Título original: I Am a Hero
Año: 2015
Duración: 125 min.
País: Japón
Director: Shinsuke Sato
Guion: Kengo Hanazawa, Akiko Nogi
Música: Kohei Chida
Fotografía: Taro Kawazu
Reparto: Yô Ôizumi, Masami Nagasawa, Kasumi Arimura, Miho Suzuki
Zombies de la mano del terror y la diversión.
Una de zombies, así de sencillo y así de claro. La extensa legión de seguidores de ese subgénero dentro del terror se llevaría por delante, cual horda de enfurecidas criaturas, a los que intentamos resistirnos. Tenemos todas las de perder, pero si algo positivo tenemos esa minoría es cierta capacidad de análisis, y si nos encontramos ante un producto potente, no tenemos inconveniente, aunque sea en una ocasión, en cambiarnos de bando.
La intensidad y la diversión son las banderas de I Am a Hero, eso ya nos quita el aburrimiento de las plomizas tramas que rodean a algo, que visto tantas veces, acaba por cansar. Su frescura la hace diferente, arriesgando bastante por la cantidad de gore que ofrece, no como otras que siendo buenas películas, no ponen en la pantalla a ninguno de esos monstruitos, o lo hacen escasamente. Si se hace una de zombies ha de ser así, con todas las legiones de esos bichos campando a sus anchas.
Tenemos que empezar por agradecer a Kengo Hanazawa por haber creado, en principio en formato manga, una historia que tiene como protagonista precisamente a un dibujante de ese formato. Como no podría ser de otra manera lo hace destacando la poca suerte que ha tenido en su profesión. Debe ser como un mecanismo de defensa, porque supongo que les debe dar para vivir sobradamente, pero estamos hablando de algo un poco underground que sin duda ayuda a destacar la originalidad inicial de la historia. Resalto lo inicial ya que después se convierte en algo más mundano. Para mitigar esa sensación Shinsuke Sato nos ofrece un aluvión de escenas de acción, no rodadas de manera impecable, sino mucho más espectaculares a lo que estamos habituados a ver.
Hideo es un pobre dibujante de manga en un estudio más parecido a un cuchitril que a una empresa del ramo. Su novia, harta de sus promesas lo echa de casa, pero a las pocas horas acaba convirtiéndose en un enfervorizado zombie. Por si no lo tenía claro, al salir a la calle se da cuenta del principio del fin.
Si un film arrasa en las salas de proyección con vítores constantes y aplausos finales de larga duración, es que la gente se lo ha pasado pipa. Se ha reído, ha aplaudido, incluso se ha levantado de la butaca. ¿Qué más puede pedir un cineasta?, ¿el apoyo de la crítica?, creo que las que haya tenido negativas se las pasará por el forro, ha cumplido su objetivo: que el público haya disfrutado en sus más de dos horas de duración.
Nombrar a Akiko Nogi por haber sabido adaptar de una manera tan divertida la obra original, y es que no es lo mismo un cómic que una gran producción como la que estamos hablando. Sato se encarga, sirviéndose de ese magnífico guion, de realizar un gran espectáculo visual. Makoto Kamiya es el responsable de los efectos visuales, y estos, como podréis comprobar tienen capital importancia por su cantidad y también por su calidad. No olvidar tampoco la excelente fotografía de Taro Kawazu.
En cuanto a las interpretaciones, nombrar al protagonista Yô Ôizumi. Tiene poco aspecto de héroe, pero ahí está la gracia, que la transformación sea al mismo tiempo evidente y sutil.
Para acabar decir que es espectacular y sumamente divertida. No se puede añadir nada más.
Firma: Josep M. Luzán.
@Josep_Luzan
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