Miercoles 15 de Noviembre
La magia del cine ha invadido Molins de Rei y eso nos lleva directamente a la más pura diversión sin pasar por ningún otro estado intermedio. La organización se empeña año tras año en que todo sea así, y a fe que lo consigue.
Dejémonos de rollos y vamos al grano. Nos tenemos que vestir de etiqueta para asistir a la Sesión Retrospectiva y presenciar la obra maestra Funny Games de Michael Haneke, que también se hace cargo del guion. Rodada en 1997 supuso todo un shock para un público que se hacía cruces intentando clasificarla. La aproximación al terror es bastante evidente, pero es un terror muy particular que no tiene ningún ánimo en que el espectador bote de su butaca o pegue algún que otro grito. Haneke, como en toda su filmografía, juega con el público, le quiere hacer partícipe de una historia suculenta y salvaje en la que el protagonista principal se dirige a cámara buscando la complicidad de una atónita platea. Los intérpretes están extraordinarios todos ellos pero tenemos que hacer énfasis en la maestría de Arno Frisch (El Video de Benny) a la hora de recrear a un Paul disfrazado de buen chico. A su lado nos encontramos con una gran Susanne Lothar (La Pianista, La Cinta Blanca), un magnifico Ulrich Mühe (El Video de Benny, La Vida de los Otros), un superado Frank Giering, un correcto Stefan Clapczynski y un maravilloso Rolfi. Ane se dirige a su casa de verano junto al lago con su marido George y su hijo Georgie para desconectarse del trabajo. Poco después de instalarse, un par de jóvenes llaman a la puerta para darles la bienvenida a la zona, sin embargo, a pesar de las buenas palabras, atizan a George sin perder la sonrisa en su cara. A partir de ahí, los jóvenes confesarán a la familia que todo se trata de un simple juego: apuestan a la familia, a que al día siguiente, a las 9 de la mañana, estarán todos muertos.
Posteriormente a la proyección asistimos a una interesante Q&A con la participación de Arno Frisch.
Tras un breve descanso nos preparamos para la correspondiente Sesión Doble del día. Rompe el hielo Black Hollow Cage cuya dirección y guion corren a cargo de Sadrac González-Perellón. Estamos ante un film fantacientífico que no solo incluye viajes en el tiempo, sino elementos de home invasión al estilo de la comentada anteriormente Funny Games. Es de aquellos films en los que no hay término medio, o lo amas o lo odias. Su experimentación es evidente, hay tomas individuales que superan los cinco minutos y crean tal tensión que quedas exhausto. No hay miedo al silencio, todo esto le permite llegar a picos devastadores y, en cierta manera, hermosos. En las interpretaciones tenemos a Lowena McDonell, Julian Nicholson y Haydée Lysander. Alice es una niña traumatizada por la pérdida de un brazo, que vive en una extraña casa en mitad del bosque con la única compañía de su padre. Un día, Alice encuentra entre los árboles un extraño artefacto cúbico con la capacidad de cambiar el pasado.
Antes de proseguir decidimos darnos una vuelta por la Sala Gótica, no sea caso que se nos escape algo. Allí nos encontramos con la interesante proyección del film argentino Los Olvidados de Luciano y Nicolás Onetti. En el guion cuentan con la colaboración de Carlos Goitia. El slasher es un género inventado hace muchos años. Sin remontarnos a sus inicios, allá por los años sesenta, tenemos que recordar la mítica La Matanza de Texas (The Texas Chain Saw Massacre. Tobe Hooper, 1974) como una de las pioneras de la concepción más moderna del término y que inició un camino de no retorno. De la misma han bebido innumerables obras, pero su elevación a la categoría de obra maestra, la hacen un producto único e insuperable. Los Olvidados de los hermanos Onetti (Sonno Profondo, Francesca), camina en la misma dirección en cuanto a truculencia e historia escabrosa. Intentar acercarse a lo comentado anteriormente parece algo arriesgado, cuando no suicida, pero las imágenes que paulatinamente van apareciendo en pantalla te dejan mal cuerpo. Suponemos que ese fue uno de los objetivos iniciales del proyecto. Sin aportar mucha novedad en esta ocasión, el estilizado y bien construido guion logra que enseguida nos adentremos de lleno en un relato de puro terror. Su buen ritmo nos lleva de la mano, introduciendo en medio del horror unas historias paralelas que tampoco son excesivamente originales, pero ¿a quién le importa?, unos impactantes efectos especiales y de maquillaje nos introducen en un mundo donde la locura parece ser la cosa más natural del mundo. Al ser una obra muy coral, es difícil destacar a los protagonistas. No obstante nombrar a Victoria Maurette, Victorio D’Alessandro, Mirta Busnelli y Gustavo Garzón. Un grupo de personas, que se dirigen a la devastada Epecuen para rodar un documental sobre como las aguas se tragaron la ciudad y sus alrededores, quedan varados a causa de una avería en su vehículo. Pronto se darán cuenta de que tienen más de un indeseable vecino.
Ahora sí, volvemos a La Peni para continuar con la Sesión Nocturna. En esta segunda parte tenemos Tragedy Girls de Tyler MacIntyre. En el guion Chris Lee Hill, Tyler MacIntyre y Justin Olson. Saliendo de su argumento principal bastante original pero que tampoco sorprenderá, nos encontramos una advertencia, un aviso hacía donde estamos conduciendo los valores de esta sociedad, desde el punto de vista de unas adolescentes vemos como lo primario, lo básico de un ser humano va siendo distorsionado y desplazando principios como el respeto y la bondad a otros mucho menos necesarios como la popularidad, la aceptación de la masa y la egolatría por encima de todo. Y no es una hipótesis que te muestra esta cinta, esto ya está ocurriendo en nuestros días. Absurdos retos, pruebas o “bromas” a gente anónima campan a sus anchas por multitud de redes sociales con la aceptación de un target muy específico que no hace más que retro alimentarse. La película es, ante todo, una comedia de humor negrísimo, tomándose el valor de la vida con un cachondeo brillante. Pues en sus dos primeros tercios el humor es constante y muy ocurrente, las dos protagonistas están geniales y la historia, por pura locura exagerada, engancha al espectador totalmente. Gran mérito del éxito de la cinta se debe al trabajo de sus dos protagonistas, Alexandra Shipp (X-Men: Apocalipsis) y Brianna Hildebrand (Prism, Deadpool), por la relación de ambas, por lo bien que las trata el guion y por su buena interpretación. Por ahí está Craig Robinson (Juerga hasta el fin) y Kevin Durand (Dark Was the Night) en papeles secundarios pero con grandes momentos para ambos. Dos jóvenes amigas adolescentes son dos chicas alegres y amables, pero todo eso es una fachada, en realidad son dos sociópatas que disfrutan asesinando a quien les plazca, para que sus alter egos puedan sacar rédito haciendo sus propias investigaciones en las redes sociales.
Somos como chacales y no podemos evitar pasarnos otra vez por la Sala B del Festival para acabar el día viendo Jackals de Kevin Greutert. En el guion tenemos a Jared Rivet. Greutert, para el que no lo sepa, dirigió Saw VI, Saw VII 3D y Jessabelle. Como anécdota, los protagonistas de la ficción de ésta última se apellidan Laurent, no sabemos en este momento si ese supuesto homenaje iba dirigido a David Lynch (Lost Highway) o a Michael Haneke (Caché), por antigüedad tendría que ser el primero aunque tenemos que observar que Rivet escribió el guion en 2006, justo un año después que la película del director austriaco. Volvamos a Jackals, entre los actores nos encontramos con Deborah Kara Unger (Silent Hill, The Game, Payback), Stephen Dorff (Blade, Enemigos Públicos), Johnathon Schaech (Una Noche para Morir, Ray Donovan) y Jason Scott Jenkins (American Horror Story). Jimmy Levine es un desprogramador de personas captadas por todo tipo de sectas que ha sido contratado por una familia para recuperar a su hijo adolescente. Mientras está desprogramando al chico, se encuentra bajo el asedio de los sectarios que exigen que les sea devuelto.
Creo que no os podéis quejar, hemos dado buena cuenta de lo que ha dado de sí esta pletórica jornada, plagada de buen cine y con un ambiente extraordinario. Nosotros por allí en medio intentando no molestar demasiado, ya que aparte de realizar nuestro trabajo nos convertimos en un hooligan, gritando y pataleando como el que más. Si habéis visto a alguien así ya sabéis por dónde anda TerrorWeekend, yo por si acaso no me acercaría demasiado.
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