Ojos Grises review
Título original: Ojos Grises
Año: 2018
Duración: 100 min.
País: Uruguay
Director: Santiago Ventura
Guion: Santiago Ventura, Gonzalo Palermo
Música: Santiago Ventura, Javier Ventura
Fotografía: Javier Ventura
Reparto: Cecilia Milano, William Prociuk, Rafael Soliwoda, Natalia D’Alena, Roberto Suárez
Original historia en un mundo sin esperanza.
El cine uruguayo se viste de gala para ofrecernos Ojos Grises, un western post-apocalíptico basado en una idea muy original y, por qué no decirlo arriesgada, obra de Santiago Ventura. Parece obvio que para expresar una historia en la que los colores son fundamentales, se haya elegido el cine para expresarla y es que de eso se trata, de ofrecer una variedad cromática inigualable de la que tiene la culpa Javier Ventura, encargado de la fotografía.
El señor Azul muere repentinamente y su preciado maletín cae en manos de Ana, una niña de doce años que, con la ayuda de sus dos protectores, Zeta y Jota, huye del lugar. Sorprendentemente, descubren que el maletín está repleto de una droga sintética altamente adictiva que, en este mundo donde los humanos solo pueden ver en blanco y negro, les permite volver a percibir los colores momentáneamente. Un doctor obsesionado con el control de esta droga perseguirá a los protagonistas. Poco a poco nos iremos dando cuenta de que Ana es especial y esconde un secreto que podría salvar a la humanidad.
La trama parece muy sugerente y se podría haber rodado de muchas maneras. Santiago Ventura escoge la más épica, aquella en que las bandas campan a sus anchas en un mundo distópico, sin esperanzas, eligiendo el camino más corto para conseguir sus objetivos. Aquel que no tiene miramientos y que podríamos resumir como: primero dispara y luego pregunta.
Lo heroico queda realzado con un buen ritmo, mamporros, algo de gore y unas escenas de acción que tienen el mérito de no utilizar efectos artificiales, cosa que adquiere más importancia tras ver el film, por la cantidad de estas que vemos durante su duración, que dicho sea de paso, excede algo lo deseable. Hay que tener en cuenta que lo que nos explica se aparta bastante del ya manido término “poético”, elemento que necesita gran cantidad de minutos, todo sea dicho, aunque tiene un ligerísimo toque en ese sentido. La culpa de esto último la tiene una soberbia Cecilia Milano que interpreta a Ana, enamorando a la cámara y a todo el que se le ponga por delante. No le hace falta mucho para expresar todos los sentimientos que recorren la cinta, como la desesperación, el miedo, el terror y, ¿cómo no?, la esperanza.
El resto del numeroso elenco cumple ampliamente. Destacar que los personajes parecen caricaturas sacadas de cualquier spaghetti-western que se os ocurra, dándoles, cosa bastante positiva, una elevada credibilidad. Nombraremos a William Prociuk, Rafael Soliwoda, Natalia D’Alena, Roberto Suárez y Santiago Senso.
Estamos ante una muy buena película que no abusa en exceso de eso que estamos hasta el gorro de ver en films post-apocalípticos. Prima más el mimo con que se explica una historia que tampoco deja de ser perturbadora. Podemos afirmar que el abanico de público al cual va dirigida es muy amplio, con lo que no tenemos miedo de recomendarla a todos los amantes de lo tenebroso.
Firma: Josep M. Luzán.
@Josep_Luzan
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