Hellions review


Título original: Hellions

Año: 2015

Duración: 80 min.

País: Canadá

Director: Bruce McDonald

Guión: Pascal Trottier

Música: Todor Kobakov, Ian LeFeuvre

Fotografía: Norayr Kasper

Reparto: Chloe Rose, Robert Patrick, Rossif Sutherland, Rachel Wilson, Luke Bilyk, Peter DaCunha

Los dulces niños también aterrorizan.


We were the wild children, cantaba Van Morrison refiriéndose a aquella generación nacida en 1945, año en que acabó la II Guerra Mundial. Otras generaciones han estado marcadas por diferentes estigmas. Los niños de Hellions también.

Estamos ante un film de difícil clasificación, cosa esta que a los humanos nos gusta enormemente. Es de terror indudablemente, pero dentro de ese género cuesta encontrar un subgénero que encaje perfectamente con lo que se nos quiere explicar. Esto tiene su parte positiva, como puede ser el factor sorpresa y la negativa que sería su indefinición, cosa esta última que es demasiado evidente. Su ritmo irregular impide que le podamos subir la nota.


Los trabajos anteriores de su director, Bruce McDonald iban en una muy buena dirección, parece que el paso del tiempo ha hecho que la simplicidad, hablando en términos elogiosos, ha dado paso a algo más barroco, dejándose por el camino algo de calidad. Pontypool, allá por el 2008, fue una bocanada de aire fresco en un tema tan manido como el de los zombis. Eso hacía presagiar un in crescendo en la obra de su director. Hellions parece que quiere llevarnos la contraria, la mayoría de las veces la cosa es mucho más simple.

Dora es una atractiva adolescente que regresa a su casa con una noticia bastante impactante. Es Halloween y mientras espera a su novio, unos niños con unos extraños disfraces se ofrecen al juego del truco o trato. Llaman insistentemente a su puerta, desgraciadamente no solo en busca de caramelos.

Entre las cosas a destacar están las excelentemente bien rodadas escenas oníricas bajo una espeluznante luna de sangre. Por lo tanto, la fotografía de Noray Kasper destaca sobre el resto de elementos que rodean la cinta. Otra cosa es que encaje dentro del confuso guion, cuya autoría recae en Pascal Trottier. No es que sea difícil de seguir, sino que es demasiado reiterativo, cosa que no tiene demasiada justificación.

Sigamos con los detalles más favorecedores. El siguiente es la música de Todor Kobakov e Ian LeFeuvre, da en la diana al adaptar viejas canciones infantiles que a base de su repetición llegan a convertirse en terroríficas. Un acierto por el desasosiego que se crea.

En cuanto a las interpretaciones, solo hablar cosas positivas de Chloe Rose, en su papel de Dora. Comedida en todo momento, no cae en el error de dejarse arrastrar de manera histérica ante situaciones en que la tentación de hacerlo parece demasiado evidente. Y ¿cómo no?, nombrar al gran Robert Patrick como el policía Corman. Su interpretación del malvado de turno en la ya un poco lejana pero igualmente mítica Terminator 2, marcó sin duda su carrera, convirtiéndose en secundario de lujo para regocijo de todos nosotros. Su estilo y su voz con inconfundibles.

Una obra menor que se deja ver. Tampoco creo que tenga más pretensiones que esa. Motivos para poder degustarla tiene.

Firma: Josep M. Luzán.
@Josep_Luzan