiguar qué sucedió.
Parece poco, pero conseguir entrar en las abarrotadas salas se convierte en una odisea, pero como ya tenemos cierta experiencia, acaba convirtiéndose en puro placer.
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